Gaceta de Tenerife,
página 1:
“El encuentro de ayer entre Tegueste y Tejina contra Santa
Cruz, fué muy interesante por lo variado y pródigo en encuentros emocionantes.
Hubo 31 luchas ganando Santa Cruz 18.
Se distinguieron de esta Capital en primer lugar Diego Guerra Brito que venció a Canino, Domingo González, Victoriano
Rodríguez y F. Santana.
Eusebio el Herrero
ganó las luchas contra Marcelino Dorta
y F. Melián. Déniz que logró derrotar al Merlo
y a Angelito.
José Martín (Sopo)
ganó tres luchas: Liborio Pérez,
Severiano Jiménez y Agustín Darias. José Reyes estuvo como siempre hecho un coloso; ganó a Emilio Rivero, a José Alvarez y al poderoso Francisco
Hernández (el de la caldera).
Del bando de Tegueste y Tejina fueron aplaudidos Indalecio González (que ya se había
distinguido el domingo anterior) quien ayer ganó tres encuentros; Juan Díaz que ganó otros tres y Emilio Rivero que venció en un
emocionante encuentro con Déniz.
Asistió numerosa concurrencia”.
Diario de Tenerife,
página 2:
“Ayer devolvió la gente de Tegueste y Tejina la visita que
el Domingo le hicieron los luchadores de esta capital. Y lo mismo que la
luchada celebrada en aquel último pueblo, fué la que hoy reseñamos, un
encuentro animadísimo, variado, exento de paréntesis fastidiosos; desfilaron
los luchadores de Tegueste y Tejina como discípulos aprovechados de una mano
maestra y tuvieron la suerte los de Santa Cruz de salir una vez más airosos en
el pugilato de arte y fuerza del deporte canario, entusiasmo y admiración no
solo de los hijos del país que lo queremos como cosa nuestra que es, sino también
del elemento peninsular y extranjero entre los que hay muchísimos fervorosos partidarios
y enamorados de la esbeltez, fortaleza y originalidad de los lances de la
lucha.
¿Héroes de la tarde? No permite el tiempo escaso de que
disponemos señalar detalladamente los méritos de cada uno. Por otra parte,
luchadores como José Martín Sopo no necesitan ponderación; su trabajo, vencido
o vencedor, lleva impreso siempre el sello del maestro; sus tres o cuatro
luchas de ayer fueron dignas hermanas de aquellas otras que tuvieron como
testigo el pueblo de Tejina.
José Reyes, Déniz, Eusebio son figuras que honran a la
sociedad Fomento, yunque en el que han sido forjadas las burras trágicas, las
caderas triunfantes.
Diego Guerra Brito estuvo ayer... brutal; casi no ha habido
tarde en la que este muchacho, nacido sin duda para la lucha canaria, no haya
conseguido un éxito; el triunfo de ayer tarde, sin embargo, solo puede
compararse con el que obtuvo en el Teatro Viana la tarde del 11 de Febrero o el
obtenido en esta misma Plaza la tarde del 4 del corriente. Con un dominio y poder grandísimos y una
sangre fría que debe ser la desesperación de sus adversarios, Guerra Brito ha
conseguido con unas luchas, que ni él mismo entiende, las mayores explosiones
de entusiasmo en el público. Más que las
luchas ganadas, sus defensas contra el poder de Marcelino Dorta que se salvó
milagrosamente del naufragio, fué el soberbio remate que Brito puso en su
despedida a la brillante temporada que ha realizado.
Simeón y Angelito, dos joyas admirables en lo que la lucha
tiene de artístico, nos proporcionaron con un desafío de cinco luchas, unos
minutos de gratísima emoción; ágiles, sagaces, valientes, los dos luchadores hicieron
verdaderas filigranas en sus encuentros quedando vencedor Simeón Morales por
una lucha de ventaja.
Indalecio González y Juan Díaz, de Tegueste y Tejina,
estuvieron afortunados, siendo, muy aplaudidos. Y por último justo es que
conste aquí el magnífico juego de caderas del encuentro entre Deniz y Emilio
Rivero, soberbia disputa entre el maestro casi veterano que todavía hace honor
a sus buenos tiempos y el joven principiante aspirante ya (y camino va de
conseguirlo) a uno de los primeros puestos.
La primera lucha de la tarde la ganó Francisco Mesa, contra
Andrés Hernández; ya era hora de que este muchacho que sabe luchar y defenderse
gustara las mieles de la victoria.
Indalecio González que también dejó bien sentado el pabellón
de Tejina el Domingo anterior, continuó su carrera victoriosa venciendo a
Francisco y a Juan Mesa y al notable Manuel Ríos.
A Manuel García le parece demasiado triunfo el de Indalecio
para un muchacho que empieza; da en tierra con Indalecio en una defensa de
muslo y perece ¡ay! víctima de su acometividad y del inmenso poder de Alvaro
Canino.
Este vence también á Leonardo, el Surdo, el cual es
sustituido por Diego Guerra Brito, que vence á Camino.
Agarra después con Domingo González; surge la burra marca
Brito y como no es suficiente, Diego Guerra recurre a otra cosa de su invención
y derrota a González. Un entusiasta aficionado que está a nuestra lado le
pregunta al soberbio luchador: Guerra ¿qué lucha es esa? Y Diego, el propio
autor, medita un poco para contestar sonriéndose: ¡Qué se yo!
Cayó también V. Rodríguez y agarra después con Brito el afamado
Santana, inicia éste la lucha queriendo levantar a su contrario y quedó trabada
poderosa como un garfio la burra; fueron unos segundos memorables: resistió con
alma Santana tres, cuatro, varias sacudidas de su adversario hasta que perdidas
las fuerzas tuvo que ceder a la presión del terrible tentáculo que le
aprisionaba la pierna. Santana, vencido, fue aplaudido con mucha justicia.
Al fin Diego Guerra cayó, como caen los valientes, a manos
de Marcelino Dorta.
Eusebio García gana dos luchas contra Dorta y Francisco
Melián y fué vencido por Juan Díaz.
Caen también Cedrés y Francisco González.
Mariano Cabrera, inteligente busca el modo de derrotar a
Juan Díaz para caer después a los pies de Victoriano Rodríguez el Merlo.
Victoriano y Angelito, que salió después, encontraron la
muerte entre los brazos de Déniz.
Y fue entonces cuando presenciamos un discutidísimo juego de
caderas entro Emilio Rivero y Déniz, ganando Rivero.
Desde la tarde de Tejina tenía José Reyes clavada una
espina; ayer consiguió sacársela, venciendo a Rivero; después tiró con gran
dominio a José Alvarez y a Francisco Hernández y se retiró satisfecho de haber
cumplido con su deber.
Adrián venció a Liborio, pero como el Tribunal tenía dudas
volvieron a agarrar y fue entonces Liborio el vencedor.
Manuel Mora pone en jaque con un ataque rápido a Liborio,
pero el Indio hace tiempo que tiene el santo de espaldas y fué derrotado.
José Martín vence dos veces a Liborio (por ordenarlo así el
Tribunal) y se retira después de derrotar también a Severiano Jiménez y a
Agustín Darías.
La última lucha de la tarde la ganó Salvador Guerra contra
Pedro Rodríguez.
Fueron los encuentros 31, ganando Santa Cruz por 6 de
ventaja.
El público, bastante numeroso, estuvo correcto y complacido
tributó aplausos a uno y otro bando, acatando dócilmente las decisiones del
Tribunal que dicho sea de paso y sin que ello signifique censura que pueda
molestar, no estuvo ayer justiciero al ordenar nuevos agarres en luchas
perfectamente decididas.
De algún incidente particular, hijo del apasionamiento, no
queremos hacernos eco.
De la sensatez y del entusiasmo de los directores de los
partidos que vienen y van a medir noblemente sus fuerzas hay que esperar que no
se interrumpan estos torneos, en los que todos son admirados y aplaudidos con
la lealtad característica de nuestra tierra”.
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A perdonar la extensión, pero creo que merecía la pena
comprobar la importancia que se daba a estas crónicas. ¿Ha perdido el
periodismo con el paso de los años? Sí, son otros tiempos. Dejémoslo así.
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