lunes, 24 de mayo de 2021

61. Trabajo sabatino

Estoy empeñado en contradecirme. Cuando descanso los fines de semana en los quehaceres blogueros, viene a resultar que rompo el esquema de la feliz vida jubilada y me sumerjo en una vorágine laboral inusitada. Te lo explico:

Me levanté temprano. Y te preguntarás qué necesidad tengo yo de sacrificios tales. Pues sí. El coche, que cumple ahora quince años –por supuesto que ya no debo nada a los bancos por el Terracán– debía pasar la pertinente revisión en la ITV. Me fui para La Gañanía –no, la vacunación es en otra calle, en la sede del Recinto ‘Imperial’, que decía cierta conocida– y cuando llegué, a las ocho de la mañana, ya había cola. Menos mal que cuando el operario de rigor abrió la puerta de la oficina, preguntó quiénes tenían cita previa concertada y como era yo uno de ellos (solo tres del amplio grupo), pude despachar rápido el trámite. Hasta ahora (toco madera) no ha tenido el fotingo contratiempo alguno al respecto. Además, iba presumiendo de zapatos delanteros nuevos y solo le faltaba tocar la pita él solo. Vamos, como si fuera de La Leti. Qué monárquico. Gracias, tocayo Farráis, por la bobería. Nosotros somos así.

Tras el desayuno –y las pastillas para la tensión– y observando que el tiempo atmosférico no estaba para demasiados trotes por la calor, me dio por sumergirme en las hemerotecas de las dos universidades canarias. La tranquilidad de hacerlo desde casa no tiene precio. Tendré que indagar en La Orotava, pues en su Biblioteca Municipal existe una buena colección de publicaciones periodísticas y deben hallarse ya digitalizadas. Como el Casino de La Dehesa (o Las Dehesas), la Sociedad Valle de Taoro, cumple el 8 de abril de 2022 su primer centenario, siempre es bonito recordar pasajes de años idos. De cuando Florencio Sosa, Sabas Pérez Correa y tantos otros dieron lustre a este barrio portuense y la prensa de la época reflejó en sus páginas las actividades llevadas a cabo por aquel entusiasta grupo de deheseros.

Como ya no tengo chicos que atender –mi mujer y yo no estamos ya por la labor, ni faltita que nos está haciendo– me paso las horas delante de la pantalla del ordenador en la tarea que denomino “buscando boberías”. Y algunas curiosidades guardo en un carpeta que titulé Varios periodísticos, dentro de la cual se puede uno tropezar con aconteceres habidos en los pueblos del Valle (también de San Juan de la Rambla), reseñas de algunos personajes y, en fin, averiguaciones que te reconfortan el espíritu.

A las once, el cortado. ¿Costumbre? ¿Vicio? Lo que quieras, pero es norma de obligado cumplimiento. Luego, entre pitos y flautas, la una y media. A comer. ¿Siesta? Siempre. Después puse en orden algunos recortes de la década de los años veinte del pasado siglo. Me llamó la atención la crónica de una interesante velada en el Casino antes mencionado, de mayo de 1928, que en nada debe envidiar cualquier evento de ahora mismo. O la visita del Obispo de Tenerife, Fray Albino, al barrio de Las Dehesas en marzo de 1926: “El ilustre dominico con sus albas vestiduras caminaba sonriente entre la multitud, cual Jesús en otros tiempos, y con una sencillez y dulcedumbre que pasma, departe amablemente con todos: hombres, mujeres y niños”.

Miro el reloj y casi las cinco de la tarde. Ponerme una ropa más decente y para San Juan de la Rambla. Allí, en su Centro Cultural, tenía lugar el acto solemne del nombramiento como Cronista Oficial de aquella Villa, cargo que ocupará el amigo Pedro Ángel Gómez Barreto, cuya semblanza bien glosara el también amigo Salvador García Llanos. Ejerce de maestra de ceremonias María del Pino Fuentes, quien días antes había llevado a cabo idéntico cometido en la presentación de El Legado en la Casa de la Cultura de Los Realejos. Vamos, que vino a servir de auxilio (¿ socorro?) a quien la prologara, Fidela Velázquez, por las razones, lo espero, esgrima la concejala realejera en la sesión plenaria de este mes de mayo (próximo jueves). ¿Cómo que no lo sabías? Que sí, vetaron su presencia. ¿Mala educación? Ojalá fuera solo eso. Censura en toda regla en pleno siglo XXI. ¿Y no dimite siquiera por decoro y prestigio de la política? No me hagas reír.

Pedro lo hará bien. Llevará con dignidad y orgullo su cometido. Porque es un currante. Y cuando a ello se une su infinito amor por cada rincón ramblero, tendremos en él un excelente mecenas de un legado histórico de incalculable valor. El acuerdo unánime habido (sesión plenaria del ayuntamiento) pone de manifiesto, de manera bien significativa, que la designación de su persona, para un cometido de tan alto honor, ha sido correcta, pertinente y adecuada.

Como algún vínculo tengo también con ese noble pueblo, sepa usted, estimado amigo, que si en algo puede este viejito echar una mano, cuente con ella. Déjeme libre la otra aunque sea para agarrarme por si doy algún traspiés. En fin, reitero mi enhorabuena y feliz inicio de la travesía. Si de sus logros puedo ser testigo, doblemente satisfecho.

Para finiquitar el sábado, tuve que volver por San José e Icod el Alto. La cola que había en la autovía no era ni normal. Otra razón más para sumar a esa reivindicación de que el tramo pendiente (El Castillo-Las Aguas) es asunto mucho más que urgente. ¿O no?

No hay comentarios:

Publicar un comentario