En La Prensa
(número 2236, año VII), y en su página 2, con este titular: La fiesta regional,
la lucha de ayer.
“Entrada regular. El público, impaciente por el retraso en
comenzar el espectáculo, se lamenta de la falta de puntualidad de los señores
de la Comisión. (Pitos... imaginarios.)
Y comienza la faena con bastante desánimo en los luchadores
y en el público. Falta un juez de campo, y hay que improvisarlo. Pero al fin
aparece, risueño y placentero, Luis Delgado, con la plana mayor del partido, y
lo que el Señor Figueredo, impaciente, creía que iba a ser una función de
ánimas, se convierte en una lucha con todas las generales de la ley. (¡Rabien
los que faltaron ayer, por no sabemos qué tiquis-miquis de partido!)
Los chicos de
Tegueste (unos mozos noblotes, coloraditos y muy amables), vienen dispuestos a
demostrar que los discípulos de Rivero no les van en zaga a los del Sopo. Y
pelean con una bizarría y un heroísmo verdaderamente espartanos.
Rivero nos tenía reservada una sorpresa: el debut de Liborio
Pérez como luchador de la más clásica escuela teguestera. ¡Bravo, por el
bisoño! ¡Eso es tener coraje en el pecho y confianza en los puños! Derriba a
Déniz, el coloso de la cadera, y a otros dos de lo más granadito. Y Liborio
imperturbable con su moña caída, que resulta ser una cresta de gallo fino…
Cae, por último, en sensacional encuentro con Guerra Brito,
que se consagró como una de las primeras lumbreras de la lucha. Ya decíamos
todos que este joven lampiño y algo cazurro era de cuidado.
Guerra y Liborio fueron los hombres del día. Y que perdonen
los maestros si decimos también que fueron lo mejorcito de la tarde. ¡Bien por
las criaturas!
Ahora quisiéramos dedicar los debidos elogios a los demás
campeones, que hicieron faenas admirables, pero que nos perdonen si omitimos
nombres y detalles, en atención a los apremios periodísticos. Baste decir que
todos rayaron a gran altura; que todos nos hicieron pasar unas horas
agradables.
Los desafíos finales, brillantísimos. ¿Se puede pedir más
por una peseta, que aquellos soberbios, estupendos, monumentales juegos
relámpagos entre Angelito y Manuel Mora? ¡Magnífico, jóvenes terremotos!
Como era de esperar, Angelito, el fenómeno lagunero, quedó vencedor en el desafío.
Y no hubo más... ¡Ah, sí! Hubo que los dos partidos se
dieron cita para el domingo en Tejina, donde, además de lucha, parece que habrá
unos sabrosos chernes y un excelente mojo-picón para seguir fomentando las
energías de la raza y la afición a los sanos deportes regionales.
Será un día de grata expansión para los dos partidos.
Celestino y Adolfo González, principales organizadores de la
tournée, se prometen un éxito
completo.
Por de pronto, parece que aquellos amigos aspiran a fomentar
el turismo allende Las Canteras.
Y esto, a la verdad, no puede ser más patriótico.
¡¡¡A Tejina, pues!!!
Firma: Uno de las gradas”.
Y en Diario de
Tenerife, página 2, a modo de adelanto:
Deportes: luchas canarias
“El encuentro de luchas canarias celebrado ayer en la Plaza
de toros ha sido uno de los mejores organizados hasta la fecha.
Tomaron parte en este encuentro la Unión de luchadores de Tegueste y Tejina capitaneados por el viejo
maestro del deporte regional señor Rivero y el Fomento de luchas canarias, de esta Capital, a cuyo frente figura
el notable luchador José El Sopo.
Como hemos de publicar la acostumbrada y detallada reseña
del espectáculo, nos limitamos solamente a decir hoy que las luchas de ayer
fueron interesantísimas, no solo porque en ellas tomaron parte famosos
luchadores de Tegueste y Tejina, sino porque desarrolláronse emocionantes
luchas, que despertaron enorme emoción entre los muchos aficionados.
Resultó vencedor el Fomento de luchas canarias, de esta
Capital, por 18 luchas contra 14.
Asimismo, resultaron interesantísimos los desafíos
verificados entre el notable luchador lagunero Angelito con el de esta Capital El
Indio y entre José Mesa y Victoriano Rodríguez”.
(continuamos mañana)
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