jueves, 16 de septiembre de 2021

130. Es mucho hombre (y 2)

Ocupa entonces el lugar del caído Aureliano Albertos, hermano del conocido y ausente Tomás Albertos el tremendo contrincante del famoso cerreo (?) emigrante también de nuestra tierra.

Aureliano deja bien puesto su apellido venciendo a Victoriano Rodríguez, a José Darías y al ya veterano luchador Indalecio Reyes.

Los triunfos de Aureliano, los detiene Juan Díaz que se apunta también las luchas contra Manuel G. Reyes y J. Mesa.

Manuel García sale decidido a quitar la lucha de ventaja que lleva el partido contrario y lo consigue venciendo a Díaz. Después agarra dos veces con Camino hace una defensa de padre y muy señor mío, pero al fin pierde la lucha. Y van...

Aparece en el terreno el vengador de García ¡cosas del destino! Leonardo se da el gusto de remolinear a Camino, y como no basta el remolino, emplear su tremendo toque para atrás.

Cayó Camino y cayó también a manos de Leonardo, el forzudo Severiano Jiménez. Agarra un par de veces Leonardo y Juan Martín Ramos, y se retiran a descansar.

Adrián de León, que hace tiempo tenía el santo y el tribunal de espaldas, ganó ayer dos encuentros, que afortunadamente no le fueron discutidos, contra A. Gómez (Magdalena) y Francisco Perera.

Indalecio González, agarra con Adrián; abre Indalecio el compás de sus piernas, busca la corva de Adrián que rápida se escabulle y al fin traban lucha que gana Indalecio.

Indalecio es vencido por el poder de Eusebio García el Herrero, y se retira después de su defensa, exclamando: ¡Es mucho hombre!

Sale entonces un luchador bueno y poderoso: Melián Rivero. Lo levanta Eusebio varias veces sin conseguir rematar con arte sus esfuerzos y es derrotado por una bonita lucha de Melián.

Nos acordamos de las palabras de Indalecio acerca de Eusebio y repetimos: Es mucho hombre.... pero es mucho más hombre que luchador. Y Eusebio, si quiere, dicen los inteligentes, podría ser las dos cosas.

Y llega entonces el momento de la actuación de Mariano y los expectadores [sic] se preparan para los grandes acontecimientos. No quedaron defraudados.

Mariano y Melián, buena pareja; Mariano ataca decidido y casi se lleva un disgusto; agarran de nuevo y cae Melián víctima del cango famoso.

A Melián le sustituye el héroe de la lucha de Tegueste, Agustín Gómez. Mariano lo levanta con todo el peso de sus laureles del domingo anterior y Agustín se retira vencido, dejando el paso a un compañero que comienza, puede decirse, a luchar y ya es temible: Liborio Pérez.

Liborio no pierde el tiempo amaga y levanta a su enemigo y queda trabado el cango. Mariano se afirma y después da el salto incomprensible, el salto de la muerte, señalándose Cabrera un triunfo mas, siendo justamente ovacionado, pero todavía hay algo mejor; su lucha con Emilio Rivero.

Rivero quiere deshacerse de su adversario arremete con ganas y consigue poner a Mariano al borde de la derrota; pero allí es donde Mariano se muestra más luchador, entonces es cuando doblando la cintura toca habilidoso con su pie el del contrario para obligarlo a caer abrazados y confundidos en un momento que dice todo lo hermoso de la lucha canaria, brava, esbelta y original, fuerte sin dejar de ser elegante y artística.

Mariano y Emilio Rivero agarran varias veces más, sin decidirse la lucha.

José Alvarez, del partido de Tegueste y Tejina, se desquitó el domingo de toda la desgracia que hace tiempo le persigue.

Venció con todas las de la ley, y fué muy aplaudido, a Cedrés, a Déniz y a Francisco González.

Juan Martin Ramos da en tierra con Leonardo, y se encuentra frente a José Martín Sopo.

Unos minutos y Juan Martín Ramos cae a los pies del Sopo.

Después se efectuó el encuentro que no llegó a decidirse: José Martín y Francisco Hernández.

Cierto; la lucha no llegó a decidirse; Francisco Hernández es un coloso de poder que ha luchado mucho, y si no está para hacer filigranas, tampoco quiere caer como un muchacho nuevo; por esto se limita a esperar. Y por lo mismo fueron inútiles por esta vez el arte y la destreza del Sopo, que si no tiró a Pancho, levantó al público con una soberana palmada y lo volvió a sentar desplomado de admiración y entusiasmo con un remolino de maestro”.

Pero, antes (día 2), también La Prensa, página 2, nos relataba:

“Aristocratizándose más cada día nuestro hermoso deporte regional, ayer se celebró una interesante lucha corrida en el Salón Nivaria. Midieron sus fuerzas el partido de esta capital y la coalición Tegueste-Tejina, que acaudillan Emilio Rivero y Pancho Hernández, presentando ambos equipos algunos luchadores jóvenes que dieron mucho juego y mantuvieron latente el interés del público durante la primera parte del espectáculo.

Hubo después magníficos encuentros entre los maestros del arte, sobresaliendo los formidables garabatos de Mariano Cabrera, dos luchas eminentemente clásicas del Zurdo y las inesperadas proezas que hicieron el Merlo y José Alvarez, pertenecientes al partido de La Laguna estos dos últimos.

Después de una habilísima lucha del inimitable José Martín, que venció al Guarda, salió Pancho el de la Caldera a vengar el gran remolino que le propinó en Tejina, sin que ninguno de los dos cayese, a pesar del arte que derrocharon.

El resultado del encuentro fué de 16 luchas para el partido de esta capital, por 14 que se apuntó el de Tegueste y Tejina.

En ambos partidos quedaron varios luchadores sin caer”.

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