¡Los luchadores!... ¿Qué decir de los luchadores, que no
resulta pálido ante la realidad? Los muchachos comprendieron que en momentos
tales había que agotar el repertorio, e hicieron un verdadero derroche de facultades.
Hubo un debutante, Indalecio González, de la escuela de
Rivero, que dejó a gran altura el establecimiento. Y de los consagrados en el
arte citar nombres y proezas sería llenar un montón de cuartillas.
Colosales, geniales, inmensos como siempre estuvieron
Rivero, Reyes, Mariano, Déniz, Angelito, Guerra, Martín, y todas las demás
eminencias del partido.
Hubo un encuentro entre Déniz y Rivero verdaderamente
sensacional y un remolino de José Martín, al atlético Pancho Hernández, que
hizo estremecer de asombro y de admiración a todo el público. ¡Bravo,
estupendo, inconmensurable, señor don José. Ya sabíamos que era V. un artista
de recursos supremos, pero remolinear a un hombre en esa forma, con esos
arrestos y esa elegancia, no lo hace más que usted, solo usted! Y perdónenos
que le tratemos de usted, porque desde ayer merece el tratamiento de categoría.
Fué, sin duda, esta lucha la mejor de la tarde. Y no
quisimos ver más, porque hubiera sido profanar el recuerdo de ese inolvidable,
fenomenal, maravilloso remolino, llamado a pasar a la historia como uno de los
episodios más famosos que se han visto en el terrero, y que acaso no vean más
ni las presentes ni las venideras generaciones.
Desde hoy, señores de Tejina, habrá que modificar la copla
popular, y decir únicamente:
San Mateo está en la Punta, / y San Juan en Bajamar; / ¡José
Martín en Tejina!... / cada santo en su lugar.
Ved ahí cómo, sin pensarlo ni quererlo, hubo ayer una
verdadera coronación en Tejina. ¡La coronación de Pepe el Sopo, como el más
genial e inmortal de los luchadores.
Y hasta otra.
Firma: Un turista
Y en El Progreso,
página 2:
“La lucha de Tejina, bajo la firma de Morrocoyo
Muchas personas que concurrieron ayer al pueblo de Tejina
para presenciar la lucha anunciada entre los luchadores de la sociedad de esta
capital y los de aquel pueblo, hallábanse entusiasmadas del resultado del
espectáculo y en general del buen día que se pasó alegremente en el pintoresco
local habilitado de terreno.
Se situó éste en la finca que habita nuestro querido amigo
D. Adolfo González frente a la casa misma y en una explanada sembrada de
laureles, desde donde se domina buen trozo de la vega y el mar.
Reinó durante todo el espectáculo la mayor cordialidad entre
los luchadores que a pesar de que procuran darse buenos batacazos, supieron
amorosarlos con buen vino y hubo encuentros sensacionales y emocionantísimos,
sobre todo varios de Rivero con Déniz y de Pancho Hernández con Pepe el Sopo.
Se reveló ayer un luchadorcito nuevo llamado Indalecio,
discípulo de Emilio Rivero, que dejó en buen lugar el pabellón del famoso
Secretario de Tegueste.
Hubo folías por todo lo alto, isas, vino y sol.
Todos los forasteros se hacen lenguas de la proverbial
hospitalidad de los tegineros [sic] y especialmente de la cortesía y
caballerosidad de nuestros amigos los Sres. González y Rivero, cuya casa fué
ayer de todo el mundo.
La gorda y placentera cara de Pepe Cruz irradiaba ayer como
un sol”.
Por último, Diario de
Tenerife, página 2:
Luchas canarias
“En el pintoresco pueblo de Tejina se celebraron ayer las
anunciadas luchas entre la Unión de luchadores de Tegueste y Tejina y el
Fomento de luchas canarias, de esta Capital, resultando vencedor este último
equipo.
Numerosos aficionados de esta Capital y de La Laguna
acudieron al interesante partido de luchas celebrado ayer en Tejina”.
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Hasta la próxima semana, en que seguiremos fisgoneando
(hurgando), porque, y salta a la vista, fue prolífica la información
relacionada con la lucha canaria en esta década (1910-1919), que venimos
desmenuzando en este blog y gracias a que cuento con la complicidad de algunos
lectores. Agradecido.
¿Del periodismo actual? Me voy a callar, que no es saludable
mear pa´rriba.
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