De Leoncio Rodríguez, fundador y propietario del periódico
en cuestión, estas líneas:
“Sus juegos, sus ejercicios y aficiones han conservado en él
la fortaleza, agilidad y resistencia que dieron fama en el mundo a los isleños
y que se revelan todavía en su diversión favorita: la lucha.
La lucha canaria reúne los atractivos y emociones de un
ejercicio heroico, clásico y bello.
La lucha es la fuerza al servicio del ingenio del combatiente,
la hidalguía del vencedor con el vencido, la sutileza y la bravura, el combate
duro y empeñado, sin sangre y sin holocausto, y tras del combate la mano que se
tiende generosa y caballeresca para recoger al caído, y el abrazo de paz y
fraternidad como remate triunfal.
La lucha debiera erigirse en espectáculo predilecto del
pueblo, en nuestro deporte por excelencia, socorrido por su arte, su
plasticidad y su intenso grado de emoción. Así evitarías el que se aclimataran
en este país aficiones incultas y sanguinarias, que pervierten el gusto y hasta
el instinto y los sentimientos de la muchedumbre”.
Y de Diego Crosa y Costa (Crosita), estos versos:
Siempre será sano el hombre / que tenga, como el isleño, / la lucha por
ejercicio / y el gofio por alimento.
Más vale maña que
fuerza, / dice un refrán español; / por eso vence Angelillo / al más recio
luchador.
En La Laguna Andrés Rosas, / en Tegueste los Riveros, / en
Santa Cruz Marianito... / ¡que les traigan los herreños!
De nada sirve el desvío
/ en lucha con la mujer... / si tiene buena cadera / nos hace dar un
traspiés.
Una palmada por dentro,
/ un cango y un remolino; / el que sabe las defensas / tumbar puede al enemigo.
A nuestra lucha le dicen / los que la elogian sport; / si es canaria, ¿por qué el
nombre / no ponerle en español ?
Reyes, el rey del
terrero, / levantando, maravilla; / lo mismo suspende un hombre / que un par de
balas de harina.
No hay vencedor ni vencido / en la lucha de Canarias: / tras
la brega beben juntos / y como hermanos se abrazan.
Las muchachas de Los Llanos / avergüenzan a sus novios, / porque
ni con zancadillas / consiguen tirar
al Sopo.
Para un luchador garrarse
/ y en el terrero vencer, / debe,
ante todo olvidarse, / del vino y de la mujer.
El Guarda con una burra/ luchando ayer me tiró, / y otra
burra en el camino / por el cuello me sacó.
No hay grados en los que luchan, / pues, he visto que se
agarran / un Herrero y un Obispo, / un Capitán y un Brigada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario