miércoles, 31 de marzo de 2021

21. Disección

Viajo otra vez, virtualmente, a La Gomera. Si ayer estuve echando una mano a Casimiro en levantar los muros de los bancales ─ya los sembraremos cuando haya tiempo o la crisis se agrave─ hoy me gustaría recordarle cuatro boberías, porque me da la impresión de que comienza a olvidarse de ciertos pasajes de años idos. Claro, lleva tanto en la política que es normal que le ocurran estos deslices.

Saben ustedes, estimados, a la par que escasos, lectores, que el pluriempleado Curbelo nos dedica cada domingo una homilía, en la que suele silbar sus logros y su inestimable aportación al resurgir glorioso de estas minúsculas peñas atlánticas perdidas en la inmensidad del océano. Son varios los periódicos que se hacen eco de los pensamientos curbelianos, por lo que, muy a mi pesar, me he convertido en un seguidor más. Como lo fui hace tiempo de Wladimiro Rodríguez Brito, quien también expresa por escrito –amén de sus excursiones radiofónicas– sus grandes conocimientos de todo lo relacionado con el agro isleño.

A ellos (ambos dos, que diría un amigo) debo reconocerles que no suelen ir descaminados en sus respectivos enfoques. Y del palmero no tengo la menor duda de que se curra sus artículos y que sus planteamientos no admiten objeción. Si acaso, y no es poco, el que olvide, con más frecuencia de la estrictamente necesaria, su paso por la política activa, ostentando cargos públicos, cuya responsabilidad y dedicación, durante bastantes años, bien merecieron la atención hacia lo que ahora demanda.

Del gomero me asalta la duda de si es el redactor de las líneas que suscribe. Me temo que no le queden minutos para la tarea. Por lo que (consejo gratuito de quien fue por primera vez a La Gomera cuando él aún no iba a la escuela) debería leer con más detenimiento antes de estampar su firma, no vaya a resultar que incurra en alguna que otra contradicción. Diseccionemos:

“Estamos a más de dos mil kilómetros de distancia geográfica del resto de españoles, pero ello no debe ser óbice para que los representantes políticos nos vean bajo un ojo miope que difumina nuestra realidad, convirtiéndonos en una nebulosa en medio del Atlántico”. Qué literario en medio de la neblina. ¿O era calima? Más que miopía, debería ser astigmatismo.

“Esta semana los presidentes de los siete cabildos insulares hemos comparecido en la Comisión de Despoblación y Reto Demográfico, lo que nos permitió alzar nuestra voz para que los senadores tomaran buena nota de las reivindicaciones de todos los canarios”. Hombre, ya que  se estila, pudieron denominarla Comisión de la España Vaciada. Menos mal que se te vio el detalle de ir a Madrid y abrir la boca para algo práctico. Creo que la anterior ocasión que lo hiciste, tuviste que llegar a un acuerdo con el fiscal para que no te endilgaran una buena. Me chiva la wikipedia que fuiste senador desde el 6 de junio de 1993 hasta el 18 de julio de 2011. Dieciocho años bien contados. Y las crónicas señalan que en ese espacio tan largo no te destacaste por presentar esas iniciativas que ahora demandas. Más bien todo lo contrario. Pasaste a la historia por ser uno de los senadores más gandules que ha transitado por el antiguo convento agustiniano. Pero como no soy rencoroso, me alegro infinitamente de que, por fin, hayas viajado a la capital a desempeñar el cometido que los ciudadanos presuponemos a todos aquellos que votamos. Nunca es tarde.

“Hay canarios que son más pobres que el resto, algo que ocurre en La Palma, La Gomera y El Hierro, carentes de grandes infraestructuras, y de una menor actividad comercial y turística, lo que conlleva a una población que permanece estancada y se envejece cada día más”. Empecemos por el final. Cualquier población, independientemente de donde se halle y de las condiciones de habitabilidad que disfrute, envejecerá cada día más. Es ley de vida y basta con mirarse al espejo. Con lo de las infraestructuras discrepamos de manera tajante. ¿Te vuelvo a citar las que existen en La Gomera muertas de risa? ¿Cuántos millones de euros se han despilfarrado por aquello de la validez de unos pocos miles de votos? ¿Comparamos, por ejemplo, el estado de las carreteras gomeras con la de esta isla capitalina? ¿No crees que ya no cuela el discurso victimista cuando llevas desde 1983 en coche oficial? ¿No lo fuiste todo en el PSOE hasta el año 2015 y fabricaste otro chiringuito a tu imagen y semejanza por turbios asuntos judiciales, pero que estás rentabilizando espléndidamente? En casi cuarenta años en la cosa pública, ¿son acaso los gomeros más pobres que los de mi pueblo? Hay más preguntas, pero basta con la muestra. Y tranquilo, puede que yo mismo te responda allá por 2039, cuando Manuel Domínguez se equipare contigo con otras cuatro décadas en la Avenida de Canarias y la Villa de Viera adolezca de idénticas vicisitudes a las que tú enuncias cada domingo a modo de evangelio. Amén.

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