lunes, 8 de noviembre de 2021

171. Ganadería eficiente

Al capítulo de buenas intenciones solo habría que objetar –y creo que no es poco– la escasez presupuestaria. Porque si uno compara estos 23.000 euros con el montante económico que nos supone a los realejeros el pago de concejales liberados y de los cargos de enchufados que pululan a su alrededor, acaba por compadecer a la ganadería, por muy eficiente que sea. A no ser que la referencia al bienestar animal que se indica sea algo exclusivo de los retratados. Lo que no me extrañaría lo más mínimo porque uno echa en falta en la foto de marras aunque sea un becerro. A no ser que también puedan acogerse a la convocatoria… Piénsalo tú si quieres.

Me recuerda esta campaña a aquella otra que llevó por los colegios a una serie de animales para que los alumnos modernos supieran que la leche, por ejemplo, es producida por un cuadrúpedo que no se llama Mercadona. Aunque en Icod el Alto y Palo Blanco fueron los escolares los que dieron la lección por razones más que obvias. Y lo que más me llamó la atención fue que en las fotos de la publicidad (qué generosas son esas partidas presupuestarias) aparecían más políticos luciendo palmito que baifos y conejos. Pues la verdad, burros, lo que se dice burros, no sé.

Pero es la tónica dominante en las sesiones fotográficas a las que nos tiene acostumbrados Manuel Domínguez cuando se escaquea del Parlamento, a saber, lunes y viernes. Saben de sobra mis estimados lectores que en los diecisiete autonómicos y en el ubicado en la Carrera de San Jerónimo, el trabajo (no te rías) se restringe a una jornada de tres días semanales (martes a jueves) en aquellas épocas en los que hay algo que debatir (más bien escasas), ya que en el resto (casi siempre) podrás observar a sus señorías del tingo al tango. Incluso con reuniones de sus respectivas formaciones políticas, mientras siguen cobrando del erario público y tú pagando impuestos para que ellos –y ellas– luzcan palmito.

Volvamos, no obstante, al tema que hoy nos concita. Como se trata de una nueva línea de subvenciones, me asalta la duda de si podrán encuadrarme en el apartado de persona física propietaria de una explotación agraria dedicada al cultivo (en macetas y en poyo) de orejas de burro. Modesta, eso sí, pero entiendo que con mucho más derecho que al menos tres de los retratados. Y es que aunque se mencione lo de agraria –y no ganadera, como debería ser más lógico, ya que de animales se trata– nadie podrá objetarme que mis plantas guardan relación con ambos sectores. Si así no lo entendiese, habría recurrido a mencionarlas como foniles o calas. Además, y a los comentarios de plazas, rincones y bares me remito, orejas de burro son las que nos prestan demasiados cargos públicos en el ejercicio de sus funciones. No digo que los aquí reflejados, pero podrían serlo perfectamente.

Sí que me parece oportuno, sin embargo, que la instantánea se haya llevado a cabo en esta instalación –ignoro su ubicación–, pues la necesidad de mejora salta a la vista. Sobre todo, en el particular de la instalación eléctrica, ya que no pasaría una somera revisión al respecto. Me imagino que el concejal de servicios se halle ahí presente por esa circunstancia.

En este asunto de las fotos del bien quedar, el ayuntamiento de mi pueblo, mejor, su grupo de gobierno, guarda ciertas concomitancias con la televisión canaria, que se ha dedicado a premiar a sus corresponsales en las islas con un viajito a La Palma para ver el espectáculo volcánico y terminar por caer, como tantos otros medios, en la fiesta del amarillismo. ¿Te pongo ejemplos? Sí, discrepo de tanta felicitación. Pero ese es otro debate. Que estoy dispuesto a abrir si fuese menester.

Igual hace Manolo con su nutrida corte palmaria (que da palmas). Los monta en coche oficial y los lleva a retratar. Como cuando bajábamos en la guagua hasta el estudio de don Imeldo Bello Baeza en la Punta de la Carretera. ¿Dónde habrá acabado ese cúmulo de vivencias que guardaba el fotógrafo-montañero en su vivienda de Los Potreros?

En fin, Manolo, sigue así, en tu línea. Lo tuyo son poses y boberías. Los temas candentes, los asuntos de calado y enjundia, en esa gaveta que ya debe rebosar. Desechado el hipódromo –tras tres convocatorias fallidas en sendos programas electorales– ahora correspondería que añadieses a ese voluminoso álbum (¿trabajo para el cronista oficial?) unas sesiones en las ruinas monumentales de nuestra Villa Histórica. Hay para dar y tomar. Algunas son de propiedad municipal.

En fin, me voy a caminar un fisco para comprobar cómo anda la calidad ambiental, porque contemplando de nuevo la foto vislumbro que el bienestar animal progresa adecuadamente.

¿Irónico yo? A ti te lo oigo.

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