Qué espectáculo, señores, / el vivido esta semana, / donde cada
cual se afana / en causarnos más dolores. / Porque obras son amores, / se
habrán dicho los políticos, / y en estos momentos críticos / olvidaron sus
deberes, / y tú allá por donde fueres, / echas en falta analíticos.
Las colas también tuvieron / cabida en mis comentarios, /
pues me tocó sufrir varios / que más paciente me hicieron. / En el saco se
metieron / futbolistas de postín, / algún político afín, / más tránsfugas señalados,
/ que luego todos mezclados / provocaron el festín.
Del principio asambleario / de los chicos de Podemos / hace
tiempo que no vemos / ni un mínimo comentario. / Ya les debe dar mal fario /
aquello que pregonaron, / porque pronto abandonaron, / cuando tocaron poder /
lo que pudiera escocer: / ¡qué fácil se arregostaron!
De Ayuso no escribiré, / me tiene descolocado, / y yo con el
pie cambiado, / un flaco favor me haré. Mas, no obstante, sí diré / que de Trump
es seguidora, / y, por tanto, la señora, / fiel a sus doctos consejos, / plasma
en Madrid los reflejos / de aquel a quien tanto añora.
Dos semanas llevo ya / en esta nueva andadura, / y si me
vale de cura, / el asunto en marcha está. / En el blog usted verá / el
comentario sincero, / por lo tanto, aquí te espero, / a excepción de los
domingos, / sin favores ni distingos. / Saludos: el del sombrero.
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