Si TVE anda presumiendo de nueva imagen en sus informativos
(a un servidor le marea) con novedades
en la decoración, sintonía, cabecera y rotulación, considerándola una
revolución tecnológica de primer orden, me da que el equipo humano encargado de
dirigir la puesta en escena no está a la altura. Los errores se multiplican.
Por lo que a ese espacio diáfano –así lo denominan– le ha salido más de una
sombra.
Se unen a los fallos –incluso ortográficos– de los rótulos,
el trastoque de imágenes. La ilustración gráfica de la noticia en la que se
daba cuenta de la vacunación (con la rusa, para más inri) de Cristina y Elena,
hermanas de Felipe, en Abu Dabi, residencia actual del que hasta estos momentos
en que redacto estas líneas sigue siendo
emérito –qué más hace falta para quitarle los inmerecidos honores y mandarlo a
freír chuchangas– nos mostraba a las dos sonrientes hijas del otro rey (Leonor
y Sofía), que no siendo, tampoco, santo de mi devoción, debe estar pasándolo
muy mal con esa familia revoltosa y trafullera que le ha salido. Mucho trabajo
tiene por delante para digerir ese amargo plato en el que los garbanzos negros
abundan. Qué fructífera les salió a las susodichas la visita a El Golfo.
Pérsico, of course.
Pero si ustedes quieren pasar ratos divertidos no es
menester que salgan de esta comunidad autónoma. Quédense con la televisión
canaria. Se comen letras, trastocan o suprimen tildes, ilustran una información
de la pandemia con la misma enfermera recorriendo el pasillo del hospital unas
diez mil veces. Tanto es así que yo calculo que la pobre ha debido hacer en
este último año una docena de maratones; como mínimo. Tienen un corresponsal en
Madrid que un día es Jónatan, al siguiente Jonatan, pero, por si fuera poco,
también ha aparecido como Jonatán. En fin. ¿Y qué quieres que haga? ¿Me
encierro en una burbuja para aislarme?
Bueno, para amenizar el resto de la entrada de hoy, vayan otros
trazos:
Nos dice José Luis Martínez-Almeida, alcalde madrileño, que la
gente que conoce se extraña de que con su físico (debe medir 160 centímetros)
no ligue más. Tranquilo, superhéroe, sigue sin usar casco que la maceta nunca
te va a coger.
Canarias va a recibir tal cantidad de dinero en el presente
ejercicio económico (ya Ángel Víctor dejó atrás todos los pronósticos de Paulino Rivero), que estoy en condiciones de jurar solemnemente –palabrita del
niño (¿o viejo?) Jesús– que no va a existir posibilidad material de gastarse
tanto euro. Espero y deseo que cuando estén a punto de cerrar el presupuesto,
nos repartan el sobrante entre los que habitamos estas peñas. No sea como
cierto alcalde que lo llama ahorro.
Se van conociendo los gastos de los carnavales virtuales.
¿Qué pienso? Una inmoralidad –o un descándalo,
que dijo cierto alcalde– con la que estamos pasando. Solo para lucimiento, y
quizás justificación de un inmerecido sueldo, de los concejales de fiestas.
Dejo para otro día (o quizás me olvide adrede para que no me salgan ronchas) la designación de senador autonómico, cuota del PSOE, porque me da que la chapuza (lo de Blas Acosta, para enmarcar), cuando no tomadura de pelo a militantes de pro (qué regreso más fructífero, Santiago Pérez), es de bochorno total (y yo pensaba, qué iluso, que en ese partido no ocurrían tales componendas) . Y de cómo trincaron a uno que se saltó el confinamiento en cierto lugar valenciano, debido a que su perro fue a hacer sus necesidades en el pueblo vecino y no las recogió. Amén de los mecanismos de dureza que piensan arbitrar para Semana Santa. Como me flagelen otra vez…
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