martes, 21 de diciembre de 2021

203. De baches y facturas

Salga desde el Pabellón de La Carrera, el Basilio Labrador, o desde Los Barros, El Castillo o cualquier otro lugar donde pueda dejar el coche –ya uno busca lo llano imperiosamente en el intento de los miles de pasos recomendados– suelo recalar por la zona del Polígono de San Jerónimo en las más de las ocasiones. Y no es la primera vez que garabateo unas líneas para señalar que está de pena. Una vez solucionaron la salida por el este con el dibujo de una línea continua, nadie parece recordarle a Linares dónde dejó guardado el proyecto que tenía para el enlace directo con la autovía. Incluso habló de dinero y del inminente comienzo de la obra. De eso debe hacer ya cuatro o cinco años. Pero como ya no están Ricardo Melchior o Carlos Alonso al frente del Cabildo, ahora toca llorar porque los ayuntamientos coalicioneros se sienten marginados con los dineros insulares. Y no será que antes estaban mal arregostados y se lo llevaban todo.

Del trabajo de los grupos de la oposición –al igual que en mi pueblo– solo conozco las cuatro pinceladas que cuelgan en las redes sociales. Por lo que no estoy al cabo de saber si se ha preocupado el PSOE villero, verbigracia, del lamentable estado del pavimento en las calles de esta zona industrial.

De las zonas centrales de las principales rotondas –las de las fuentes secas– mejor mutis por el foro (que no significa el que se lo pasen por el forro; o sí). Y circular por la vía principal (calle Molinos de gofio) supone un calvario difícilmente justificable. Una permanente yincana (o gincana, según la RAE): competición de carácter lúdico en la que los equipos participantes deben superar una serie de pruebas y obstáculos a lo largo de un recorrido. Pero en nuestro caso, de lúdico, nada de nada. Y los remiendos que van poniendo para disimular grietas y baches, saltan que es un disgusto. Y lo hacen en forma de enormes piroclastos (estoy de un vulcanólogo subido), que este pasado sábado fui testigo de cómo un motorista casi se come unos cuantos coches aparcados por culpa de uno de tales pedruscos.

Pero es que los que vamos a caminar tampoco lo tenemos mucho mejor. Las aceras –también de piche– no presentan mejor aspecto. Por la zona de El Trompo, ese añadido ilegal por el que fueron condenados alcalde, secretario municipal y promotor, tiene unas rajas que un día me caigo dentro y van a tener que llamar una grúa para sacarme. Y uno cuando transita por aquellos contornos  se pregunta si ningún concejal acude a comprar, aunque sea en estas fechas navideñas. No, lo digo (escribo) por ese espíritu de bondad que nos entra a todos y lo mismo se compadece y lo plantea en una sesión plenaria. Siquiera por equivocación.

Si te metes por otras calles –por ejemplo, las que se hallan por los alrededores de la ITV– vas a encontrar muy serias dificultades para caminar porque las aceras están ocupadas por los coches. Bueno, como en los pasos de peatones en el núcleo realejero de La Montaña. Algo que vemos, y sufrimos, solo los que caminamos, porque los que recalan en vehículo oficial (policías, técnicos y concejales) van a lo que van y punto pelota. Y como con el  muro ya tienen bastante entretenimiento, no se van a parar en una nimiedad que solo afecta al transeúnte. Lo mismo soy yo solo. Pues sí, será eso. Así que déjalo y… ¿qué decías de las facturas?

Pues va a tener razón Pedro Sánchez. Tengo, desde siempre, un contrato con Endesa denominado Tempo Happy (los jueves no pago nada; ni que decir tiene que ese día los electrodomésticos echan humo) con una potencia de 4,6 kw. Y con esto de las horas punta, valle y demás, andaba medio desconfiado. No tengo ni la más remota idea de si mi tarifa es PVPC (Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor) o de otra índole. Lo único que sé es que cuando la factura se incrementa será porque nos olvidamos de darle al interruptor y dejamos encendidas las luces más de la cuenta. Así que eché una visual a las del mes de diciembre de los cuatro últimos años (2018-2021) y observé lo siguiente: 54,78; 50,28; 38,53 y 35,96. Cuando vio esta última mi mujer me dijo: Vamos a poner el arbolito. Y ahora mismo encendido está. Si Abel Caballero pone a Vigo de espejo, ¿por qué nos íbamos a quedar nosotros detrás?

Mañana es la lotería, pero como yo no juego, me acordaré de los cigarrones.

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