“En Santa Lucía. Debido a los efectos del temporal se han
derrumbado varias casas en Santa Lucía y destrozado multitud de árboles
frutales.
Los daños que son importantísimos los han sufrido
particularmente los labradores y propietarios.
Las pérdidas según cálculo de varios peritos ascienden a
160.000 pesetas.
La fuerza de la Guardia civil de aquel puesto se mostró
activa recorriendo las calles y extrayendo nueve personas de los escombros de
una casa que se derrumbaba.
Las vías de comunicación han quedado intransitables.
En Agulo (Gomera). La villa de Agulo pagó también su tributo
al terrible huracán que se desencadenó la noche del Jueves último en estas
islas.
Los árboles eran arrancados de raiz y varias casas se
derrumbaron.
Los numerosos platanales que allí hay son los que han
sufrido más daños, pues casi todos están arrazados [sic].
Familias enteras se encuentran sin albergue.
Hasta la fecha no se tienen noticias de haber ocurrido
desgracias personales.
En San Sebastián de la Gomera. La noche del dia tres fué la
más terrible del temporal que como se sabe empezó a reinar en la Gomera en los
últimos dias de Diciembre.
El violento huracán destrozó gran número de casas.
Entre las casas damnificadas se encuentra la del cuartel del
batallón de aquella guarnición.
El barranco se desbordó, arruinando muchísimas fincas.
En Teror (Gran Canaria). Los temporales causaron grandes
destrozos en los edificios de aquella población.
Los daños causados solamente en los edificios se calculan en
16.000 pesetas.
El arbolado ha sido casi todo arrasado, especialmente en la
carretera que conduce de aquella población a Las Palmas.
Las líneas telefónicas han sufrido todas desperfectos.
También en la cosecha ha causado daños de consideración el
temporal.
Y para finalizar este relato, en El Progreso del 9 de enero de 1918, página 2, estas referencias:
En La Victoria. El alcalde de la Victoria comunicó ayer lo
siguiente al Gobernador civil:
Tengo el sentimiento de comunicar a V. E. que los temporales
reinantes últimamente en la isla, han ocasionado daños de bastante
consideración e importancia, tanto en las casas como en las cosechas.
Debido también a los citados temporales, han desaparecido
por las corrientes de las aguas, gran número de animales de diferentes
especies.
En Guía de Izora [sic]. El alcalde de Guia de Izora ha
telegrafiado lo siguiente:
Cúmpleme informar a V. E. que de siete a diez de la noche
del tres del actual, desarrollóse en esta jurisdicción, un grandísimo temporal
de lluvias y viento huracanado; produciendo considerables daños en muchas casas
y propiedades, arrancando árboles y destrozando sembrados.
No hubo desgracias personales. Los daños causados que son
importantísimos es difícil calcularlos.
En Icod. El alcalde de Icod, comunicó ayer lo siguiente al
Gobernador civil:
Debido a la interrupción de la línea telegráfica con esa
capital, no me ha sido posible comunicar a V. E. noticias del temporal de agua
y viento que ha venido reinando en toda esta comarca, desde el primero del
actual.
El arbolado de las plazas públicas, ha sufrido daños
importantes, como asimismo el de las carreteras de la Orotava a Buenavista, y
las fincas de propiedades particulares.
Los sembrados y las plantaciones de platanera han sufrido importantísimos
daños, considerándose perdida la cosecha de patatas y maíz.
En casi todos los edificios, tanto públicos como
particulares, ha dejado sentir su efecto el horrible temporal.
El almacén para empaquetados de don Domingo Martínez de la
Peña, en el puerto de San Marcos, perdió toda su techumbre, como también el de
don José Lugo Socas.
También sufrieron destrozos muchas casas de infelices
labradores.
Afortunadamente, no se ha registrado ninguna desgracia
personal.
A última hora llegan noticias de que en el monte Pinar el
viento ha derribado infinidad de pinos”.
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Las faltas de ortografía se debían, casi siempre, a errores
en la composición de las galeradas. Los tiempos de los tipos de plomo
entrañaban estos inconvenientes. Pero todo ello, entiendo, era superado, y con
creces, con un voluntarismo periodístico que ahora se echa en falta. Espero que
la lectura de estas crónicas nos sirva para recapacitar. Cuando la naturaleza
se desata, solo toca resignación, si no correr en busca de refugios seguros.
Hasta la próxima.
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