domingo, 28 de noviembre de 2021

187. Temporales de años idos (4)

También de ese mismo día 7, Gaceta de Tenerife, página 1, nos traslada idéntica información, por lo que vamos a reproducir seguidamente el contenido de los telegramas remitidos desde Granadilla y San Sebastián de la Gomera, obviados en la entrada anterior:

“Después cinco días lluvias incesantes, desatóse anoche furioso vendaval causando desperfectos edificios y daños propiedades, arrancando árboles.

Hasta ahora ignorase haya ocurrido desgracias personales.

Estamos incomunicados Capital por advenidos barrancos, hallándose detenida correspondencia en Arico.

Ruego V.E. ordénese cartero dicha villa despache seguidamente peatón dirección esta localidad, hará evitar mayores perjuicios.

Salúdale respetuosamente”.

El Delegado del Gobierno en La Gomera telegrafía al Gobernador Civil:

"Ampliando mi telegrama día dos actual participándole que actuales temporales de viento y lluvia arruinan esta localidad, manifiestole día de ayer entre diez y ocho y veinte fué importantísimo, nunca conocido en esta isla, de continuar una hora más sería ruina completa.

Fuertísimo viento sur levantó gran número de tejados entre ellos el del cuartel del batallón de esta guarnición.

Todos los terrenos colindantes con barrancos quedaron arrasados.

Muchos tabiques interiores de viviendas fueron derrumbados por la humedad y viento entre ellos uno del edificio telégrafos, destrozando cuantos muebles alcanzó quedando mayor parte vecinos en situación angustiosa, no ocurriendo desgracias personales.

Las pérdidas son grandísimas.

Del interior ignoro novedad llevando cuatro días incomunicados.

Hoy amaneció sin viento y con tendencia a mejorar tiempo.

Lo que pongo en su superior conocimiento a fin de que se digne trasmitirlo al Excmo. Ministro Gobernación para que envíe socorros y se pueda damnificar a esta localidad de las pérdidas ocasionadas”.

Con lo de damnificar cabe preguntarse: ¿Aún más?

Y del diario republicano El Progreso, página 2, y correspondiente, asimismo, al día que venimos reseñando (7 de enero de 1918), más reseñas informativas de otros lugares:

“En La Laguna.

El jueves por la noche, después de haber estado lloviendo torrencialmente durante todo el día, se desató un viento huracanado del sur, acompañado de copiosos aguaceros, que ocasionó grandes destrozos.

El viento levantó las tejas en muchos edificios, lanzándolas a considerable distancia. Puede decirse que no quedó una casa en la cual no penetrara el agua, inundando las habitaciones.

Los moradores de varias de ellas tuvieron que acogerse en las casas de los vecinos.

A eso de las nueve y media amainó el temporal. El tiempo se volvió del norte y ya los ventarrones y los aguaceros disminuyeron.

Los destrozos en el arbolado han sido grandes.

En la carretera de Tejina yacian en tierra unos nueve o diez ejemplares hermosos de eucaliptos. Uno de ellos, en la esquina de la calle de Juan de Vera, cayó sobre la ermita de la Cruz, cuyo muro a la carretera quedó destrozado. Milagrosamente no causó víctimas, pues junto a la ermita hay otra casa que está habitada.

En el Paseo de la Universidad también sufrió muchos daños la arboleda e igualmente la de la plaza de San Francisco y Tanque grande.

Los destrozos no fueron menores en los jardines de la plaza del Adelantado y de la Catedral, en los que quedaron arrancados por el viento varios arbolitos.

En la carretera de Tacoronte se cayeron también más de 50 árboles corpulentos, no ocurriendo accidentes desgraciados por verdadera casualidad, pues algunos carruajes quedaron en la carretera entre árboles o gajos desprendidos a su paso.

A un automóvil que venia del Norte, y en el que viajaba un estimado señor de La Laguna con una hija y varios niños, le ocurrió esto en los Rodeos, teniendo que pasar un verdadero calvario para llegar, por entre agua y lodo, a una casucha donde se refugiaron y pasaron la noche en unión de treinta personas que se acogieron también al abrigo de dicha casa.

Algunas casas han quedado derruidas.

Sabemos de una en los Rodeos, propiedad de D. Antonio G. Baulén; otra de D. Eugenio Machado cerca del Pozo Cabildo, de la que se vino al suelo un muro. Una pared se derrumbó también en la casa de D. Juan Yanes, en la calle del Consistorio.

En las inmediaciones de San Francisco, un colgadizo de D. Genaro Ramallo. En la calle del Agua, donde se cayeron varios gajos del pino que está en la huerta del Sr. Cedrés, se derrumbó un muro

Algunas paredes de la casa en que estuvo establecida la Granja Avícola, de la parte de la finca, cerca de San Lázaro, se vinieron al suelo.

Los barrancos que cruzan por la ciudad han llevado estos dias un caudal de agua considerable.

Se observó que las aguas que discurrían por el de San Juan arrastraban calabazas, coles y otros efectos, arrancados indudablemente de la huerta durante la fuerza del temporal”.

Vuelve a repetirse lo del calvario que debió sufrir el estimado señor de La Laguna y el refugio en la casucha. Pues menos mal que la encontró, junto con otras treinta personas. Dentro de la desgracia, al menos pudieron charlar. O rezar.

(continuamos mañana)

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