Secuenciemos el relato que comienza con informaciones del 6
de enero del citado 1918 (domingo). Lo que me trae a la memoria el vago
recuerdo (debió ser en la década de los cincuenta) de cuando vivía en La
Gorvorana y mis padres me llevaron al
tradicional baile de Reyes que se celebraba en el Casino de La Dehesa y a la
vuelta, de noche, el aguacero era de órdago. ¿Te acuerdas de que “antes sí que
llovía”, no? Pues debió ser uno de esos. ¿Y si vuelven a repetirse? Vamos allá:
En Gaceta de Tenerife
(diario católico de información), y en la página 2, nos tropezamos con una
prolija crónica de la que extraigo estos fragmentos:
“En la capital. Los daños ocasionados por el violento
temporal que se desencadenó la noche del pasado jueves son de bastante
consideración.
El arbolado de nuestros paseos y calles ha sufrido grandes
desperfectos, siendo los árboles más azotados los hermosos laureles de las
alamedas del Príncipe y Weyler y Plazoleta de Santo Domingo donde fueron
arrancados algunos de ellos.
Algunos de los pinos de mar que estaban plantados frente a
la portada principal de la Parroquia de Nuestra Señora de la Concepción y los
cuatro grandes laureles de la entrada del Cementerio de San Rafael y San Roque
fueron también arrancados por el huracán.
[…] Una ciudadela que poseen en dicho barrio los herederos
de don Anselmo de Miranda se encuentra en eminente peligro de derrumbarse pues el
mar ha zocabado [sic] sus cimientos destrozándolos por completo, habiéndose
dado ya las oportunas ordenes para que inmediatamente sea deshabitada.
[…] La torre de la Ermita de San Telmo, sita en la plaza del
mismo nombre, amenaza derrumbarse.
En el Puerto. Las casetas que en la explanada del dique sur
tenían las casas consignatarias y otras entidades fueron arrastradas por el
violento oleaje, perdiéndose seis de ellas: una de don Bernardo Martín, otra de
los señores Hamilton y Cª , dos de la casa de Elder Dempster, otra de los
señores Yeoward Bros y otra de la Inspección de Arbitrios de este Cabildo
Insular.
[…] Asimismo han sido arrastrados al fondo del mar un
remolcador de la Junta de Obras del Puerto que se estaba reparando en la punta
del muelle, junto con todo el material y herramientas, así como también una
caseta en que dicha Junta de Obras guardaba los materiales destinados al servicio
de aguada de los buques.
[…] Además se han perdido seis gabarras de las destinadas al
transporte de mercancías, habiendo embarrancado todas ellas en la playa de San
Miguel en las proximidades de los varaderos y depósitos de Elder.
Las gabarras perdidas son: una de la Casa de Elder, dos de
Miller, una de ellas denominada Tahodio, dos de la Casa alemana y una de los
señores Cory Hermanos.
[…] El pailebot Juanito, propiedad de don Ramón Trujillo, se
encuentra completamente destrozado en la playa denominada de María Jiménez.
El mencionado pailebot tenía a bordo un cargamento de
víveres con destino a Dakar para donde hubiera zarpado ayer al mando del joven
capitán de la marina mercante don Fulgencio Tuells.
Las víctimas. Cuatro son las víctimas que hemos tenido que
lamentar como consecuencia del temporal.
Dos cuyo paradero se ignora, otro muerto por un bloque
desprendido de un peñasco de la carretera de esta Capital a San Andrés y el joven
de 20 años de edad, Virgilio García, hijo de un antiguo empleado de la casa Hamilton,
Marcos García, que estando ayer mañana en las inmediaciones donde embarrancó el
pailebot Juanito, se tiró al mar para recoger objetos procedentes de dicho
barco, arrastrándolo el fuerte oleaje y la gran corriente que existe en dicho
sitio, pereciendo ahogado, y no habiéndose encontrado hasta la fecha el cadáver
del infortunado joven.
Simón Peraza y Santiago Hernández conocido por el apodo de
Chopita son los dos cuyo paradero se ignora. El primero era peón del pescante
del Comercio de 53 años de edad, casado, y habitaba en la calle de la Igualdad,
en el Barrio Obrero.
El otro Santiago Hernández tenía el oficio de guardián de
mercancías en el muelle donde era muy popular.
Parece que al principiar el temporal los trabajadores
mencionados se encontraban en sus respectivos puestos negándose a abandonarlos
a pesar del furioso oleaje.
Por la noche y en vista de lo imponente del temporal
intentaron pasar hacia la entrada del puerto pero con tan mala fortuna que
fueron arrojados al mar por las olas.
Al pasar una de las gabarras perdidas de la casa de Miller
cerca del vapor alemán Crefeld internado en este puerto, el patrón José
Barrios, que se suponía ahogado, se tiró al agua logrando llegar a nado a las
amarras del mencionado buque alemán donde fue recogido y atendido.
En San Andrés. […] Entre los kilómetros 7 y 8 de la
carretera de San Andrés acaeció en la madrugada de anteayer como ya hemos
indicado un tristísimo suceso.
Venía para esta Capital la vecina Juana Cabrera acompañada
de su hijo Marcos Adrián Cabrera, de 14 años de edad teniendo éste la desgracia
de que le cayese encima una gran piedra que se desprendió del risco conocido
por Muralla Grande, quedando muerto en el acto.
En La Laguna. […] En la carretera, de Tejina yacían en
tierra unos nueve o diez ejemplares de hermosos eucaliptos. Uno de ellos, en la
esquina de la calle de Juan de Vera, cayó sobre la ermita de la Cruz, cuyo muro
a la carretera quedó destrozado. Milagrosamente no causó victimas, pues junto a
la ermita hay otra casa que está habitada.
[…] En la carretera de Tacoronte se cayeron también más de
60 árboles corpulentos, no ocurriendo accidentes por verdadera casualidad, pues
algunos carruajes quedaron en la carretera entre árboles o gajos desprendidos a
su paso.
A un automóvil que venía del Norte, y en el que viajaba un
estimado señor de La Laguna, con una hija y varios niños, le sorprendió el
temporal en los Rodeos, teniendo que pasar un verdadero calvario para llegar,
por entre agua y lodo, a una casucha donde se refugiaron y pasaron la noche en
unión de treinta personas que se acogieron también al abrigo de dicha casa…
(continuamos mañana)
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