Hoy resurge después de un largo período en que estuvo
olvidada por causas diversas.
Sus devotos la recordaban con ardiente simpatía, pero no
pensaban en promover su restauración y ha sido preciso rehabilitarla en parte
que se constituyera una falange de luchadores jóvenes, formados por los viejos
maestros, quienes han conseguido infundirles su fé militante, debilitada con
los años, mas no muerta.
La decadencia de las luchadas debíase principalmente al
carácter mercantil, al bajo espíritu de lucro con que algunos las habían
explotado degradándolas. Hablábase de conciertos previos para inclinar en un
determinado sentido el resultado de las partidas, el éxito de las apuestas:
insistíase en que no se jugaba limpio, en que se efectuaba acomodamientos
venales á espalda de la autoridad y con escarnio de toda justicia. Algo y aún
algos creo que hubo de esto, todavía se asegura que lo hay; pero ya se va en
camino de regenerar el espectáculo convirtiéndolo en sistema educativo popular,
en magna escuela de energía.
Las luchas forman
hombres. La educación física desenvuelve la fuerza cooperadora de la
inteligencia, resorte supremo invocado por las sectas materialistas modernas
para vencer en los pugilatos del struggle
for life. Sin aceptar esta exageración impía, reconocemos que es
indispensable vigorizar á los individuos y dar temple titánico á los pueblos.
La vida es lucha ─se ha
repetido miles de veces─ y
toda lucha tiene su aspecto físico.
Nuestro pueblo ha vuelto á tomar rumbo al circo, donde
antaño había gozado tanto frente á la exhibición de soberbias siluetas
masculinas, de espléndidos torsos, de cuerpos nervudos y aventajados que se
enlazaban con flexibles movimientos serpentinos ó con feroces violencias, acusando
en imponentes pugnas todo su vigor.
Bandos de atletas de la isla de Hierro y de esta isla de
Gran Canaria renuevan el buen tiempo de las luchadas clásicas que conocieron
nuestros padres. La pasión crece hasta una temperatura abrasadora, fomentada
por incidentes imprevistos. Hace pocos días, en una función emocionante, un
jovenzuelo de apariencia débil se dio el lujo de tirar sucesivamente á siete
campeones herreños, y quedó el mismo proclamado campeón en una sola tarde.
Aquello fué el delirio; el delirio tremendo de una muchedumbre que ruje su
entusiasmo y patalea su alegría. Cada vez que sobreviene una sorpresa así, una
peripecia inesperada y dramática, vacila el circo sobre sus cimientos, sacudido
por las ovaciones tormentosas. Lo propio ocurre en la temporada de las riñas de
gallos, el espectáculo que comparte con las luchas el favor de la gente
canaria. A los luchadoras maestros también se les denomina gallos de primera.
Una nivelación plebeya confunde á todo el público en
manifestaciones idénticas de regocijo ó de descontento... Se grita, se patea,
se silba, se aplaude, se agitan manos y pies con un brío monstruoso, lo mismo
que en las plazas de toros. La muchedumbre se torna soberana en el tumulto. El
héroe triunfador y el atleta favorito suben á su pedestal adoptando gestos
imperiales. Las cabezas se doblan como espigas á un viento huracanado que viene
de las profundidades de la Historia.
La eterna Roma resucita”.
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Ignoro, obviamente, si alguno de ustedes –alcanzado este
punto de la lectura– ha hecho lo que yo: volver al escrito del mismo autor que
dejé reseñado al principio de la entrada de ayer, a saber, Francisco González
Díaz. Pues esta segunda parte coincide íntegramente. Y cuyo enlace dejé
consignado asimismo. Lo que viene a demostrar que lo del copia y pega no solo
es achacable a los políticos actuales. La única diferencia entre ambos es que
en aquella primera entrega, publicada en El Tiempo, 11 de diciembre de 1907, página 1 y Las Canarias, 9 de enero de 1908,
páginas 1 y 2, el afamado escritor añadió lo siguiente:
“Coincide esta renovación de las luchas isleñas con la
inauguración de otros sports
novísimos, de otros espectáculos de fuerza, destreza y resistencia. Aquí un
grupo de adolescentes ha fundado un Club gimnástico que practica las carreras
humanas á la americana y hace cada vez mayores recorridos. En Santa Cruz
cultívase el sport de las regatas
marítimas en las cuales intervienen distinguidas señoritas de aquella sociedad
en competencia con vigorosos y entusiastas. El Club Náutico Tinerfeño es además
foco de grandísima cultura donde se centralizan las actividades sociales de
Canarias.
Y allí sí que la Belleza le dá la mano á la Fuerza”.
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Hasta el próximo lunes. Porque los fines de semana
descansamos. Pero no se preocupen. Guarden fuerzas (lectoras) que aún restan
interesantes capítulos. En la labor seguimos.
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