Y ayer, revolviendo en archivos del disco duro, me tropecé
con la justificación de un trabajo inédito. De cuyo volumen te puedes hacer una
idea con las fotos que acompaño. Te preguntarás, con toda la razón del mundo:
¿Y a cuento de qué viene esto ahora?
Ni por presumir ni por echarme aquello mayor que lo otro; simplemente para
indicarle a (in)determinados pimpollos que me paso por cierto sitio las
supuestas altísimas capacidades de trabajo que argumentan de boquilla. A este
viejito, lecciones… las justas.
Así principiaba el relato:
Aportar otro grano de arena a ese aún incompleto campo de
investigación sobre el hecho informativo per se. Y es que esa información, tan
rica y variada, debe ser el fundamento básico que nos permita incrementar un
depósito de trabajos, con el que pueda compendiarse algún día la Historia de la
Educación en Canarias.
Carecemos de una obra de conjunto que ponga al descubierto
las líneas maestras de la evolución de la enseñanza canaria en todos los
niveles del sistema educativo .
El ir cubriendo estas carencias es ─deber ser─
labor harto satisfactoria. De tal suerte, habrán de irse acumulando trabajos
que puedan ser la futura base de un estudio de conjunto. No se trata, pues, en
nuestro caso, de llevar a cabo una historia del periodismo en el período
analizado. Tampoco va encaminado a elaborar una recopilación de todo el
material existente, con el fin de compendiar un catálogo educativo.
Pero tiene de lo uno y de lo otro. Y las privaciones
aludidas deberán ser cada vez menos. El intento de atesorar esa variopinta
información nos conduce al criterio
fundamental de nuestro punto de partida, a la perspectiva principal del enfoque
de esa investigación, que quiere analizar el tratamiento informativo del
fenómeno educativo en el periodismo impreso.
Así, los contenidos instructivos y pedagógicos, no sólo de
los periódicos de índole profesional ─más
reivindicativos y didácticos─,
sino, además, de los de información general, que, incluso con el aditamento de
sesgos evidentes por acentuadas líneas editoriales, deberán ir corroborando,
con mayor o menor énfasis, una situación social en un contexto político lleno
de avatares, que configuró una etapa con grandes inflexiones y signada por una
profunda inestabilidad en nuestro país.
Es un trabajo más periodístico que histórico. Aunque lo
primero ya parece irrenunciable para los historiadores . No será, por ende, la
prensa un complemento, sino el armazón nuclear de la tesis. Es la historia del
día a día, de las diferentes ópticas de una misma realidad, de visiones
aproximadas y de contraste de pareceres. Y dicho tratamiento constituirá una
amalgama, que deberá ser reflejo de una época bastante significativa.
El doctor Ricardo Acirón, ha realizado ─fue su Tesis Doctoral─ la investigación del período
1785-1862, que se corresponde con el análisis de los primeros periódicos
impresos en Canarias. He estimado conveniente, para mantener la adecuada
secuenciación, abarcar el intervalo histórico comprendido entre la I y la II
Repúblicas, aun cuando el enfoque de cómo discurrió la instrucción pública y si
los periódicos fueron fiel reflejo del devenir de la enseñanza, haya podido
diferir.
Será la prensa, como fuente documental para la
reconstrucción del pasado histórico, el sostén principal de la investigación.
El exhaustivo análisis de los mensajes en torno al hecho educativo, sobre todo
en la prensa del Valle de la Orotava, y de lo que otros periódicos publicaban
del Norte, así como editoriales, artículos, comentarios..., es lo que, con carácter general, determinará
el contexto del período investigado.
No es, en sentido estricto, historia del periodismo;
tampoco, historia de la educación. Sí es tratamiento informativo en periodismo
impreso del fenómeno educativo. Y este planteamiento desembocará,
irremediablemente, en los otros.
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¿Y el resto? Ya se verá, como le decía cierta madre a su
hija cuando le pedía permiso para ir al cine el domingo por la tarde.
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