Suena bonito, me dije. Pinta bien, me regocijé. Qué pena que
no posea un cacho de terreno (o una cabra y un par de conejos) en cualquier lugar
del pueblo para poder acogerme a la invitación. No sé si los amigos que sí lo
tienen (Pancho y Domingo García Palmero, Celestino Pérez Hernández, Juan José
González González y otros muchos) ya han presentado los papeles para optar a
las ayudas que tan espléndidamente reparte el Consistorio.
Seguí leyendo: La concejalía de Desarrollo Rural, dirigida
por Alexis Hernández, destina para ello 9.600 euros. ¿Tanto?, me pregunté con ligero
rictus de asombro. ¿Cómo es posible? ¿Está tirando Manolo el cochinito por la
ventana de la alcaldía? ¿No se da cuenta del quebranto económico que ello puede
ocasionar en las arcas públicas? Con razón le vota la gente. Es que no se
atisba en ningún otro municipio ese grado de esplendidez. Así da gusto. Casi
diez mil euros. Que repartidos entre un centenar de posibles adjudicatarios –para
redondear, que a lo peor pueden ser más– tocarían a 96 euros cada uno. Un dineral.
Vaya dilema se le planteará a los beneficiarios para dilucidar qué hacer con
ese montante. Con el que el grupo de gobierno pretende que se cumpla este
manifiesto de Domínguez: “En un año especialmente difícil para la economía en
todos sus ámbitos, el sector primario ha de seguir erigiéndose como una salida
y vía de sustento para muchas familias, un oficio y actividad tradicional que
contribuye además a la conservación y enriquecimiento del paisaje rural, y en
el que la inversión en innovación, ecología, reducción de la contaminación y
promoción de la eficiencia energética en cualquier fase de su proceso
productivo y de venta seguirá contando con nuestro apoyo”.
Si es que me emociono y todo. Llegué a tal extremo de
excitación que me fui a los presupuestos municipales. Y se me ocurrió poner la
palabra publicidad en el buscador y me sopló que el concepto ‘publicidad y
propaganda’ aparecía 23 veces. No me resistí, claro, y surgieron estas consignaciones:
92.680, 8.000, 2.000, 25.000, 10.000, 2.000, 1.000, 2.000, 10.000, 2.300,
4.000, 8.000, 16.000, 8.300, 2.000, 1.500, 28.000, 6.500, 3.500, 3.000, 23.500,
3.000 y 6.000. ¿Lo has sumado? Yo te ayudo: 268.280 euros. Y como estaba
entretenido –lo que es no tener nada por hacer– columbré lo de “Atenciones
protocolarias y representativas”. Quince veces, tú. Te detallo: 3.500, 14.000,
3.000, 1.000, 3.000, 1.000, 9.000, 1.000, 1.000, 1.600, 1.000, 18.000, 30.000,
4.000, y 3.000. Pues una nimiedad: 94.100 euros.
¿Entiendes ahora lo del título? ¿O quedaba mejor
desfachatez? Es que se necesita tener mucha caradura para estos desmanes. Y los
imbéciles aplaudimos con las orejas. Una tomadura de pelo en toda regla. Jociquea tú la tierra que yo me mamo la
papa suave. Y luego armo una quedada para la entrega del miserable donativo (si
hago la comparativa, ¿cómo quieres que lo denomine?) e inundaré de fotos todos
los canales a mi alcance.
¿La oposición? ¿Y yo qué sé? ¿Por qué me haces preguntas de
tal calibre? Te respondo de manera indirecta. Fania Medina, nueva secretaria
general del comité local del PSOE en San Andrés y Sauces, manifiesta ante la
asamblea que la eligió: “Mi objetivo es potenciar la vida orgánica de la
agrupación local y liderar el trabajo en equipo de forma cohesionada e impulsando
la implicación de nuestros afiliados”. Lo leí en el digital palmero El Apurón.
No la conozco de nada, pero, de no estar en nivel 3, lo mismo me daría un salto
para invitarla… a un cortado. Me da que tú pensaste otra cosa. ¿Desilusionado
yo? A ti te lo oigo.
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