Me gustaría contarles / la historia de dos chiquillos, / a
quienes voy a mentarles / como Pepillo y Juanillo. // Que eran los nombres
corrientes / de unas décadas atrás, / las de cruces en las frentes / y las de
parches detrás. // Vivieron nuestros actores / en medio de plataneras, /
acostados en las flores, / subidos en las higueras. // Y fue Pepillo un
rubianco / medio metido y travieso, / que en la época de Franco / sufrió la leche
y el queso. // No pienses que yo te engaño, / sé muy bien lo que me digo, / una
tarde sintió daño, / tuvo la culpa un descuido. // Pellizcando fisco a fisco, /
el pan se le consumió, / y casi se queda bizco / del tortazo que alcanzó. // Con
la cabeza agachada / en la fila se coloca, / y dirige la mirada / al pedazo que
le toca. // Tiende su mano inocente / en demanda del sustento, / pero en el
fondo presiente / que se aproxima el tormento. // Después de alcanzar, medita: /
Si va todo al mismo lado, / ¿por qué el maestro se irrita, / a qué viene tanto
enfado? // No había pan para untar, / mas ni siquiera por eso, / quiso un
momento dejar / aquel cachito de queso. // También le tocó a Juanillo / una
caricia alcanzar, / fue a robar piñas de millo / y lo acaban por trincar. //
Quería la mercancía / pa´ animar la fogalera, / trajo las manos vacías, / pero
fuerte cagalera. // Con las ganas se quedó / de comérselas turradas, / una paliza
alcanzó: / ¡madre mía, qué meniada! // Se le quitó toda el hambre / y debió
quedar contento; / de haberse enterado el padre: / ¡ay, señor, pa´ qué te
cuento! // Los hermanos eran buenos / fabricando diversiones, / pasaban ratos
amenos / y juguetes: ¡a montones! // No se llamaba balón, / sino era una
pelota; /el material del plantón, / con garapas de bellota. // Las canchas en
los caminos, / dos piedras las porterías, / ni botas ni tenis finos, / y lonas:
¡el que tenía! // Un molino de tunera, / y para el carro una lata, / un cacho de
palo era / una pistola barata. // Había imaginación / que no costaba dinero, /
para hallar la diversión / les bastaba su salero. // Los chicos desconocían /
la palabra aburrimiento, / con poco se entretenían, / y no creas que es un
cuento.
Y para concluir esta doble entrega, con el consejo de que sigamos
leyendo en el formato tradicional, me apetece reproducir un texto que me
remitió el amigo Pedro Ángel Gómez Barreto, un todoterreno en el mundo de la
comunicación (fundamentalmente en la faceta de los deportes), amén de perito en
protocolo y organización de eventos, presente siempre en cuantas ocasiones lo
he invitado (personalmente o como miembro de la A. F. de Higa) a varios
acontecimientos culturales o festivos, y
que tras muchos años de trabajo en el ayuntamiento de San Juan de la Rambla,
queda aún más unido al bello pueblo norteño con la incoación del oportuno
expediente que habrá de concluir, a buen seguro, con su nombramiento como
Cronista Oficial. Somos tantos los que nos adherimos a la propuesta, máxime
cuando el acuerdo plenario fue unánime, que todo eso que queda por contar de
aquella Villa, según sus manifestaciones en Diario de Avisos, irá cayendo poco
a poco:
Lo que más me impresionó fue la gran cantidad de gente que
te quiere y aprecia y eso siempre es de agradecer, porque no siempre se ve
tanta gente en la presentación de un libro y ya llevo muchas presentaciones a
mis espaldas.
Amigo Jesús, felicidades por tu libro, que compré y me
despisté para que me lo firmaras; ya te ‘agarro’ en otra ocasión. Cuando tenga
tiempo de leerlo te envío mi crítica.
Y no me puedo olvidar de la Agrupación Folklórica de Higa,
genial como siempre su repertorio que hizo todo muy agradable, pero tanto el
público como un servidor nos quedamos con ganas de que la noche se alargara un
poco más.
Me agradó ver gente de San Juan de la Rambla y eso me viene
a demostrar tu sencillez humana, tu amistad para con tu gente y, sobre todo, tu
‘internacionalidad’ que atesoras de amistades de otros pueblos.
Como dijo alguien, el mayor tesoro que una persona puede
tener es contar con muchos amigos y yo me considero agraciado de tenerte en mi ‘fortuna’.
Un fuerte abrazo, Pedro Ángel Gómez Barreto”.
Qué más puedo pedir. Estas, y otras, son las sorpresas que
te da el disco duro cuando te dedicas a husmear. A perdonar la extensión, que
precisó de dos entregas, y que imposibilitó el séptimo resumen semanal de este
sábado. El próximo será. Si no vuelvo a sumergirme en el arcón del abuelo.
Déjalo, que volvemos a ponernos sementales (¿otra vez?), perdón, sentimentales,
en qué estaría yo pensando. Feliz fin de semana.
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