jueves, 30 de septiembre de 2021

141. Despliegue informativo (y 4)

1. Tenerife. Ganada con una bonita lucha por Liborio Pérez contra Graciano Hernández. 

2 y 3. Hierro. Aprovechando el momento en que Liborio quiere encaderar, Juan Padrón traba débilmente al de Tegueste y lo vence.

A Liborio le sustituye Angelito; da éste una palmada preciosa, pero se sostiene Padrón y deja sentado a Ángel Alvarez; al contrario de lo que le sucedió el domingo pasado, perdió Angelito el jueves una lucha que pudo considerar suya.

4 y 5. Tenerife. Un toque limpio, muy bueno, de Santana derrota a Juan Padrón, saliendo entonces por el Hierro, Justo Hernández que trabaja decidido y con mucho arte, pero Santana atento y listo, lo saca habilidosamente y Justo es derrotado.

6. Hierro. Esta lucha dio motivo para una preciosa contra de Wifredo Mérida que vence a Santana al pretender este tocar por dentro.

7 y 8. Tenerife. Alvaro Canino, más conocido por Alvarote, y mas conocido aún por sus simpatías y lo que promete, encadera con todo su poder a Wifredo y vencido éste gana también Alvarote la lucha contra Ramón Hernández.

9, 10, 11, 12 y 13. Hierro. Son los momentos felices del notable luchador Juan Padrón Pérez; uno a uno, claro está, fuéronle presentando lo más escogido entre lo fuerte:

Cae Alvarote con un toque pa atrás marca Leonardo; con una palmada digna del cuerpo de su adversario vence Padrón a Juan Martín Ramos; C. García sigue idéntico camino que Alvarote; la expectación aumenta cuando sale Aureliano Albertos; Aureliano consigue armar su lucha favorita, pero Padrón en vez de echar la mano en tierra, la aferra a su contrario hasta rendirle.

El público se entusiasma con el trabajo limpio de Padrón Pérez a los pocos momentos tiene el herreño frente a su poder, el poder del maestro Emilio Rivero.

Rivero se apodera rápidamente de la pierna del contrario; Juan Padrón espera y asecha y así pasan varios segundos terminando la escena con un magnífico traspiés alto que hace girar a Emilio con toda la rapidez de su mismo impulso al querer levantar al luchador herreño. Este es justamente ovacionado.

14. Tenerife. La gente se ahoga a toda prisa y Manuel García en vista de que Juan Padrón no se retira, agarra con él en dos ocasiones y con una defensa de muslo, su lucha ideal, vence a su contrincante. Orador y luchador en una sola pieza, aquí del refrán: lo cortés no quita lo valiente.

15. Hierro. Acisclo vence a Manuel García.

16. Tenerife. Acisclo Sánchez y Francisco Hernández. Pancho trabaja con mucha fé y después de muchos esfuerzos inútiles por uno y otro, Acisclo cae medio encaderado al pretender tocar para atrás.

17. Hierro. La lucha de la tarde. Pascual Hernández agarra con Francisco Hernández; Pancho suspende toda la actividad que había desplegado con Acisclo, porque conocedor del paño, no quiere descuidarse esperando algún acontecimiento; y en efecto, al agarrar por segunda vez; un traspiés de Pascual, pero no un traspiés corriente, sino de una forma y en una posición, que solo Pascual puedo explicar, da en tierra con el poderoso jigante [sic], que esto venía a ser Pancho junto a la figura endeble del grande y veterano maestro de maestros.

Fué premiado el trabajo de Pascual con grandes ovaciones y regalos en efectivo.

18, 19 y 20. Termina. El buen luchador Julián Hernández termina el encuentro con el Hierro derrotando á Pascual Hernández, a Manuel González y a Miguel Padrón, destacándose el dominio de Julián y la defensa de Pascual que puso en peligro al hijo de Hipólito. Total, diez luchas contra diez.

Aprovechando la presencia de tres luchadores canarios el espectáculo tiene una segunda parte muy interesante, previo discurso breve si que también lacónico de Manuel García.

Francisco Saturno y Antonio Pérez fueron derrotados por levantada y cadera por Mariano Cabrera, demostrando antes ambos luchadores que eran buena gente.

El luchador canario que quedaba era nada menos que Mandarria, encadera este rápidamente y Mariano trabando el cango, obtiene uno de sus mayores triunfos, venciendo a Mandarria que apreció prácticamente el valor de ese luchador cuyos cangos y levantadas, son el non plus ultra de la elegancia. Los aplausos a Mariano se oyeron en toda La Laguna.

En esta lucha fueron también notas que dieron mayor realce al espectáculo el orden, y el compañerismo y buenos deseos de todos los luchadores.

Estamos de enhorabuena”.

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Nada que añadir ante semejantes y prolijas crónicas. Se me podrá alegar que en la actualidad el deporte se ha diversificado. Cierto. Pero el periodismo se ha empobrecido. Y me remito al candente asunto del volcán de la isla de La Palma. De vergüenza. Si no estuviese sumergido en este entretenimiento luchístico, yo también hubiese explotado con más de una figura de los medios de comunicación. Incluiría, por supuesto, a la televisión canaria. Esa que pagamos todos y que ha fletado hacia la Isla Bonita a todos su reporteros. Amén de prominentes presentadores de informativos que cubren en directo el “circo” desde el pertinente set televisivo con casco, mascarilla y gafas de soldar. Échense un higo.

miércoles, 29 de septiembre de 2021

140. Despliegue informativo (3)

El Progreso, 9 de junio de 1917, página 2:

“Mañana se celebrará en esta plaza de toros la última partida de luchas canarias entre los equipos de esta isla y Hierro. El espectáculo será amenizado por la banda municipal de música. Los luchadores de uno y otro equipo son los siguientes:

Hierro

Acisclo Sánchez, Juan Padrón Pérez, Pascual Hernández, Ramón Hernández, Juan Padrón, Miguel Padrón, Graciano Hernández, Manuel González, Wifredo Mérida, Justo Hernández, José Gutiérrez, Antonio Quintero, Pedro Machín, Juan Rodríguez, Antonio Pérez (El de la cortada).

Tenerife

José Martín (Sopo), Ricardo Campos, Manuel García (Chiflado) Celedonio Rodríguez, Francisco González, Rafael Déniz (Cañero) Mariano Cabrera, Eusebio García (Herrero), Santiago Cedrés, Aureliano Albertos, Ángel Alvarez (Angelito), Julián Hernández (De Hipólito), Gregorio Correa, Juan Manía Ramos (El Guarda), Alvaro Canino (Alvarote), Andrés Rosas, Emilio Rivero, Francisco Hernández (El de la Caldera), Fernando Santana, Francisco Melián, Rivero, Liborio Pérez.

Después de la lucha corrida, se celebrarán interesantes desafíos.

Directores de lucha: Don Acisclo Sánchez y don Juan Padrón, por el Hierro; don José Martín y don Emilio Rivero, por Tenerife.

Jueces de terrero: Don Leonardo Gutiérrez, por el Hierro y don Luis Delgado, por Tenerife”.

Y la detallada cuenta que prometió Diario de Tenerife, se publica el 9 de junio de 1917, página 2:

“También hoy es difícil nuestra tarea de cronista; pero no porque haya poco que decir, sino porque hay demasiado que contar.

Y no temamos, como en nuestra revista anterior, que el asunto no responda a la medida de nuestros deseos; al contrario, hoy tenemos la seguridad de que nuestra palabras serán reflejo bastante confuso de la magnífica tarde que nos proporcionó la lucha del jueves, en el Teatro Leal, de La Laguna. Corta, tan corta como la del domingo fue la lucha; empezó cerca de la una y media y a las 3 estaba terminada; pero fueron seis cuartos de hora muy bien aprovechados, porque durante ellos desfilaron recuerdos gratísimos de luchas pasadas resucitados al conjuro de unas faenas que formarán época en el deporte canario.

Santana, por ejemplo, nos trajo a la memoria aquella su feliz tarde en la que hizo morder el polvo de derrota en el Teatro Viana a los célebres Patamochos; Juan Padrón Pérez nos recordó las tardes memorables en las que un José Reyes rendía a los más poderosos luchadores de la isla; y una lucha, una sola, ganó Pascual Hernández, pero el triunfo fué definitivo; para encontrar una lucha que pueda dignamente compararse con la que Pascual electrizó el jueves al público del Teatro Leal, tenemos que remontamos al encuentro de Tejina y arrancar el famoso remolino que dejó consagrado a José Martín (El Sopo).

Fué también el jueves un día bueno para Francisco Hernández, el entusiasta y admirable luchador de la resistencia; se creció al agarrar con Acisclo y al vencerle se arrancó la espina que hace mucho tiempo tenía clavada; debajo de Acisclo aplastó también Pancho al Sopo, a Déniz y a José Reyes.

Seríamos injustos si no citáramos como extraordinario, a Manuel García; el jueves repitió una de sus sorpresas: su lucha salvadora de hombre práctico que lleva al público el convencimiento de que Manuel García es un luchador de cuerpo entero; todo aficionado que tenga un poco de memoria recordará siempre a Manuel presentando en las difíciles situaciones como el cabo salvador de un naufragio inevitable; y es que tiene, no cabe duda a pesar de su sobrenombre, la rara condición de permanecer sereno y sensato, cuando ve a sus compañeros más notables, con las cabezas perdidas, rodar por el suelo como pelotas.

Miel sobre hojuelas fué la actuación de Mariano Cabrera, único postre que se podía turnar después del trabajo que había desarrollado Pascual.

Con permiso de los poetas estamos por asegurar que también el luchador nace y no se hace; por lo menos así hay que creerlo al observar lo que pasa con Cabrera, joven luchador, que como decíamos en nuestra revista anterior, es de ayer y ha hecho ya experimentar las más gratas impresiones de la lucha canaria como manifestación magnifica del arte y del poder combinados; el cango con el que venció al célebre Mandarrias fué el remate más completo, el broche de oro, que diría un literato de la segunda lucha entre El Hierro y Tenerife.

Acisclo, valgan verdades, en las dos tardes en que se ha presentado, no ha estado, ni mucho menos, a la altura que su fama exije; no le ha acompañado la suerte; sin embargo, el jueves tuvo tiempo bastante y sobrado, si su dominio fuera franco y seguro, para ganar su lucha con Francisco Hernández; es indudable que se ha encontrado con gente más poderosa de lo que calculaba, y la desconfianza y, el temor de perder le restaron facultades; mañana, último día, pudiera tener el desquite”.

(concluimos mañana)

martes, 28 de septiembre de 2021

139. Despliegue informativo (2)

El Imparcial, 8 de junio de 1917, página 3:

“Fué emocionante el partido de luchas canarias jugado ayer en el teatro Leal de la Laguna y dio más juego y entusiasmo más a los aficionados que el del domingo pasado en el circo taurino de esta capital.

El espectáculo, pues, puede decirse que constituyó un gran éxito para todos: para los luchadores y para los empresarios.

Ocho luchadores herreños vencieron a diez de sus adversarios de Tenerife, pero el Hijo de Hipólito dio buena cuenta de los tres que quedaban de aquel partido.

Mariano Cabrera (Marianito) venció al célebre luchador de Gran Canaria Mandarrias y a los dos compañeros de éste que vinieron a reforzar a los herreños.

De estos se distinguieron, notablemente, Juan Padrón Pérez y Pascual Hernández”.

El Progreso, 8 de junio de 1917, página 2:

“En el Teatro Leal, de La Laguna, se celebró ayer tarde la segunda partida de luchas canarias entre el equipo de esta y los diez herreños.

El resultado fué empatar a diez luchas. La concurrencia al espectáculo fué grande, saliendo entusiasmada de la partida.

Terminadas las luchas con los herreños, se presentaron tres luchadores canarios, entre quienes se encontraba el temido "Mandarrias". De derribarlos a todos se encargó Mariano Cabrera.

El domingo próximo se celebrará en la plaza de toros la última partida con los herreños”.

La Prensa, 8 de junio de 1917, página 2:

“Ayer se celebraron en el teatro Leal, de La Laguna, la segunda de las luchas concertadas entre los atletas herreños y los partidos de esta isla.

El espectáculo constituyó un nuevo éxito, asistiendo una concurrencia muy numerosa.

Los luchadores herreños se presentaron reforzados con tres colegas de Canaria, uno de ellos el famoso Mandarria.

Hubo encuentros interesantísimos, quedando los atletas herreños mejor que el pasado domingo en esta capital.

Los héroes de la jornada fueron: por el Hierro, Juan Padrón Pérez, que derribó a cinco adversarios, y Mariano Cabrera, de esta capital, que dio cuenta del refuerzo de la vecina isla.

El resultado final de la lucha fué 13 luchas a favor de los partidos de esta isla contra 10 del partido herreño y su refuerzo.

El público salió muy satisfecho del espectáculo y dispuesto a presenciar el del próximo domingo en la Plaza de toros, en el que, según versiones que hemos oído, los luchadores forasteros propónense dejar su pabellón a gran altura”.

Cara-dura, 9 de junio de 1917, página 2, que nos da otra visión del deporte:

“La comidilla de la semana ha sido el encuentro que tuvo lugar el domingo último entre los luchadores herreños y los de esta capital.

Nosotros, como buenos terruñistas, no podemos sustraernos al general entusiasmo que el triunfo de nuestro paisanos produjo en el ánimo de todos los que, siendo hijos de esta peña, sienten viva simpatía por el noble y educativo deporte regional, que gracias a la loable actividad de unos cuantos entusiastas, surge hoy como lozana margarita de entre el lodazal de la indiferencia en que estaba sumido.

Vaya nuestro aplauso para ambos bandos por la nobleza demostrada en el repetido encuentro y en especial para los nuestros, pues además de demostrar nobleza, demostraron también que ya pasaron los tiempos en que se amarraban los perros con longaniza.

Y ahora una observación: ¿No puede evitarse el que los luchadores se desnuden en pleno terrero a la vista del público, cosa que es tanto más grave cuanto que las luchadas del último domingo las presenciaban unas cuantas señoras y señoritas? ¿No puede evitarse también el que algunos luchadores hagan ademán de pedir dinero al público cuando no está en el ánimo de éste el dárselo?

Evítese todo esto porque es de un efecto asaz pésimo, y conseguiremos con ello que el deporte canario prospere más y más cada día”.

(continuamos mañana)

lunes, 27 de septiembre de 2021

138. Despliegue informativo (1)

A medida que uno se sumerge en planas de años idos (algo más de un siglo), se sorprende del mucho material impreso que surge en torno a la lucha canaria. Y destaca, sobremanera, las detalladas ─amén de argumentadas─ crónicas que Diario de Tenerife publicaba al respecto y según comprobaremos en este Despliegue informativo que hoy iniciamos y que hemos debido fraccionar en cuatro entregas para hacer más llevadera la lectura de tan extenso contenido. Comenzamos:

Gaceta de Tenerife, 7 de junio de 1917, página 2:

“Dimes y diretes

Leonardo Morales (El Zurdo), con motivo de haber sido eliminado de la lista de les luchadores de esta Capital que habían de competir con los herreños, y considerándose bueno como el que más entre todos los que forman la sociedad Fomento de luchas canarias, así reza su carta publicada en un colega de la tarde, desafía a cualquiera de los que dicha sociedad forman, a cinco luchas que se celebrarán el domingo próximo.

Rafael Déniz, miembro de la ya citada sociedad y que no quiere permitir que se postergue a él ni a ninguno de sus compañeros, está dispuesto a aceptar el desafío propuesto, con arreglo a las condiciones generales de luchas canarias, pero como todo no ha de ser coser y cantar, exije que se cruce una apuesta cuya cantidad mínima sea la de 250 pesetas.

Y ahora queda en el uso de la palabra el retador Leonardo Morales”.

Y vamos con la luchada en sí, iniciando el recorrido con Gaceta de Tenerife, 8 de junio de 1917, página 1:

“De La Laguna nos comunican que la luchada ayer fué un verdadero acontecimiento.

Cayeron todos los luchadores herreños después de vencer a igual número de luchadores de Tenerife, que fueron los siguientes:

Liborio, Angelito, Santana, Alvaro Canino, Juan M. Ramos, C. García, Aureliano, Emilio Rivero, Manuel García, Francisco Hernández.

Julián Hernández quedó en el terrero.

Del partido del Hierro causaron sensación Juan Padrón Pérez que venció a cinco de los hombres más fuertes del partido tinerfeño y Pascual Hernández que tiró a Francisco Hernández con una lucha magistral.

Juan Padrón Pérez fué derrotado por Manuel García, y éste por Acisclo.

Acisclo perdió la lucha con Francisco Hernández.

Terminada la gente del Hierro lucharon en favor de ésta tres luchadores da Gran Canaria, entre ellos el célebre Mandarria, teniendo Mariano Cabrera la honra de vencer a los tres con muy bonitas luchas.

El público que llenaba casi por completo las localidades del Teatro Leal aplaudió los encuentros más interesantes”.

Diario de Tenerife, 8 de junio de 1917, página 1:

“Ante una numerosísima concurrencia que llenaba el teatro Leal, de La Laguna, ayer tarde se verificó el segundo encuentro de luchas canarias entre los diez luchadores herreños, reforzados con tres de Canaria, y el partido de esta isla.

Las luchas resultaron muy emocionantes, agradando extremadamente al público. El resultado de la partida fué de diez luchas por cada uno de los equipos.

Luego lucharon los canarios siendo los tres derribados por Mariano Cabrera. Entre los que venció se encuentra el célebre Mandarrias.

Nuestro redactor deportivo dará mañana detallada cuenta de lo ocurrido.

Y hasta el domingo que se despedirán los herreños en esta plaza de toros”.

La Prensa, 8 de junio de 1917, página 2:

“Las luchas de ayer

Ayer se celebraron en el teatro Leal, de La Laguna, la segunda de las luchas concertadas entre los atletas herreños y los partidos de esta isla.

El espectáculo constituyó un nuevo éxito, asistiendo una concurrencia muy numerosa.

Los luchadores herreños se presentaron reforzados con tres colegas de Canaria, uno de ellos el famoso Mandarria.

Hubo encuentros interesantísimos, quedando los atletas herreños mejor que el pasado domingo en esta capital.

Los héroes de la jornada fueron: por el Hierro, Juan Padrón Pérez, que derribó a cinco adversarios, y Mariano Cabrera, de esta capital, que dio cuenta del refuerzo de la vecina isla.

El resultado final de la lucha fué 13 luchas a favor de los partidos de esta isla contra 10 del partido herreño y su refuerzo.

El público salió muy satisfecho del espectáculo y dispuesto a presenciar el del próximo domingo en la Plaza de toros, en el que, según versiones que hemos oído, los luchadores forasteros propónense dejar su pabellón a gran altura”.

(continuamos mañana)

sábado, 25 de septiembre de 2021

137. Veinte contra diez (y 3)

2º., 3º. y 4º. Hierro. A sustituir al caído sale otro Juan Padrón; pero ahora no es Juan Padrón a secas, sino Juan Padrón y Pérez, magnífico tipo de luchador una de las grandes columnas del partido herreño; dos veces agarraron Padrón Pérez y Alvarote y ambos estuvieron repetidas veces en peligro; al fin sonó una palmada y Alvarote fué vencido, después de cumplir como bueno.

Juan Padrón repitió la palmada con Manuel García; fué un toque limpio, enérgico que pone en el suelo al popular luchador del Fomento, mientras el público, pasado el momento del asombro, aplaude al vencedor.

Agarran después Juan Padrón y el Hijo de Hipólito.

Julián no cede a las palmadas y con la energía que le caracteriza se apodera dos o tres veces del muslo de su adversario; este se tambalea pero se salva del naufragio y con una embestida desesperada gana su tercera lucha.

5º. Tenerife. Se retira Juan Padrón Pérez y sale Graciano Hernández que forma una bella pareja con su adversario Angelito; Graciano Hernández ataca rápido, seguro... es decir, seguro no, porque cuando tiene el triunfo en las manos, pone éstas en el suelo mientras Angelito se escabulle con uno de sus habilidosos movimientos.

6º. Hierro. Con un toque para atrás, Wifredo Mérida gana la lucha con Ángel Alvarez.

7 y 8. Tenerife. Ganadas por Aureliano Albertos; después de vencer a Wifredo, agarra con el herreño Ramón Hernández con el que pone en práctica la lucha que tantos éxitos le ha proporcionado.

9 y 10. Hierro. Hace entonces su aparición Pascual Hernández, nótase en el famoso luchador la huella de los años, pero en sus luchas sigue dominando el sello de una especialidad; vence a Aureliano y a Melián Rivero. ¿Como, con qué luchas les venció?

Vienen después momentos de expectación. El encuentro de Pascual y José Martín.

Y a los pocos momentos de la lucha quedó justificado el interés del público; agarraron ambos luchadores como si se conocieran de toda la vida; atacaba magistralmente Pascual y se defendía mejor El Sopo; una de las veces el golpe del herreño fué certero, volvió, la cabeza para levantar al que creía caído, pero se encontró de pie y sonriente el caudillo del Fomento; al agarrar de nuevo fué José Martín quien realizaba el trabajo de ataque y correspondió entonces al veterano Pascual defenderse con la seguridad de un luchador maestro.

Esta lucha quedó en tabla.

11. Tenerife. Mariano Cabrera, luchador de ayer puede decirse, y que ha recorrido ya la escala de los éxitos; venció el domingo a Justo Hernández con una lucha elegante: una levantada limpia rematada con un cango por fuera.

12. Hierro. Si bien estuvo Mariano en la lucha que ganó, mejor estuvo al agarrar su segunda lucha; con extraordinario dominio levantó y jugó con su adversario; pero no perdió éste el tino, y con una maestría admirable, Manuel González, que este era el nombre del herreño, venció a Mariano Cabrera.

13, 14 y 15. Tenerife. Una levantada de Eusebio García da en tierra con Manuel González.

Y hace su aparición el hombre cuyo nombre está rodando desde hace más de una semana en boca de todos los entusiastas de la lucha o sea medio Santa Cruz.

Su presencia parece dar fe de su fama. Agarran los luchadores y en menos tiempo del que se emplea en decirlo, queda formado el interesante grupo de dos hombres poderosos que emplean todo su fuerza en una combinación encontrada difícil que en el argot de la lucha se llama la burra. Trabóla Acisclo en malas condiciones, y se encontró además con la resistencia formidable de Eusebio, y así unos segundos, hasta que impotente Acisclo para arrastrar a su adversario, fue arrastrado por su propio impulso, y se hundió derrotado en la tierra.

El coloso había sido vencido, y el entusiasmo del publicó desbordóse en una lluvia de aplausos y pesetas para el vencedor. La gloria de Eusebio fue sin embargo más completa. Volvió al terreno Juan Padrón Pérez y es entonces cuando se muestra en todo su desarrollo el poder de Eusebio; levanta y sostiene a Padrón Pérez, qué se defendió durante un buen rato, y logra derribarle.

16 y 17. Tenerife. Se retira Eusebio y ocupa su lugar en el terrero Rafael Déniz. Como adversarios tuvo los dos luchadores que quedaban del Hierro: Miguel Padrón y Pascual Hernández; ninguno de los dos pudo resistir un minuto la cadera oportunamente aplicada de Déniz: y fueron vencidos por este con gran facilidad.

Tenerife, diez luchas contra siete que ganó el Hierro.

Pero la lucha del domingo por la forma en que se desarrolló no puede considerarse definitiva.

Continúa pendiente la expectación del público para las próximas luchas.

Allá veremos”.

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Con este despliegue informativo, a más de un seguidor del noble deporte se le deberán poner los dientes largos. Y a más de uno de los que presume de periodista, se le debería caer la cara de vergüenza. Seguiremos hurgando.

viernes, 24 de septiembre de 2021

136. Veinte contra diez (2)

Continuamos con los relatos porque los periódicos del entonces no escamoteaban esfuerzos. Sobre todo, Diario de Tenerife. En la actualidad, entre la pandemia y el acomodo de los plumillas, guárdame un cachorro.

El Progreso, 4 de junio de 1917, página 2:

“En la Plaza de Toros. La lucha de ayer

Ante una numerosísima concurrencia, jamás vista en esta clase de espectáculos en esta Capital, verificóse ayer en el circo taurino, la sensacional lucha entre los diez afamados atletas de la vecina isla del Hierro y los veinte más notables luchadores de Tegueste, La Laguna y esta ciudad.

El espectáculo resultó de lo más emocionante que hemos presenciado y los millares de personas que como espectadores asistieron a él salieron en extremo satisfechísimas.

Los héroes fueron, por el partido de Tenerife, José Martín, Angelito, Déniz, Eusebio García, Albertos y Julián Domínguez, y Juan Padrón y Pascual Hernández, por el del Hierro.

Eusebio derribó a los tres maestros Acisclo Sánchez, Juan Padrón y Manuel González.

Pascual cayó a manos de Déniz.

El resultado de las luchas fué de 10 a favor de Tenerife por 7 de los del Hierro”.

Y la prometida y prolija información en Diario de Tenerife, 5 de junio de 1917 (martes), páginas 1 y 2:

“Luchas canarias en la Plaza de Toros entre El Hierro y Tenerife

Algún tanto dificililla es hoy nuestra tarea de repórter.

Quisiéramos hacer un esfuerzo y emplear un vocabulario propio de los grandes acontecimientos, pero nos asalta el temor de que el asunto no responda a  nuestros deseos y queden desfiguradas y doloridas la verdad y la justicia que inspiran siempre nuestras impresiones.

Duró la lucha del Domingo muy poco tiempo; Ia suerte puso mala cara al grupo herreño; quedaron en pie la mayor parte de nuestros luchadores; no sucedió, para decirlo de una vez, lo que el público esperaba y, sin embargo, la concurrencia no salió descontenta.

Cayeron los hombres del Hierro, pero su derrota no puede calificarse de fracaso; ninguno, de los diez hombres que formaban el grupo adversario de Tenerife quedó ante el público como un mal luchador. Y por esto; porque caían como buenos en la lucha con otros tan buenos como ellos, el encuentro del Domingo, a pesar de su corta duración y de su resultado completamente distinto del que todos calculábamos, sostuvo la animación dejando, si acaso, al final una impresión agridulce; mezcla de satisfacción y desconsuelo que lejos de matar el entusiasmo, creemos nosotros que será nuevo acicate de curiosidad para los próximos encuentros.

Desilusionados y tristones quedaron los que habían puesto las esperanzas y afanes de emociones en el afamado Acisclo Sánchez, víctima ayer de un golpe, de desgracia y de la musculatura de hierro del poderoso Eusebio García; los que se imaginaron un desfile de la flor y nata de nuestros luchadores rendidos a Ios pies de Juan Padrón y Pascual Hernández; los que habían afirmado como indiscutible el triunfo de la gente del Hierro sobre la de Tenerife.

Pero a disipar el descontento se agolpaban también las notas de gallardía que nos ofrecieron los de uno y otro bando; el heroísmo de Alvarote y las palmadas asombrosas de Juan Padrón; el trabajo de Mariano y la defensa triunfante de su contrincante Manuel González; el juego admirable de Pascual todo maestría, deshaciéndose impotente contra el arte, una vez más ratificado de José Martín (el Sopo); Angelito vencedor en la agonía; Eusebio, convertido en héroe de la tarde y Déniz con su arma favorita de la cadera, señalándose como botón de muestra de las reservas que aún quedaban al partido de Tenerife.

El encuentro de ayer fue indudablemente una sorpresa, y los principalmente sorprendidos habrán sido los luchadores herreños.

Los partidos de Santa Cruz, de La Laguna y Tegueste y Tejina tienen cada uno un cuadro de luchadores completo; se ha aguzado el ingenio en un largo entrenamiento y raro es el luchador que ignora los resortes curiosos e interesantes de nuestro deporte regional. EL domingo quedó nuestra lucha triunfante como nunca.

Pudo llamarse la fiesta de la lucha canaria.

Estuvo el espectáculo bien organizado, no hubo incidentes ningunos y el público, un lleno completo, que en algunos momentos desbordó su entusiasmo estuvo correctísimo y premió con grandes aplausos a los luchadores herreños que se distinguieron.

Y como en honor a la verdad no encontramos otras impresiones generales que trasladar a las cuartillas, pasaremos a referir lo que nos ofrecieron los 17 encuentros, uno de ellos en tabla, que se celebraron el Domingo.

1º. Tenerife. ¿Quién es el primero que en nombre de Tenerife se atreve a pisar el terreno? El simpático Alvaro Canino tuvo este honor; fué premiada su valentía con el triunfo contra Juan Padrón.

(finalizamos mañana)

jueves, 23 de septiembre de 2021

135. Veinte contra diez (1)

De extraordinaria calificaba la prensa, amén de una concurrencia jamás vista, la luchada habida en la Plaza de Toros de Santa Cruz entre una selección de Tenerife contra otra de El Hierro. Descompensada, eso sí, por el número de intervinientes, pero que dejó buen sabor de boca por la calidad de los contendientes y con el reconocimiento generalizado de que faltó suerte al combinado herreño. Detallemos lo que en diversas cabeceras se relató al respecto.

Gaceta de Tenerife, 4 de junio de 1917 (lunes), página 1:

“Lucha extraordinaria

La expectación enorme que había despertado el encuentro entre los luchadores del Hierro y los de esta isla llevó ayer a la Plaza de Toros una enorme concurrencia.

Esta no quedó defraudada aunque se esperaba más juego por parte de los luchadores herreños que venían precedidos de mucha fama.

Demostraron, sin embargo, ser gente luchadora y fueron aplaudidos en algunos encuentros pero no les acompañó la suerte y se encontraron además con gente bien preparada.

Cayeron los diez luchadores del Hierro y siete unicamente de Tenerife. Tomaron parte por esta isla Alvaro Canino, Manuel García, Julián Hernández, Angelito, Aureliano Albertos, Mariano Cabrera, Eusebio, Rafael Déniz y José Martín.

Buena estuvo la representación de Tenerife; y demostrado quedó que puede esta isla ponerse en primer lugar en lo que a luchadores se refiere.

Unos con arte y otros con poder y algunos con poder y arte dejaron muy bien puesto el pabellón.

Las figuras principales Acisclo Sánchez y Juan Padrón cayeron a manos de Eusebio García.

Pascual Hernández y José Martín (Sopo) hicieron filigranas sin lograr tirarse.

La última lucha fué el triunfo de Rafael Déniz tirando por cadera al mencionado Pascual.

Veremos si en el próximo encuentro la fortuna ayuda algo más a la gente del Hierro.

Por hoy nuestra enhorabuena a los luchadores y a la Empresa”.

Diario de Tenerife, 4 de junio de 1917, página 1:

“Ante una grandísima concurrencia ayer tarde se celebraron en nuestra plaza de toros la primera de las partidas de luchas canarias contratadas con 10 famosos atletas herreños contra 20 luchadores de esta capital, La Laguna y Tegueste, también de gran renombre.

Todos les encuentros dada la valía de unos y otros contendientes, causaron una emoción indescriptible.

El resultado de la partida fué de 10 luchas a favor de Tenerife, contra 7 de los del Hierro. Es decir fueron derribados todos los individuos que componían este equipo.

Mañana publicaremos una extensa é interesante información hecha por nuestro redactor deportivo”.

El Imparcial, 4 de junio de 1917, páginas 2 y 3:

“La fiesta regional. La lucha de ayer

Con la asistencia de un público numerosísimo, unas cuatro mil personas nuestra enhorabuena a los empresarios, se verificó, ayer, en el circo taurino de esta capital, el desafío concertado entre diez afamados luchadores del Hierro y los veinte mejores de esta ciudad, la Laguna y Tegueste.

Don Juan Padrón y don Alvaro Canino (Alvarote), fué la primera pareja que salió al terrero, venciendo éste a aquel por una media cadera muy bien echada y muy bien rematada.

A su compañero del Hierro lo vengó don Juan Padrón Pérez, quien, con una palmada por dentro, dio en tierra con Alvarote.

Don Manuel García (Chiflado), que salió por caída del luchador lagunero, no resistió tampoco la palmada por dentro de su contrincante y tuvo el mismo lecho que Alvarote.

Don Julián Hernández (el de Hipólito) que se presentó en el terrero con ánimo decidido de quitar de en medio al formidable luchador herreño, tocó todos los registros de su arte, produciendo en el público verdadera sensación, pero a la tercera agarrada, el de el Hipólito midió el suelo al impulso de una palmada pa tras, que le recetó su adversario.

Retirado provisionalmente don Juan Padrón Pérez, uno de los luchadores que más se distinguieron ayer, salieron a luchar don Graciano Hernández y don Ángel Alvarez (Angelito), el luchador artista por excelencia, que tocado por su contrario con una palmada por dentro, recurrió a su arte, y sin darnos exacta cuenta de la contra-lucha, el herreño quedó vencido.

Don Wifredo Mérida, con una palmada pa atrás se deshizo de Angelito, que fué vengado por don Aureliano Albertos, quien a su vez, cayó a los pies de don Pascual Hernández, otro de los mejores luchadores del partido herreño, por su arte y agilidad, a pesar de sus 45 años.

Don Francisco Melián Rivero que aspiraba a deshacerse de su contrario, corrió la misma suerte que su anterior compañero.

Y aparece en el terrero, causando una gran expectación pública, el famoso Sopo, don José Martín, quien, y después de agarrar unas cuatro o cinco veces, ni pudo vencer ni ser vencido, retirándose ambos luchadores.

Don Justo Hernández y don Mariano Cabrera, que sustituyeron a los dos anteriores, trabaron lucha con coraje y decisión, resultando triunfante el segundo, que fué vencido por don Manuel González, y éste, a su vez, por don Eusebio García (Herrero), que fué el hombre de la tarde por la calidad de los luchadores herreños a quienes les hizo morder el polvo de la derrota.

Don Acisclo Sánchez, que goza de tan merecida y general fama como luchador, casi invencible, cayó por una levantada del Herrero, produciendo en el público como la impresión de un sueño pues nadie creía posible el resultado que tuvo este encuentro, achacándose, luego, a un golpe de fortuna del Herrero.

El jueves próximo lo veremos. También venció éste a don Juan Padrón Pérez, otro de los más justamente conceptuados luchadores de poder, habilidad y destreza, y el cual, anteriormente, como queda dicho, había tumbado a tres adversarios.

Don Rafael Déniz (Cañero), remató el partido tirando a don Manuel Padrón y a don Pascual Hernández.

Resumen: siete luchadores de Tenerife vencieron a los diez de la isla del Hierro, aunque muchos aficionados reconocían que aquellos lucharon con bastante suerte.

El partido anunciado para el jueves de esta semana tendrá lugar en el teatro Leal, de la Laguna, comenzando el espectáculo a las dos de la tarde.

Se nos dice que será reforzado el bando herreño”.

(continuamos mañana)

miércoles, 22 de septiembre de 2021

134. Gana la lucha canaria

Veamos hoy dos reseñas de sendas cabeceras en las que se da cuenta de lo acaecido en una luchada celebrada en la Plaza de Toros de Santa Cruz el domingo 20 de mayo de 1917. La una más escueta, pero la del otro periódico con todo lujo de detalles y jugosos comentarios como el aprovechado por un servidor para titular el presente: debemos procurar que quede vencedora únicamente la lucha canaria.

Gaceta de Tenerife, 22 de mayo de 1917 (martes), página 4:

“La lucha canaria en la Plaza de Toros

El encuentro de antes de ayer entre Tegueste y Santa Cruz fué muy interesante y de los mejores organizados que hemos visto.

Se luchó con interés y pundonor pero también con nobleza y compañerismo.

Hubo 30 encuentros; Santa Cruz ganó 17; Tegueste 12, y una quedó en tabla.

Se distinguieron Ramón Herrera: Juan A. Jorge heredero de la burra del celebre Guerra Brito; Santiago Cedrés, el cual venció a J. Díaz, Liborio y a Santana; Manuel García (ayudado por el Dr. Adryam) que venció a tres adversarios y se retiró; y por último el poderoso C. García.

De Tegueste fueron aplaudidos el notable Agustín Darias y Francisco Hernández.

En los desafíos hicieron magníficas luchas todos los que en ellos tomaron parte: Mariano Cabrera, Santana, Francisco González, Eusebio, Liborio, A. Gómez, Ramón Herrera y Antonio Rodríguez.

Los muchachos del segundo equipo, admirablemente”.

Diario de Tenerife, 23 de mayo de 1917 (miércoles), página 2:

“Hoy tomamos nuestra pluma de revistero completamente satisfechos; que para todo el que no sea un desequilibrado, siempre será más grata la tarea de aplaudir que la de censurar, si la justicia no queda resentida.

Y la lucha del Domingo solo aplausos merece.

Hubo buena organización, porque sin vacilaciones ni compases de espera, los caudillos de uno y otro bando ordenaban rápidamente la presentación de sus luchadores en el terrero, porque obedientes los luchadores acataron las disposiciones de los jueces del Tribunal aunque a primera vista parecieran injustas, que a nosotros nos parecieron muy acertadas; y buena fué la organización porque el expectáculo [sic] comenzó puntualmente a la hora señalada.

El compañerismo y la cordialidad entre la gente luchadora fueron notas simpáticas que esmaltaron el encuentra del Domingo, pero no ese compañerismo que huele a combinación y mata por lo mismo el interés del público, sino esa franca y noble cordialidad que naturalmente existe entre hombres que, fuera del momento de la lucha son amigos, y acuden al terrero buscando todos un solo triunfo: la consolidación de nuestro deporte regional.

Y así debe ser; en estos encuentros no debemos alegrarnos precisamente que los de aquí o los de allá sean los vencedores; debemos procurar que quede vencedora únicamente, la lucha canaria.

El público que, valgan verdades, aquí nunca ha sido exagerado, llega en su conducta a aproximarse al ideal, y expontaneamente [sic] premia con sus aplausos todo trabajo que se salga de lo corriente, sea o no del Fomento; el Domingo no tuvo gran suerte el partido de Tegueste, pero Agustín Darias, Francisco Hernández y Emilio Rivero en todo lo bueno que hicieron en la lucha corrida, y Fernando Santana, Antonio Rodríguez y Liborio Pérez, por sus trabajos en los desafíos, son testigos que nos dejarán por mentirosos, de que no les fué escamoteado el merecido homenaje del público.

Hubo novedades. La presentación de una docena de muchachos del segundo equipo; unos, ya creciditos, otros niños todavía.

El efecto fué admirable; son en su mayor parte verdaderos maestros en miniatura; levantan y encaderan algunos como Déniz, se defienden todos casi tan bien como Manuel García.

El tiempo, si no disminuye el entusiasmo de los muchachos, nos irá dando a conocer sus nombres y sus habilidades especiales.

También como remate de la tarde se efectuaron algunos de los desafíos anunciados y quedó demostrado lo que hemos dicho tantas veces.

Es el modo de que el público quede satisfecho, el Domingo no hubo necesidad de que luchara Mariano Cabrera por el Fomento en la lucha corrida; y Fernando Santana y Liborio Pérez, por haber caído al primer encuentro, no dieron el juego que era de esperar dados los antecedentes de ambos luchadores; pero el público no quedó defraudado porque en los desafíos pudo contemplar a toda satisfacción a Santana, uno de los luchadores más distinguidos y agradables, en pugna con el famoso Mariano Cabrera y a Liborio agarrando con el notable y pocas veces afortunado Francisco González.

Y teníamos decidido desde hace algún tiempo suprimir todos estos comentarios y ceñirnos por completo a referir los encuentros pero no hemos podido evitar en esta ocasión el aprovechar la que se nos presentaba para aplaudir una lucha que reunió casi todas las condiciones para ser considerada como modelo de las sucesivas.

Y decimos casi y no todas porque faltaron en el encuentro del domingo la presentación de luchadores como José Martín y Rafael Déniz, que cuentan con la simpatía y admiración de los aficionados; pero la culpa de esto la tuvieron Ramón Herrera con su suerte loca, Santiago Cedrés vencedor; de lo más escogido de la gente de Tegueste... y el Dr. Adrián por haber multiplicado las fuerzas del cada día más celebrado luchador Manuel García”.

martes, 21 de septiembre de 2021

133. Nos niegan sus nombres

Hemos podido observar en estos husmeos que en algunos periódicos las crónicas de las luchadas del entonces eran bastante prolijas. Valga de muestra esta que publicó Diario de Tenerife, el 7 de mayo de 1917 en su página 2:

“Cumpliendo lo que prometimos en nuestra revistilla del sábado, a continuación ponemos a la disposición de los lectores amigos de la lucha canaria, los detalles que pudimos tomar del encuentro del Jueves de la semana pasada en la Plaza de Toros.

1ª. Laguna. Trabaja de firme Cedrés pero no vio recompensado su trabajo y perdió la lucha.

2ª. Santa Cruz. El vencedor de Cedrés, llamado Santiago Cruz, es derrotado con una levantada por Ignacio.

3ª. Laguna. Y como el que a hierro mata a hierro muere, Ignacio fué vencido con otra levantada por Felipe González.

Felipe González y Goya agarran durante un buen rato y se retiran sin resultado.

4ª. Laguna. Cae J. A. Jorge a manos de José Alvarez González.

5ª. a la 10ª. Santa Cruz. Es decir, 6 luchas seguidas que ganó Aureliano Albertos: agarra el muslo y se inclina haciendo doblar también el cuerpo del contrario, y después todo es cuestión de saber bajar la mano, ponerla en forma de palanca y esperar a que el adversario toque tierra; así cayeron casi todos sus adversarios del jueves: José Alvarez González, José González Martín, Hilario Alonso, José Martín, Alvaro Canino y otro cuyo nombre no pudimos averiguar.

11ª. Laguna. Aureliano es detenido en su marcha triunfal por el poder de Juan Martín Ramos.

12, 13 y 14. Santa Cruz. Sale entonces por el Fomento C. García, un hombre que vale por una brigada entera, trata de levantar a Martín Ramos, pero éste no cree necesario que le arroje por el balcón teniendo la puerta abierta y humildemente cae en tierra.

También cayeron Julián y Agustín Hernández, y repitamos aquí lo que decíamos el sábado ya que el cajista nos garabateó el párrafo: y gracias a que C. García, como hombre pacífico, se retiró tan pronto como se lo permitió el reglamento.

15, 16 y 17. Santa Cruz. Juan Mesa nos proporcionó, quizás las luchas más interesantes de la tarde; venció a tres contrarios, a dos de ellos por cango ejecutado con toda precisión y limpieza; Mariano Cabrera podría ponerles su firma sin avergonzarse.

Uno de los vencidos fué el famoso Victoriano Rodríguez; no nos fué posible averiguar los nombres de los otros dos, con estas estadísticas no pretendemos otra cosa que el dejar consignada la carrera de cada luchador; pero algunos de los luchadores de la Laguna conceden a esto una importancia que no tiene, y nos niegan sus nombres.

18. Laguna. Felipe González; un muchacho que ya se ha hecho aplaudir, vence fácilmente a José Suárez.

19. Santa Cruz. Había muchos deseos de ver luchar a Mariano, y el público se alegra cuando le ve salir; vence a Felipe González con una levantada limpia, dominante.

20. Laguna. Por una defensa de muslo, después de unos momentos de expectación, el joven Marcelino Hernández, apunta a su favor la lucha contra Mariano.

21. Santa Cruz. Goya gana la lucha contra Marcelino.

22 y 23. Laguna. Un famoso luchador, Justo Hernández (de la familia del célebre Pascual) que había llegado el jueves a esta Capital, procedente del Hierro, lucha a favor de la Laguna, vence a Goya con una cadera comprometida y tiene la suerte de derrotar también a nuestro notable José Martín (Sopo).

24. Santa Cruz. Una palmada y cae Justo Hernández; ¿será necesario decir que la palmada fué del discutido Leonardo?

25. Laguna. Como Leonardo después de vencer a Justo se retira también, agarran Andrés Hernández y Angelito el de los Campitos, cayendo Angelito.

26, 27, 28 y 29. Santa Cruz. Ganadas por esa cadera demasiado conocida para que digamos que fué Rafael Déniz el que puso fin a la lucha corrida, después de vencer a Andrés Hernández, Liborio, X y Manuel Valencia.

Total 29 encuentros. 20 a favor de Santa Cruz y 9 ganados por el partido de La Laguna.

Desafíos: Justo Hernández contra José Martín (Sopo); ganó el Sopo tres luchas seguidas empleando para ello el catálogo de sus conocimientos y recursos.

Alvaro Canino, luchador que se ha conquistado las simpatías todas del público, contra Manuel García.

Alvaro ganó una lucha y dos Manuel García que quiso con un arranque valiente y pundonoroso, cerrar la boca a los murmuradores...”.

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Lógico será deducir que la X debe corresponder a uno de los luchadores laguneros derribados por Déniz y que formaban parte del grupo de los reacios a dar su nombre al reportero. Qué cosas. ¿Tendrían que ocultar algo a la Hacienda?

lunes, 20 de septiembre de 2021

132. Adolece de los mismos vicios

De la revista Castalia dimos en artículo (entrada o post) anterior la oportuna reseña. Fray Galindo, seudónimo utilizado por Luis Doreste (la relación de colaboradores en la publicación constituyó un elenco de postín) nos da otra visión del deporte (sport) canario. Así, del 23 de abril de 1917 (año I, número 15), y en su página 3, leemos el contenido que seguidamente se transcribe. El titular del presente, entresacado de uno de los párrafos del texto, me vale como excusa para corregir a mucho entendido que continúa utilizando el verbo adolecer como sinónimo de carecer, cuando es todo lo contrario.

“Vida Insular. La lucha regional

Falsa idea

Natural es, por razón de muchas razones, que después de la crónica anterior sobre cultura física, me ocupe de nuestro deporte típico, la lucha canaria.

Mas, al hacerlo, es precisamente para sentar un criterio que me presumo contrario al de la generalidad ; pero eso sí; el único verdadero, mal que le pese a esa generalidad.

Cualquiera que sea la causa (¿ignorancia?, ¿aberración?), es lo cierto que se tiene un falso concepto, por relajamiento del propio, u opuesta y extraviada percepción, de lo que es el sport en general y muy particularmente el que se cultiva en esta provincia.

Porque, veamos, ¿es un puro juego de pasión, o un estímulo de ejercicios físicos? ¿Un motivo de discordia y odio, o un fundamento de solaz, amistad, fortaleza?

Indudablemente, su fin como su práctica son edificativos, moral y materialmente, y desde el momento en que pierda este carácter, el sport no tiene razón de ser: hemos de considerarle como un enemigo de la sociedad.

Estado insostenible

Los que hoy, con muy buen propósito indudablemente, pero sin un sistema razonable y producente, enaltecen la lucha canaria, atizando la afición en el público, deben pararse a meditar sobre el asunto, si quieren que su campaña obtenga el apetecido satisfactorio resultado.

Constituido este ejercicio en un espectáculo interesado y de partidos, ocurren ahora ciertas cosas que no son precisamente las que se persiguen, o mejor, las que deben perseguirse.

De un lado, sólo un número muy reducido de hombres lo aprenden y practican; haciéndose profesionales con el único y exclusivo objeto de ganarse unas pesetas y satisfacer una vanidad mal entendida.

Por otra parte, tanto los mismos interesados como los espectadores, divididos en bandos, se apasionan, con todas las consecuencias de tan funesto morbo: malquerencias, odios, trampas, venganzas, divorcios y... pendencias.

Los hechos no me dejan mentir. ¿Es ésta la razón de la lucha canaria?

Entonces adolece de los mismos vicios, siendo tanto o más perniciosa, que esos otros salvajismos que se llaman: riñas de gallos, corridas de toros, boxeo...

¡Ah, señores! Si así fuera, debíamos avergonzarnos de ella, y, poseídos de la gran dignidad de hombres, encerrarla nuevamente en el polvo del olvido, donde yacía.

El dilema

El dilema es este: o se hace de la lucha canaria un deporte noble y desinteresado, o debe desaparecer.

No me opongo a que se dé algún espectáculo de vez en cuando; pero en ciertas condiciones y organización especial, de forma que no pueda ser motivo de querella y distanciamiento, no ya sólo entre individuos, como está sucediendo, sino hasta entre pueblos, como ¡ay! lleva camino de suceder.

¡No!, insisto; la lucha ha de ser una cosa que todos, absolutamente todos, sin distinción de clases ni edad, practiquen, como gimnasia deleitable, en el hogar, en la escuela, en el campo, dondequiera; y nada más.

Es en este sentido cómo ha de encauzársela. Otra cosa, más que inmoral, es criminal”.

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Con lo del profesionalismo y ganarse unas pesetas… a lo que hemos llegado. Y no olviden que un servidor no enjuicia, solo transcribe. Esas opiniones quedan a la consideración de los amables lectores. Que son unos cuantos. Sobre todo, y agradecido, los del grupo de La lucha canaria.

viernes, 17 de septiembre de 2021

131. Repetidas desobediencias

Para ser sinceros, hemos de hacer constar que pasamos por alto las pequeñas notas que salpicaban los periódicos de la época que venimos relatando. Pues no es nuestra intención, reiteramos, elaborar tratado alguno del noble deporte. Dejamos constancia, no obstante, que hemos tropezado con varias reseñas que daban norte de comportamientos inadecuados en una luchada celebrada el 15 de abril de 1917 en el Teatro Viana. Así, en los días siguientes, se insertaron varias pinceladas que coincidían en llamar a atención para que no se desvirtuara una práctica que se caracteriza, precisamente, por sagrados valores a proteger. Se temía que la rebeldía de algunos luchadores y las decisiones de los Tribunales que se formaban para dirimir las diferencias surgidas, echaran por tierra los trabajos llevados a cabo para potenciar la lucha canaria.

En Diario de Tenerife (periódico de intereses generales, noticias y anuncios; amén de decano de la prensa canaria), en su número 9968, año XXXIII, correspondiente al 19 de abril de 1917 (jueves), páginas 1 y 2, se publica un extenso comentario que nos pone en situación acerca de la problemática suscitada. Va su transcripción literal:

“Tímidamente anunciamos en la revistilla que hacíamos el martes, unos comentarios a lo ocurrido en la lucha del Domingo.

En realidad los comentarios no hacen falta; todo aficionado que haya tenido el mal gusto de leer lo que allí decíamos los habrá hecho, seguramente para coincidir con nosotros haciéndose esta pregunta: ¿Para que se nombra el Tribunal?

En estas líneas tenemos que referirnos a los sucesos del Domingo por ser los más recientes, y por ser aquel día de lucha en el que se puso más patente la desorganización; la falta de disciplina, la ausencia de un buen reglamento, defectos todos reflejados en las desobediencias repetidas que obligaron al Tribunal a retirarse. Con tal conducta va a ser empresa difícil encontrar en lo sucesivo personas serias que acepten el nombramiento de Jurado.

Es muy poco agradable para nadie hacer el ridículo, y es una falta de consideración, el designar jueces (que casi siempre aceptan a puros ruegos) para desobedecerles a las primeras de cambio.

Y con solo exponer estas consideraciones salta a la vista la necesidad de imponer condiciones por parte del Tribunal: Todo luchador que no se someta a las decisiones del Tribunal, debe ser castigado no permitiéndosele seguir tomando parte en las luchas durante una temporada. Esto o cosa parecida.

Claro está que los capitanes y demás luchadores deben en estos casos apoyar al Tribunal y si, por el contrario (lo que no debiera nunca suceder) se hicieran solidarios de la conducta del luchador rebelde, debe castigarse a tal partido con la pérdida, por ejemplo, de los beneficios que le corresponden.

Nómbrese, como siempre se hace, el Jurado de común acuerdo, y aplicando con energía el reglamento se evitará la repetición de escándalos, que si para nosotros tiene algo del calor de la tierruca, ante los, extraños nos deja en muy mal lugar.

Quizás exista, nosotros no lo sabemos, alguna costumbre hecha ley que autoriza al Jurado para evitar abusos; considérese entonces como no escritas las anteriores y sirvan estas líneas de ruego para que tanto los señores del Tribunal como los directores de los partidos se decidan desde luego a obrar con prudencia, sí, pero también con energía.

Lo referente a la actitud del público es de más difícil arreglo. El apasionamiento no puede evitarse; las simpatías por uno u otro bando son la causa de algunas injusticias; desde luego, el ideal sería que se rindiese siempre el homenaje al mérito, fuera de los de arriba fuera de los de abajo; que se aplaudiera a uno y otros la gallardía, la limpieza, el arte; pero esto, por ahora, es mucho pedir.

Contentémonos con la abolición de los gritos, siempre molestos y a veces injuriosos; esto, que es cuestión de educación, entra de ello en la misión de las autoridades. Aquí en Santa Cruz, valgan verdades, y gracias al celo de algún jefe de seguridad que interpreta fielmente los deseos de los expectadores sensatos, se ha adelantado mucho en este sentido.

En el encuentro del día 1.° del corriente en el salón Nivaria con el partido de Tegueste y Tejina, después de Mariano Cabrera, entre los luchadores mas aplaudidos recordamos a Melián Rivero y a José Alvarez León.

En los encuentros celebrados en Tegueste y en Tejina el compañerismo fué la nota característica; surgía, es cierto, alguna diferencia entre los jueces, defendía cada grupo lo que le era más simpático; pero hablaban los señores del Jurado y aunque algún luchador estuviera seguro de que el fallo era equivocado, se sometía al mismo y el expectáculo [sic] continuaba. Y en esto está el secreto; el público, por muy apasionado que sea, sigue generalmente la conducta de los luchadores; lo malo está en que estos quieran hacer mas caso al público que al Tribunal.

Pudiéramos citar algunos casos que prueban lo que queda escrito, pero no queremos que se interpreten mal nuestras intenciones.

No intentamos establecer parangón entre la conducta de unos y otros; señalamos los defectos y a los presidentes de las distintas sociedades corresponde el examinarlos y ponerles el remedio radical. Y si conseguimos esto, nos daremos por satisfechos. Un poco, de buena voluntad y las luchas entre La Laguna y Santa Cruz serán un éxito.

Terminemos nuestro articulillo recogiendo también las impresiones o comentarios que oímos acerca del sitio en que deben celebrarse las luchas. Todos parecen conformes en que el deporte canario pide á gritos la tierra y el aire libre.

El escenario de un teatro, ni la sala del teatro Viana de la vecina ciudad, son locales que reúnen condiciones; por lo menos las estadísticas nos dicen que es en ellos donde se presentan más dudas y contrariedades, sin duda por la falta de luz y de espacio.

Tiempo es todavía, creemos, de encauzar las cosas por buen camino; el público sigue con cariño y curiosidad la carrera de los modernos atletas y ha declarado a la lucha canaria expectáculo favorito; pero este público entusiasta y bonachón, también se cansa y terminará por volver las espaldas, si los más interesados, no ponen de su parte toda lo posible por complacerle.

Como no faltará quien conociendo al autor de estos comentarios, nos negará autoridad para hablar de estos asuntos, descargaremos nuestra responsabilidad diciendo que todo lo dicho es copia de lo oído aquí y allá a personas inteligentes y sensatas.

Para solucionar todos los conflictos que hasta ahora hemos presenciado en los encuentros de lucha canaria, más que entender de garabatos, caderas y levantadas, ha hecho falta, pero mucha falta, carácter, buena voluntad y sentido común”.

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Si ustedes no tienen inconveniente por mí que no quede volvemos el lunes.

jueves, 16 de septiembre de 2021

130. Es mucho hombre (y 2)

Ocupa entonces el lugar del caído Aureliano Albertos, hermano del conocido y ausente Tomás Albertos el tremendo contrincante del famoso cerreo (?) emigrante también de nuestra tierra.

Aureliano deja bien puesto su apellido venciendo a Victoriano Rodríguez, a José Darías y al ya veterano luchador Indalecio Reyes.

Los triunfos de Aureliano, los detiene Juan Díaz que se apunta también las luchas contra Manuel G. Reyes y J. Mesa.

Manuel García sale decidido a quitar la lucha de ventaja que lleva el partido contrario y lo consigue venciendo a Díaz. Después agarra dos veces con Camino hace una defensa de padre y muy señor mío, pero al fin pierde la lucha. Y van...

Aparece en el terreno el vengador de García ¡cosas del destino! Leonardo se da el gusto de remolinear a Camino, y como no basta el remolino, emplear su tremendo toque para atrás.

Cayó Camino y cayó también a manos de Leonardo, el forzudo Severiano Jiménez. Agarra un par de veces Leonardo y Juan Martín Ramos, y se retiran a descansar.

Adrián de León, que hace tiempo tenía el santo y el tribunal de espaldas, ganó ayer dos encuentros, que afortunadamente no le fueron discutidos, contra A. Gómez (Magdalena) y Francisco Perera.

Indalecio González, agarra con Adrián; abre Indalecio el compás de sus piernas, busca la corva de Adrián que rápida se escabulle y al fin traban lucha que gana Indalecio.

Indalecio es vencido por el poder de Eusebio García el Herrero, y se retira después de su defensa, exclamando: ¡Es mucho hombre!

Sale entonces un luchador bueno y poderoso: Melián Rivero. Lo levanta Eusebio varias veces sin conseguir rematar con arte sus esfuerzos y es derrotado por una bonita lucha de Melián.

Nos acordamos de las palabras de Indalecio acerca de Eusebio y repetimos: Es mucho hombre.... pero es mucho más hombre que luchador. Y Eusebio, si quiere, dicen los inteligentes, podría ser las dos cosas.

Y llega entonces el momento de la actuación de Mariano y los expectadores [sic] se preparan para los grandes acontecimientos. No quedaron defraudados.

Mariano y Melián, buena pareja; Mariano ataca decidido y casi se lleva un disgusto; agarran de nuevo y cae Melián víctima del cango famoso.

A Melián le sustituye el héroe de la lucha de Tegueste, Agustín Gómez. Mariano lo levanta con todo el peso de sus laureles del domingo anterior y Agustín se retira vencido, dejando el paso a un compañero que comienza, puede decirse, a luchar y ya es temible: Liborio Pérez.

Liborio no pierde el tiempo amaga y levanta a su enemigo y queda trabado el cango. Mariano se afirma y después da el salto incomprensible, el salto de la muerte, señalándose Cabrera un triunfo mas, siendo justamente ovacionado, pero todavía hay algo mejor; su lucha con Emilio Rivero.

Rivero quiere deshacerse de su adversario arremete con ganas y consigue poner a Mariano al borde de la derrota; pero allí es donde Mariano se muestra más luchador, entonces es cuando doblando la cintura toca habilidoso con su pie el del contrario para obligarlo a caer abrazados y confundidos en un momento que dice todo lo hermoso de la lucha canaria, brava, esbelta y original, fuerte sin dejar de ser elegante y artística.

Mariano y Emilio Rivero agarran varias veces más, sin decidirse la lucha.

José Alvarez, del partido de Tegueste y Tejina, se desquitó el domingo de toda la desgracia que hace tiempo le persigue.

Venció con todas las de la ley, y fué muy aplaudido, a Cedrés, a Déniz y a Francisco González.

Juan Martin Ramos da en tierra con Leonardo, y se encuentra frente a José Martín Sopo.

Unos minutos y Juan Martín Ramos cae a los pies del Sopo.

Después se efectuó el encuentro que no llegó a decidirse: José Martín y Francisco Hernández.

Cierto; la lucha no llegó a decidirse; Francisco Hernández es un coloso de poder que ha luchado mucho, y si no está para hacer filigranas, tampoco quiere caer como un muchacho nuevo; por esto se limita a esperar. Y por lo mismo fueron inútiles por esta vez el arte y la destreza del Sopo, que si no tiró a Pancho, levantó al público con una soberana palmada y lo volvió a sentar desplomado de admiración y entusiasmo con un remolino de maestro”.

Pero, antes (día 2), también La Prensa, página 2, nos relataba:

“Aristocratizándose más cada día nuestro hermoso deporte regional, ayer se celebró una interesante lucha corrida en el Salón Nivaria. Midieron sus fuerzas el partido de esta capital y la coalición Tegueste-Tejina, que acaudillan Emilio Rivero y Pancho Hernández, presentando ambos equipos algunos luchadores jóvenes que dieron mucho juego y mantuvieron latente el interés del público durante la primera parte del espectáculo.

Hubo después magníficos encuentros entre los maestros del arte, sobresaliendo los formidables garabatos de Mariano Cabrera, dos luchas eminentemente clásicas del Zurdo y las inesperadas proezas que hicieron el Merlo y José Alvarez, pertenecientes al partido de La Laguna estos dos últimos.

Después de una habilísima lucha del inimitable José Martín, que venció al Guarda, salió Pancho el de la Caldera a vengar el gran remolino que le propinó en Tejina, sin que ninguno de los dos cayese, a pesar del arte que derrocharon.

El resultado del encuentro fué de 16 luchas para el partido de esta capital, por 14 que se apuntó el de Tegueste y Tejina.

En ambos partidos quedaron varios luchadores sin caer”.

miércoles, 15 de septiembre de 2021

129. Es mucho hombre (1)

De la luchada habida nuevamente, esta vez en el Salón Nivaria, el 1 de abril de 1917, entre el equipo capitalino de la Sociedad Fomento y el formado por luchadores de las localidades de Tegueste y Tejina, varias son las reseñas encontradas. Hagamos el pertinente repaso.

Gaceta de Tenerife, 2 de abril de 1917, página 1:

“Hubo 30 luchas, ganando Santa Cruz por 2 luchas de ventaja, aunque quedaron luchadores de uno y otro bando que o no cayeron o no tomaron parte por haberse prolongado demasiado el expectáculo [sic].

Del partido de Santa Cruz se distinguieron los siguientes:

Mariano Cabrera, uno de los luchadores más completos, el cual ganó ayer las luchas con Melián Rivero, Agustín Gómez y Liborio Pérez; luchó además con Emilio Rivero teniendo que retirarse ambos luchadores.

Aureliano Albertos venció a Victoriano Rodríguez, José Darias e Indalecio Reyes.

Leonardo hizo gala de su gran poder tirando a Canino y a Severiano y agarró varias veces con Juan Martín Ramos cayendo a manos de éste.

José Martín (Sopo) venció con una lucha de las de su marca a Juan Martín Ramos y desplegó después todo su arte en lucha con Francisco Hernández teniendo que suspender el encuentro después de varias arremetidas.

Adrián y Manuel Lugo estuvieron afortunados venciendo cada uno a dos contrarios.

Del partido de Tegueste y Tejina se distinguieron Victoriano Rodríguez, Juan Díaz y José Alvarez que vencieron a tres adversarios cada uno.

El público bastante numeroso”.

Diario de Tenerife, página 2:

“En el Salón Nivaria se celebró ayer tarde el anunciado encuentro de luchas canarias entre los equipos de luchadores de Tegueste y Tejina y el de esta capital.

La concurrencia fué bastante numerosa.

Resultó vencedor el equipo de esta capital, por dos luchas de ventaja.

Nuestro revistero de luchas se encargará de dar detalles á los lectores del encuentro de ayer”.

Y, efectivamente, el 5 de abril de 1917 (jueves), tras la no publicación durante dos días de los periódicos tinerfeños por una protesta ante el Gobernador a causa de la censura a que eran sometidos, Diario de Tenerife, en su página 2, nos inserta la prometida crónica de la luchada del pasado domingo con todo lujo de detalles:

“En la lucha efectuada el domingo en el salón Nivaria hubo de todo; en los luchadores y en el público mucho que aplaudir y en los organizadores o directores del espectáculo algo que censurar o por lo menos corregir.

¿Qué le faltó al encuentro el domingo para que fuera animadísimo y el publico saliera completamente satisfecho?

La concurrencia era bastante numerosa (hay que tener en cuenta los precios), los luchadores que pudieron agarrar cumplieron como buenos, no hubo ¡cosa rara! discusiones ni protestas y, sin embargo, la lucha resultó bastante fría y en algunos ratos pesada.

Tienen que convencerse los directores de los partidos de que al público hay que ofrecerle novedad y variedad y todo esto muy lijero [sic] sin que haya otras pausas que las necesarias para el descanso de luchador que acaba de vencer a un adversario.

Hace ya mucho tiempo que los programas salen prometiendo algunos desafíos sin que lleguen a celebrarse, casi siempre por falta de tiempo; por esta misma razón, a pesar de que duró dos horas largas, quedaron el domingo sin pisar el terreno cuatro luchadores de Santa Cruz y dos de Tegueste y Tejina, de los 20 que corresponden a cada partido.

Hubo 30 encuentros con desenlace y dos que quedaron en tabla: Mariano con Emilio Rivero y José Martín Sopo con Francisco Hernández, el de la caldera.

Hemos dicho que la lucha resultó algo pesada y después de nombrar a Mariano y acordándonos de su trabajo del domingo de buena gana borraríamos aquellas advertencias dictadas por nuestro deseo de que el deporte canario se sostenga con el entusiasmo y favor que el público le ha dispensado desde pronto hará un año.

Mariano Cabrera en las 3 luchas que ganó y en su encuentro con el famoso y entusiasta Emilio Rivero salvó la tarde para el Fomento y dejó en el público la nota simpática y emocionante que compensó la frialdad producida por las causas indicadas.

Leonardo trabajó durante y con el poder que le ha colocado entre los de primera línea; las muchas veces que agarró con Juan Martín Ramos fue uno de los principales motivos del retraso del espectáculo.

José Martín Sopo no se ocupa de otra cosa que de aumentar su prestigio; para tirar a Juan Martín Ramos en la forma que lo hizo y para zarandear como zarandeó el domingo a Francisco Hernández, hay que ser el Sopo o un luchador que pueda dignamente ponerse a su lado.

Victoriano Rodríguez y Juan Díaz y particularmente José Alvarez fueron los tres luchadores del partido de Tegueste y Tejina que más se distinguieron; también fue muy aplaudido Melián Rivero.

Empezó la lucha con un triunfo de Manuel Lugo o para hablar mas claro, del Gorgojo, quien consiguió tirar a Manuel Santos y a Cirilo de Vera.

Al Gorgojo lo sacudió Agustín María con una palmada y desvío.

Manuel Goya, que continúa haciendo buen papel, vence a Darias y es derrotado por Victoriano Rodríguez (el Merlo).

Siguió después un encuentro bonito y emocionante: Victoriano y Juan A. Jorge; cayó Jorge, pero después de demostrar que es hombre que no se rinde facilmente.

Victoriano logró tirar también a otro luchador más, que nos dicen se llama Adán.

(finalizamos mañana)