Pero todos lo españoles –mal que nos aqueja desde siempre y
para el que no existe vacuna alguna aún– somos unos “fernanditos simones” en
potencia. O sin potencia, lo somos y punto. Un somero recorrido por las redes
sociales no solo basta para cerciorarte, sino que contribuye sobremanera en
elevar tu… ego personal.
Lo que acontece en Tenerife se debe a que todas las pruebas
de diagnóstico se llevan a cabo en esta isla, mientras que a la de enfrente se
trata con otros baremos. Y existe una razón de peso: el pacto de las flores. En
la foto de marras, que dio lugar a la alianza para gobernar en estas ínsulas,
los cuatro elementos causantes de todas nuestras desgracias: Ángel Víctor,
Román y Noemí, canariones de pura cepa; y Casimiro, gomero de retranca, a
sabiendas de que sus convecinos, junto a palmeros y herreños, tiran más por la
otra capital insular. Así como majoreros y conejeros lo hacen por esta isla. ¿O
no?
Para sostener lo manifestado en el párrafo precedente no es
necesario concienzudos estudios. Como tampoco el repaso de rigor por las redes
sociales. Este pasado domingo, un periodista caracterizado por sus permanentes
bandazos –no lo llamo veleta porque va más allá de esos insignificantes giros–
nos deleitaba con una exposición que daba crédito a la cantinela. Aunque mañana
sostendrá lo contrario, y tan ancho.
José Manuel Bermúdez Esparza, nacido en Las Palmas en 1966,
y afiliado a la ATI más profunda desde que tenía 18 años, es el actual alcalde
santacrucero. Aupado a la poltrona por una concejala tránsfuga, nacida en
Venezuela (como mi alcalde), hace honor a su segundo apellido y esparce por
doquier que los datos de Santa Cruz no son los peores de Canarias. Que todo se
trata de un persecución para hundir los comercios (hostelería y restauración,
mayormente) de la isla picuda. Por ello, quiero imaginarme, tiene sobre la mesa
millares de denuncias por infracción de las normas implantadas durante la
pandemia y solo ha tramitado un par de decenas. Hasta aquella en la que estaba
implicada la jefa de la policía, pasó a mejor vida. Se trata de la versión
mejorada del laissez faire et laissez
passer, le monde va de lui même: dejen hacer y dejen pasar, el mundo va
solo. Máxima que sostienen estos políticos, sin percatarse de que, siguiéndola
a pie juntillas, ellos serían los que sobran, los estorbos.
Nuestro hombre, que estudió –eso reza su currículum– Derecho
en La Laguna, como la mejor opción para dedicarse al periodismo o la política, ha
dado órdenes tajantes para propagar las maldades de un gobierno canario –y si
de camino le podemos dar unos variscazos al nacional, mejor que mejor– que
pretende hundir la economía. Y los socios gubernamentales se han puesto a la
labor de manera ejemplar: en Santa Cruz no pasa nada, los datos son ficticios,
a Las Teresitas solo va la gente a bañarse (no se especifica si en agua o
alcohol), la policía realiza controles cada segundo y todo el mundo derechito
como una vela.
Esos números que indican que los contagiados capitalinos de
aquí (1368) cuadruplican los de allá (366) no son verdad. Y chitón. Lo digo yo
(Bermúdez) y me lo ratifica Andrés Chaves. Y eso va a misa. Además, algún
alcalde popular me da, asimismo, la razón. Y no es porque viva más en Santa
Cruz que en su pueblo, sino que sus másteres lo avalan. Y punto en boca, porque
aquí quienes deben demostrar certezas son los científicos. Nosotros no cobramos
por nimiedades. Las verdades incómodas se eluden con el negacionismo barato.
Todo es pura conspiración. ¿Dónde está el virus?
Cuando pueden más las emociones y creencias que el rigor de
los hechos, que lo sólidos argumentos, no es de extrañar que surjan Ayusos,
Bermúdez o Domínguez. Como lo hicieron los Gil, Ruiz Mateos y Condes. Y con
Facebook, Twitter, Instagram y otros, peritos&peritas en un periquete.
Estamos en nivel 3, pero no pasa nada. Retírate Amos, que con José Manuel nos
basta para lidiar con el bicho.
¿Se acuerdan de José Rodríguez Ramírez, aquel perito
mercantil que fue propietario de El Día y de sus radicalizados editoriales,
ideas xenófobas e incitación a subvertir el orden constitucional y que ostenta
el nombre de una calle en mi pueblo? Pues ahora que Paulino Rivero ya
navega por nuevas rutas y pelillos a la
mar con aquellos encontronazos, lo mismo ATI quiere resucitarlo. ¿O es
políticamente incorrecto sacar a colación lo del Pleito Insular?
Y tú, José Manuel, tranquilo, que la culpa del nivel 3 no
radica en los 1368 positivos de tu municipio, ni los 542 de La Laguna (aunque
su grupo de gobierno, más comedido y menos dicharachero, guarda prudente
silencio al respecto), sino los escandalosos datos de San Juan de la Rambla,
Garachico, Los Silos, el Tanque y Buenavista, lugares que suelen transitar los
domingueros capitalinos, aunque por estos lares se portan bien porque les basta
con reproducir los comportamientos norteños. Si de tus 55 años (me salen esos
desde 1966 a 2021) ya llevas 37 al pie del cañón, aquellos que presumen de
récords por largas estancias se quedarán cortos dentro de bien poco ante tu
empuje y decidida apuesta por… Ya me cansé. Hasta mañana.
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