martes, 31 de agosto de 2021

117. Equipos azul y blanco

Gaceta de Tenerife, 21 de noviembre de 1916, página 2: La lucha del domingo en el Parque Recreativo. Muy curioso el planteamiento del redactor de la crónica, declarándose completamente nulo en el conocimiento del deporte. Me recordó su postura a la de ciertos tertulianos de la actualidad. Pero a lo que vamos:

“El éxito de la sociedad que recientemente se ha formado para el fomento de la lucha canaria quedó patentizado el domingo consiguiendo llevar numeroso público al Parque Recreativo a pesar de que el encuentro era entre dos equipos de la misma sociedad.

Es decir, el verdadero éxito consistió en haber proporcionado una tarde que no defraudó el entusiasmo de los aficionados y en sostener durante el espectáculo todo el interés que se observa en una lucha reñida.

El repórter, muchachillo nuevo en las lides de la información y raso completamente a pesar de ser canario, en los conocimientos de nuestro sport, busca el amparo de un viejo expectador a quien le brillan los ojos, llenos de entusiasmo, se agita y sigue con el cuerpo las sacudidas de los gladiadores y expresa con grandes exclamaciones, que son todo un curso de sport canario, las distintas impresiones que le causan los garabatos y las zancadillas, los desvíos y las levantadas, los encaderamientos y las contras.

Sobre este nuestro vecino, que según nos informan después fué luchador que midió muchas veces el terrero con su cuerpo, pero hizo en más ocasiones morder el polvo a sus contrarios, descolgamos la responsabilidad de toda apreciación que se separe de la simple información que para eso el repórter se basta y sobra.

Los azules empiezan afortunados, venciendo su representante a dos contrarios (1ª y 2ª).

Sale Adrián por los blancos y gana los 3º y 4º encuentros, y cae (5º) a manos de Mariano luchador de mucho poder que apunta a favor de su partido dos luchas más (6ª y 7ª) y se retira sin ser vencido.

Le sustituye Leonardo que gana las luchas 8ª y 9ª.

Mal se presenta la tarde para los blancos; llevan nueve luchas pérdidas contra las dos que ganó Adrianillo... y echan al coloso Clemente para contener los ímpetus de Leonardo; este se retira cansado sin decidirse el encuentro.

Un luchador blanco (nos dicen que se llama Juan Mesa) pone a su partido para reanimarlo tras inyecciones de alcanfor derrotando a tres adversarios (10, 11 y 12).

En la lucha 13ª se nos presenta Manuel Mora (El Indio); la lucha es emocionante; arma lucha su contrario y se defiende heroicamente Manuel quien logra ganar con un inexplicable traspiés que se premia con tempestad de aplausos.

Eusebio García levanta entre sus tenazas de hierro a El Indio, gana la lucha (14) y agarra, con Déniz.

El encuentro es de los que imponen silencio, apenas si se mueven los dos adversarios y ellos solos sabrán la fuerza que están desarrollando; al fin vence Déniz (15) que también tiene el honor de ganar a R. Campos (16).

Clemente borra de la lista a Déniz (17).

José Delgado hace lo mismo con Carapiñón y Francisco González (18 y 19).

Sale por los azules el luchador José Reyes, tan buen luchador como noble y modesto, y gana tres luchas seguidas (20, 21 y 22).

En la siguiente (23) Clemente tira al Sopo y repite la suerte venciendo a José Reyes (24).

Vuelve a salir Leonardo logrando este vencer a Clemente, proclamándose así el triunfo de los azules.

Hubo después algunos desafíos de bastante interés aunque deslucidos por algunas discusiones suscitadas en aquellos momentos en el escenario.

Este fué el único lunar de la fiesta, que para otra ocasión deba evitar con toda energía y rapidez la Junta Directiva de la Sociedad Fomento de la lucha canaria”.

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Como es complicado hallar fotografías con las que ilustrar este repaso histórico que venimos llevando a cabo, habrá que recurrir a otros auxilios más actuales. Y valga, como botón de muestra, este pequeño reconocimiento a Domingo Donate, que, junto a otros amantes del vernáculo deporte, hace de tripas corazón para sacar adelante ilusionantes proyectos en pro de su fomento. Que el ánimo no decaiga.

lunes, 30 de agosto de 2021

116. Excesiva pasión

Gaceta de Tenerife, diario católico de información, redacción y administración: c/ San Francisco, 7, teléfono 425, 30 de octubre de 1916 (número 1912, año VII), página 2, nos vuelve a detallar la crónica de una nueva luchada en el lagunero Teatro Viana, recinto del que sería conveniente recordar algunas pinceladas históricas extraídas del trabajo Los espacios cinematográficos en La Laguna hasta la Guerra Civil: plazas, teatros y cines, de Enrique Ramírez Guedes:

Como ya adelantamos días atrás, estaba situado en la calle Juan de Vera y fue, indistintamente, circo, salón, gallera (primera finalidad para la que se construyó el edificio en 1887) , teatro (adaptado para tal cometido en 1894) o parque. Modesto y reducido espacio no satisfizo nunca las viejas aspiraciones de la sociedad de La Laguna por contar con un espacio cultural de cierto realce. Muchas fueron sus vicisitudes a través del tiempo hasta que en 1918 es arrendado por la empresa que regentaba el Teatro Leal, a fin de eliminar la posible competencia.

Y el relato de la precitada crónica es el siguiente:

“Los luchadores de Santa Cruz midieron ayer sus fuerzas una vez más con los de La Laguna y pueblos vecinos; en lucha corrida y haciendo caso omiso de las luchas empatadas, contamos 32 encuentros, correspondiendo 17 a favor de Santa Cruz y 15 a favor de La Laguna, quedándose Santa Cruz sin luchadores y La Laguna, según frase del deporte, con el terrero.

Faltóle gente a la Capital y no acompañó la suerte a nuestros luchadores; no luchó José Delgado, cayó demasiado pronto Leonardo y el mismo Sopo, sin recoger triunfo alguno, cayó mereciendo la victoria.

Manuel García tuvo una buena tarde; Rafael Déniz, que llegó a última hora, en dos luchas que ganó confirmó la impresión del día de su presentación; hay allí luchador para rato; digno compañero del anterior es Eusebio García; venció este con extraordinario poder a cuatro contrarios entre estos Manuel Valencia, Gregorio Correa y José el chico.

De La Laguna distinguiéronse Isidoro Tavío, Julián Hernández y Antonio Hojita, éste último por ser el vencedor de Déniz.

Angelito bien merece párrafo especial; ganó tres luchas que fueron de lo mejor de la tarde. Su encuentro con Ezequiel fué un interesantísimo pugilato entre el arte y la fuerza; pequeño y aparentemente de constitución endeble, sólo el agarrar con un hombre de poder parece una provocación de la debilidad o un abuso de la fuerza; nada más desproporcionado y por lo mismo nada más interesante que el observar como el cuerpo ágil, menudo, blando como el de un niño pequeño, se retuerce y se escabulle entre los músculos del contrario y ya en el aire y casi vencido, llama por el arte y con la magia de un garabato que no tiene explicación con palabras, dá en tierra con un atleta y es saludado victoriosamente.

Lo mucho que nos hemos extendido nos obliga a no detallar más, dejándonos en el tintero algunos comentarios, que está pidiéndonos a gritos la actitud del público demasiado apasionado y que puede dar al traste con el deporte canario con tan lisonjeras esperanzas resucitado por entusiastas elementos de esta Capital.

El asunto es delicado y conviene afrontarlo prudentemente”.

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Es la segunda ocasión, en esta segunda tanda de entregas (años siguientes a 1910) que el reportero alude al comportamiento apasionado del público asistente a las luchadas. Me asaltan tremendas dudas al respecto. Espero que estudios de mayor calado que esta simple relación de encuentros entre laguneros y santacruceros, casi siempre, indaguen acerca de tal particular.

viernes, 27 de agosto de 2021

115. Luces y sombras

O sombras y luces, para ser más exactos. Porque no siempre el acontecimiento deportivo responde a las expectativas creadas. Así, en nuestro peregrinar por los vericuetos de la lucha canaria, recalamos en el 9 de octubre de 1916, cuando el periódico Gaceta de Tenerife, en su página 3, nos da cuenta de otra luchada en el Parque Recreativo de Santa Cruz, que, al parecer, no satisfizo al público que allí se congregó. Veamos:

“Se celebró ayer tarde en el Parque Recreativo la anunciada luchada entre luchadores de Santa Cruz y Fuerteventura.

El público, que acudió bastante, no quedó todo lo satisfecho que esperaba.

Desde el principio se hizo muy manifiesta la superioridad de Santa Cruz; de los luchadores de Fuerteventura muy pocos se distinguían como regulares y ninguno llegó a merecer el calificativo de notable; junto con ellos lucharon Salvador Guerra y José Reyes ya conocidos de este público por pertenecer al cuadro de luchadores, de esta Capital.

Los encuentros en lucha corrida fueron 33; a favor de Santa Cruz 20 y las 13 restantes ganadas por Fuerteventura.

Se demostró ayer claramente que tenemos en esta Capital, gracias a la sociedad recientemente formada para el fomento de la lucha canaria, luchadores bastantes para hacer un dignísimo papel en cualquier terreno; en las tres primeras luchas ganadas ayer por un mismo luchador y en la mayor parte de las presentadas en toda la tarde notábase la escuela de una mano maestra en el noble y simpático deporte canario.

Además de éstas fueron muy interesantes la 27ª, una hermosísima lucha de dobladillo ganada por un joven de Fuerteventura, y la 32ª en la que José Reyes, que ya había vencido a otros, logró vencer al ya afamado Leonardo Morales.

Hubo varios desafíos, en los que hubo de todo, tomando parte en uno de ellos El Sopo que luchó con Salvador Guerra a falta de mejor adversario”.

Sin embargo, en la crónica que dos semanas después, 23 de octubre de 1916, el mismo periódico, Gaceta de Tenerife, en su página 2, hace referencia a la habida en el mismo recinto capitalino entre las formaciones de Santa Cruz y La Laguna, torna el tedio de la primera por el rendimiento de esta otra. Leamos:

“Todo lo que de sosa y aburrida tuvo la lucha del día 8, lo tuvo de interesante la efectuada ayer entro los partidos de Laguna y esta Capital.

Treinta y dos encuentros contamos y fueron notas características en casi todos el orden, la limpieza y la rapidez; algunas de las luchas fueron sensacionales y en general la tarde toda fué un triunfo para el deporte canario que logró mantener durante unas tres horas casi, el entusiasmo y la atención del numerosísimo público.

Consolidó ayer la fama adquirida en poco tiempo Leonardo Morales, y recogió los primeros laureles Rafael Déniz, un magnifico tipo de luchador que asegura una notabilidad para cuando los maestros añadan arte y astucia a su fuerza soberana y buenas disposiciones de Déniz permítasenos la frase puede decirse también que ha entrado por la puerta grande.

Estuvo también afortunado Pepe Delgado y de La Laguna Santana y Eutiquio Valencia.

Ganó La Laguna las 1ª y 2ª luchas y para evitar la desanimación en el partido santacrucero salió Morales para apuntar fácilmente a favor de Santa Cruz tres luchas (3ª, 4ª y 5ª), Morales descansa.

Santana de La Laguna vence a dos luchadores (6ª y 7ª) y cae en la lucha 8ª a manos de Salvador Guerra. Este agarra tres veces con el Hijo de Hipólito siendo vencido el Guerra (9ª) y el Hijo de Hipólito después de vencer en el encuentro 10ª a Clemente se retira.

La lucha 11ª la gana Leonardo Morales.

Francisco González con mucha limpieza añade las 12ª y 13ª a favor de Santa Cruz y se retira satisfecho, y tenemos en el terrero al héroe de la tarde, Rafael Déniz; con poderosas levantadas, reveladoras de una fuerza que causa admiración, gana las luchas 14, 15, 16 y 17, retirándose.

Eutiquio sale a lucha y se retira también después de ganar los encuentros 18 y 19.

Rafael Déniz se encuentra aún con ánimos para vencer en dos luchas más (20 y 21) y se retira definitivamente.

Ricardito, de Santa Cruz, gana la 22 y pierde la 23 que queda igual que la 24 a favor de La Laguna.

Pepe Delgado da en tierra, siendo muy aplaudido, con el vencedor de Ricardito y con Hojita y con el Hijo de Hipólito (26, 26 y 27) y es vencido por Eutiquio en la lucha 28.

Leonardo Morales no quiere quitarse la ropa sin vencer en dos encuentros más (29 y 30), uno de ellos con Eutiquio.

José el Chico, de La Laguna, gana la lucha 31 y a manos de Manuel García pierde la 32, quedando terminada la lucha corrida.

Miel sobre hojuelas fueron los desafíos del final, de los cuales algunos quedaron sin terminar.

Leonardo y Santana quedaron en tabla.

El aplaudido Angelito y el famoso Sopo agarraron cuatro luchas; la segunda fué dudosa, las otras tres, en las que hubo preciosas defensas de una y otra parte, quedaron a favor de El Sopo”.

jueves, 26 de agosto de 2021

114. ¡Lucha, lucha!

Fue Atilano Santos el seudónimo que utilizó el periodista y escritor Antonio Suárez Álamo (1892-1947) en sus múltiples incursiones en la prensa tinerfeña. De Gaceta de Tenerife (diario católico de información, editado en Santa Cruz de Tenerife, capital de la Provincia de Canarias: así rezaba en su cabecera), rescatamos del ejemplar número 1867, año VII, publicado el 14 de septiembre de 1916 (jueves), y de su página 1, este pequeño artículo:

“Por el amplio salón de espectáculos repercuten, potente, como una detonación, el grito, salido de muchos pechos: ¡Lucha, lucha! en tanto los jueces de campo cambian una mirada de inteligencia y toman de la mano, con cariño, a dos mozalbetes.

¡Angelito, es Angelito! gritan todos.

Y Ios ojos quedan fijos en los ágiles luchadores que, semejantes a los gladiadores romanos yacen en el terreno, dispuestos a defenderse con brío antes de ser vencidos.

¡Noble espectáculo que nos habla, con dulce simpatía, de una raza de hombres de elevado corazón, de alma grande!...

Angelito y su compañero se estrechan efusivamente las manos. Sonríen ambos y empieza entonces la lucha.

Loa dos luchadores han permanecido unos momentos agarrados y lucen habilidades que arrancan los aplausos del público.

Loa bregadores, sin vencerse aún, descansan unos momentos. En tanto, el compañero menos rendido, convida al otro con un vaso de vino.

Y continúa luego la lucha, logrando vencer Angelito, el Belmonte, (perdóneme el amigo la comparación) he querido decir el luchador predilecto del público.

La gente se entusiasma entonces y caen en el terrero algunas monedas. Mientras tanto el vencedor le tiende cariñosamente las manos al vencido y le levanta del suelo, compartiendo con él el dinero que el público, en el colmo de entusiasmo, ha arrojado a la pista .

Así es de noble, así es de altruista ese espectáculo conocido por lucha canaria.

Ya quisieran pueblos que se precian da cultos cambiar sus Johson por este diminuto luchador canario que se llama Angelito”.

Del periódico digital La Laguna Ahora (7 de agosto de 2021) entresacamos estas líneas para ahondar en la figura de este luchador que ya forma parte de la leyenda de este noble deporte:

Fue Angelito un mítico luchador lagunero, conocido como ‘el niño de cera’, con el que podríamos afirmar que se popularizó lo de ‘el grande perdió, el chico ganó’, y que demostró sus habilidades, entre otros recintos, por los teatros Viana y Leal (tan relacionados con los hermanos de la Cruz, a su vez propietarios de plataneras en la zona de La Gorvorana), y del que Manuel Verdugo escribe:

Angelito no se envanece con los aplausos. Su noble e insuperable maestría en la lucha canaria se valora no sólo por la relativa exigüidad de su estatura y por una falsa apariencia de endeblez corporal, sino también por su simpática y atrayente modestia. Éstas y otras cualidades morales y físicas concurren en él para formar un tipo de luchador único, notabilísimo, que no se ha dado, ni creo que se vuelva a dar, entre los cultivadores del arte regional.

O estos poemas:

Gira con ímpetu rudo / cual si te fuera a estrellar / y el público, ansioso y mudo, / te ve un momento oscilar / bajo el Hércules membrudo. // Pero en ese instante, / tras un fugaz remolino, / te alzas severo y triunfante, / mientras por tierra, mohíno, / rueda, a tus pies, el gigante. // Y luego que a tu rival / tiendes la mano leal, / suena de entusiasmo el grito / y… no eres Angelito / sino un Ángel colosal. [Domingo J. Manrique]

Cuando Dios se aburre arriba, / para alegrarse un poquito / baja con San Pedro y viene / a ver luchar a Angelito. [J. Machado]

Desde el Tanque a San Benito, / de El Baldío a Las Canteras, / no hay luchador más bonito / que ese diablo de Angelito, / por desvíos y caderas. [Gil Roldán]

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…como ganaron Méndez, Angelito, Palmero y Camurria, frente a rivales de peso mayor, cantan Los Sabandeños.

Ramón Méndez y Machín, el Chorizo y el Piñero, se batieron con honor en la arena del terrero, digo yo, porque cantar se me da muy mal.

Angelito, pude haber titulado también el presente. ¿O no?

miércoles, 25 de agosto de 2021

113. Emotivos aplausos

Curioso, al menos, el planteamiento del cronista que da cuenta de la luchada celebrada en el Teatro Viana (San Cristóbal de la Laguna) al hacer un llamamiento a los guardias para que no coarten la efusividad del público en el aplauso a los bregadores. Pero traslademos el relato informativo del encuentro y que se reseña en Gaceta de Tenerife, el día 17 de julio de 1916 (lunes), que se corresponde con el ejemplar número 1787, año VII, y cuyo contenido se recoge en su página 2:

“De buena, según oímos a personas entendidas, podía calificarse en general la luchada celebrada ayer en el teatro Viana de la vecina ciudad.

Desde luego no hubo tiempo de aburrirse; cuando no teníamos en el terreno a los luchadores podíamos entretenernos contemplando a la guardia afanosa por contener los arrebatos del público.

Comprendemos y creemos muy conveniente meter en cintura, valga la frase, a todo el que se propasa en sus entusiasmos y da rienda suelta al apasionamiento para molestar a un luchador, pero no vemos la razón porqué se pone tanto empeño en contener el homenaje con que los espectadores premian la habilidad y fuerza desplegadas por cualquiera de los adversarios.

La práctica demostró ayer que esto es imposible y para lo sucesivo sería tener entendido que el aplauso en nuestra tierra nunca significa acto de hostilidad para el vencido, porque sería innoble e injusto, sino explosión inevitable de la emoción durante algunos minutos contenida ante el juego sostenido por dos campeones.

Pero dejémonos de disgresiones, que no me negarán ustedes que son acertadas aunque si inoportunas, y miremos al terreno donde ya se encuentra esperando a un contrincante uno de los hermanos Patamochos.

La lucha comienza con la gente escogida, aunque como veremos no tiene desperdicio el personal que hoy se presenta.

El Patamocho que inicia la lucha, y que creemos es el más pequeño de los tres, gana las 1ª y 2ª luchas.

Pero Fernando Santana le quitó pronto el contento haciéndole pagar con una inesperada caída las palmaditas del Patamocho (3ª lucha).

Resonaban aún los aplausos (a pesar de la policía) cuando agarra con Santana otro Patamocho; se acuerda el de Tegueste de la derrota que sufrió en Santa Cruz a manos de su adversario y da con éste en tierra (es un decir) ganando la 4ª lucha.

Para la 5ª era de esperar sale el Patamocho restante que logra vengar a sus hermanos.

Emilio Rivero se ha puesto el traje de luces, vence a Patamocho (6ª lucha) y se retira satisfecho de haber cumplido con su deber.

La 7ª la gana José el chico.

Y aunque el chico se defiende en la 8ª cae a manos de Mandarria quien después de ganar la siguiente (9ª) se retira bien para descansar o para darle un chasco a Juan Reyes (el Marchante).

Juan Reyes gana la 10 y… conflicto en puerta; los ánimos se han ido agriando y los luchadores dejan de saludarse con nobleza tomando el aspecto peligroso de gladiadores enemigos. El mismo Reyes soluciona y calma el cisco despojándose de los arreos de la lucha.

La lucha 11 queda por la Laguna; la 12 la pone Francisco (Majorero) a favor de Santa Cruz. Manuel Valencia gana las 13 y 14 y pierde la 15 a manos de Salvador Guerra quien también tiene la fortuna de vencer a Eustaquio Valencia (lucha 16).

José Correa quita la impresión de las anteriores venciendo a dos de Santa Cruz (17 y 18) y agarra en la 19 con su eterno contrincante, Tomás Albertos ganando éste; más tardó en caer José que en salir Gregorio Correa ¡la voz de la sangre!pero fué vencido (lucha 20) dejando el encargo de levantar el pabellón a Andrés Rosa quien lo consigue tirando a Tomás Alberto en la lucha 21.

El encuentro 22 fué el de la emoción; El Sopo y Andrés Rosa; fuerza y habilidad, arte y limpieza; gana El Sopo y aplaude hasta el mismo Rosa; llueve dinero. El mismo Sopo siempre con elegancia y verdadero luchador gana las 23 y 24 luchas esta última con José Rodríguez Rosa y se retira a... contar lo recaudado.

José Delgado sustituye al Sopo y no queriendo ser menos que el maestro logró apuntarse a su favor los encuentros 25, 26 y 27.

Delgado es vencido (28) por Pedro Rodríguez Rosa. El vencedor agarra con Manuel García, presentándonos una lucha de dobladillo que fué de lo bueno, sinó lo mejorcito de la tarde. Cayó Manuel García (lucha 29) y salió a hacer el núm. 30 Ricardo Campos que luchó heroicamente con Pedro Rodríguez, siendo ambos aplaudidos, cayendo al fin Ricardo.

Después agarraron El Marchante y Mandarria... pero aquello era un imposible; todo el poder y las ganas de Juan Reyes (o González como dice el programa) se estrellaban en un esfuerzo inútil contra la astucia de Mandarria poco deseoso al parecer de ganar pero nada dispuesto a sucumbir, haciendo filigranas.

Un desafío hecho por un Patamocho fué aceptado por Julián Hernández o Hijo de Hipólito; ganó la 1ª lucha el Hijo de Hipólito pero no fué posible continuarlas, porque no se ponían de acuerdo los adversarios en la interpretación de las leyes de la lucha.

En resumen, de 30 luchas, Santa Cruz ganó 16 y las 14 restantes La Laguna; pero de uno y otro bando quedaron jugadores por tirar: El Sopo, Mandarria, Emilio Rivero, Pedro Rodríguez Rosa y el Marchante. No tomaron parte, y se notó la ausencia de los veteranos Pancho el de la Caldera, el Capitán y los afamados Angelito y El Indio”.

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Se celebró la citada lucha en el lagunero Teatro Viana, situado en la calle Juan de Vera y construido en 1887 como una gallera. Cuenta con una historia cargada de múltiples peripecias y desaparece como sala de diversos espectáculos en los primeros años de la década de los veinte del pasado siglo.

martes, 24 de agosto de 2021

112. En peligro de muerte

A perdonar el titular de enganche. Pero la lectura de la crónica que publica Gaceta de Tenerife, el 10 de julio de 1916 (lunes), número 1781, año VII, en su página 2, y que hace referencia  a la habida de nuevo en la Plaza de Toros el día anterior, me hizo reflexionar acerca del uso de algunas expresiones en los comentarios deportivos que aún en la actualidad se estilan. Y que acaban consolidándose como latiguillos a modo de carta de presentación. Amén de una curiosa ‘orma’, achacable, me imagino, a los frecuentes errores tipográficos tan característicos de aquella época de los tipos de plomo, cuando las composiciones de las galeras constituía toda una odisea. Y un arte, por supuesto.

“No resultó la luchada de ayer todo lo que el público esperaba.

Los luchadores que más juego prometían estuvieron en su mayoría desgraciados y así vimos caer antes de tiempo al Indio, les Correas, Angelito, Rivero y el mismo Francisco Hernández. Del partido de la Laguna, además no se presentaron todos los anunciados en el programa, entre ellos Juan Capitán.

Por lo mismo y para quedar vencedor el partido de Santa Cruz no fué necesario que lucharan y no lucharon ni el Sopo, ni Mandarria, ni uno de los Patamochos y alguno otro de los que figuraba en lista.

Los encuentros fueron 25, ganados 14 por Santa Cruz y los 11 restantes por La Laguna.

El público bastante numeroso; y ya que corresponde con tanto gusto es de lamentar que en previsión de lo que la lucha resulte desanimada por la mala estrella de una partida, los organizadores nos concierten y anuncien de antemano tres o cuatro desafíos con lo que se garantiza ya el éxito del espectáculo.

En la primera lucha se presenta el Indio por Santa Cruz, siendo vencido.

La 2ª lucha queda a favor de esta Capital y en tercer lugar es vencido también Correa el chico.

Para vengarle sale Correa el grande, que vence a su adversario.

Agarran varias veces sin conseguir tirarse Correa el grande y Tomás Albertos, retirándose ambos lidiadores y saliendo en quinto encuentro Angelito que es derrotado; le sustituye Eustaquio Valencia que gana la sexta lucha y a continuación se efectúa la 7ª que constituyó un encuentro interesante. Hábil y forzudo Valencia no perdía ocasión para atacar a su contrario magnifico ejemplar de luchador; agarraron en tres ocasiones y al fin es vencida La Laguna. Sale otro Valencia si no estamos equivocados y vence en dos encuentros (8ª y 9ª).

La 10ª queda por Santa Cruz ganada con un traspiés limpio y de muy buen efecto, que es muy aplaudido.

La 11 la apunta la Laguna a su favor y tenemos en el terrero a José Delgado que empieza con ganas y con ellas y con mucho arte vence a cuatro adversarios en los encuentros 12, 13, 14 y 15.

Aparece después con la solemnidad y magestuosidad características Correa el grande, que tira a Delgado. ¡Era aquella mucha correa!

Las 17 y 18 luchas fueron dos decepciones, en ellas cayeron Correa y Emilio Rivero.

Una enorme levantada de Andrés Rosa da en tierra (lucha 19) con Manuel García; lucha después el vencedor con Ricardo Campos que es víctima de su acometividad, y por tercera vez consigue Rosa en el encuentro 21 vencer a un contrincante más y se retira.

Santa Cruz gana la lucha 22. Con los arreos de luchador se presenta el enorme Francisco Hernández cuya sola presentación ya predispone al adversario para ser vencido.

En efecto, en la lucha 23 vence a uno de los Patamochos. La lucha 24 es de gran emoción; Hernández ha encontrado en otro de los Patamochos la orma [sic] de su zapato. Dos veces consecutivas y aprovechando los ataques de Patamocho, pone a este en peligro de muerte; el triunfo se consideraba seguro para Hernández pero por desgracia para este y para el espectáculo que perdía ya el interés por falta de luchadores en el partido de la Laguna, el de la Caldera y el Patamocho se enlazan en un esfuerzo desesperado y titánico, y Patamocho queda triunfante nos parece que con gran sorpresa de él mismo.

En la lucha 25 el mismo Patamocho vence a otro luchador de la Laguna.

Se habían concertado dos desafíos. Angelito con el Indio; fué este vencido pero en las tres luchas lo de menos era quien ganaba; lo principal era saborear un juego limpio, noble, inteligente. Y terminó la luchada con otro desafío entre un luchador de Santa Cruz y Correa el chico quedando en tabla”.

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Tendré que pasar por la Biblioteca de La Orotava, donde, me consta, existe una interesante colección de periódicos editados en este Norte y que se han ido digitalizando, afortunadamente, para intentar rescatar publicaciones relacionadas con el asunto que nos concierne, pero ceñidas al ámbito más cercano.

lunes, 23 de agosto de 2021

111. Equilibrio, fuerza, destreza

Fue Jacinto Terry el seudónimo que utilizó el periodista Joaquín Fernández Pajares (1878-1940) a lo largo de su dilatada trayectoria en los medios de comunicación impresos de la época: La Prensa, El Progreso, El Imparcial… Asiduo articulista (que en el periódico La Tarde popularizó también el seudónimo Doctor Acético), dotado de fina ironía y agudo sentido del humor (otros sesgos que se desprenden del texto de hoy quedan a tu consideración), nos sorprende en El Progreso, diario republicano autonomista, en el ejemplar de 20 de junio de 1916 (martes), número 3293, año XI, página 1, con una crónica que lleva por título el que yo he tomado prestado para la presente entrada y que es del tenor literal siguiente:

“¡Hablar de la lucha canaria! Pues sí, señor. Tanto puede influir en la felicidad de un pueblo un libro bien escrito como un fortísimo golpe en la cintura de un mocetón robusto. Y a veces puede ser esto más interesante para la vida de ese pueblo, que una cadena de sonetos o unas brillantes páginas musicales. Ni con los versos ni con la prosa ni con la música se hacen hombres. Con la fuerza sí. Es verdad que los versos han inmortalizado a varias parejas amorosas, que sin el encanto de la rima no se hubiese tenido tanto amor. Pero notad que todos los grandes amantes que nos cita la historia han sido estériles.

En cambio los grandes forzudos han sido prolíficos en demasía. Para un malthusiano el ideal es el hombre cerebro. Para un humanista el ideal es el hombre músculo. Para el lector, será excelente el primero. Para las lectoras es preferible el último, a poco que recapaciten.

Ahora bien, que las luchas canarias pudieran tener una reglamentación distinta a la que hoy disfrutan, a fin de que sea espectáculo apropiado a los gustos de toda clase de público.

Como demostración de lo que puede el equilibrio, la fuerza y la destreza, indiscutiblemente la lucha canaria lleva gran ventaja sobre otra clase de juegos que ofrecen mayores peligros y no tantos encantos. ¿Qué le hace falta para que pueda convertir en terrero los escenarios de todos los teatros del mundo? Muy poca cosa.

Toma usted, por ejemplo, si a usted, lector, le ocurriese ser empresario de este género de espectáculo, a un luchador cualquiera, el que mejor le parezca, solamente para que sirva de tipo. Ese hombre tiene ya las condiciones necesarias para el triunfo. Equilibrio, fuerza, destreza. ¿Le falta algo? Sí; la poca cosa a que antes me refería. Para que el triunfo no sufra merma de ninguna especie.

Afeita usted al luchador. Bien rasurado, hasta que la cara adquiera ese tinte azul que puede usted ver en los frailes, en los toreros y en la mayor parte de los cómicos. Parece cosa baladí y no lo es. Un luchador afeitado está más cerca del éxito que el que lleve la barba de ocho días.

Después le corta el cabello. Aunque la Biblia nos quiere hacer creer que por haber la hermosa Dalila cortado las guedejas a Sansón, perdió éste las fuerzas, le supongo a usted, lector, con bastante inteligencia para no dar crédito a ciertas exageraciones. Lo que le ocurrió a Sansón no tiene nada de extraordinario. Usted mismo, lector, si está mucho tiempo junto a una mujer como supongo yo a Dalila, pierde las fuerzas sin remedio. Quedamos, pues, en que la tonsura del luchador que se quiere convertir en artista, es de manifiesta oportunidad.

Ya ha recorrido usted la mitad de la vereda. Ahora quítele los calzoncillos. Es decir, vamos a ver, no hay que precipitarse, despacio y avisando. Al luchador le viste usted con un buen traje de punto, semejante al que usan los gimnastas y las tiples de zarzuela que no pueden cantar. Sobre esa ligera cobertura del cuerpo y ocupando únicamente la parte media, coloca usted un pantalonero blanco, corto, fuerte, que haga el mismo uso de los calzoncillos actuales.

Me va usted a decir que si el traje de punto es para todo el cuerpo, pierde el ejercicio gran parte de su vitalidad. Tal vez sea cierto. Por si lo es, acorte usted la malla hasta medio muslo. Que queden las piernas y los pies al aire. Pero si lo hace así aconseje a sus futuros artistas frecuentes pediluvios. Con eso ni se pierden las condiciones de equilibrista, ni la fuerza ni la destreza. Ya tendrá usted buen cuidado de dar el consejo con toda la delicadeza necesaria para que no se dé por ofendido el que lo reciba.

Ha conseguido usted, lector, lo principal. Le falta muy poco para que el espectáculo sea atrayente. Suprimir el garrafón de vino en el escenario. No es detalle insignificante. A los artistas, como a los políticos, como a las queridas, hay que verlos, para que causen sensación, en determinadas actitudes y nada más. Una gran cantante que se dedique a comer altramuces delante de la gente, desmerece mucho en el concepto público. Un político defensor de la emancipación de la mujer, que no guarde recato para castigar a la suya, pierde un terreno muy importante. Una querida que se dé los colores en la cara delante de usted, se expone a perder el cliente.

Pues así es todo.

No es bastante que el luchador tenga equilibrio, fuerza y destreza, si se quiere obtener el favor del público. Es preciso además llevar algo de estética al espectáculo.

No lo olviden los muchos que piensan, muy cuerdamente, en sacar las luchas canarias del reducido marco en que hoy se encierran”.

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Yo me limito a transcribir. Los comentarios ante ciertos pasajes del artículo, como ya antes señalé, los dejo a tu libre saber y entender. Un servidor los enmarca en un manejo exquisito del recurso de la ironía. ¿Solo?

viernes, 20 de agosto de 2021

110. En la Plaza de Toros

Reproducimos en este post (o entrada) de hoy en nuestro blog la crónica ‘luchística’ (vocablo a incluir en los diccionarios) publicada en Gaceta de Tenerife el día 19 de junio de 1916 (lunes), ejemplar número 1780, año VII, que en su página 2 inserta, bajo el titular de En la Plaza de Toros su consabida sección dedicada a La lucha canaria:

“No tuvo el encuentro de ayer entre Gran Canaria y Tenerife el interés que el público esperaba, ni el que hizo presumir el comienzo de la lucha iniciada por El Indio que venció habilidosamente y con admirable limpieza a su contrario.

Desde la segunda hasta la quinta lucha fueron ganadas por Gran Canaria haciendo después su aparición sobre el terrero José el Sopo que deja cimentada su fama venciendo consecutivamente a tres adversarios con luchas de poder y de maestro.

El público ovaciona con entusiasmo al luchador y varios burgueses espléndidos obsequian con algunos regalos en efectivo a el Sopo que se retira a descansar.

Un luchador de Gran Canaria gana los encuentros noveno y décimo y es vencido por Celestino.

Las luchas 12ª, 13ª, 16ª, 18ª , 19ª y 21ª quedan a favor Canaria y las 14ª, 17ª y 20ª por Tenerife.

En la lucha 22ª se presenta el afamado Correa; vence a su enemigo y es derrotado en la siguiente mereciendo ganarla, pues fué el que atacó con gran habilidad y poder aunque estuvo desgraciado en el resultado.

Luchas 24ª, 25ª y 26ª las gana Gran Canaria; la 27ª queda por Tenerife y la 28ª por Gran Canaria.

En todo este tiempo se distinguieron los hermanos Monzón, luchadores de mucho dominio, siendo derrotado uno de ellos por Guerra, si mal no recordamos.

Agarran la lucha 29ª el Capitán y Mandarria; dura poco el encuentro, pero es de gran expectación; el Capitán levanta a Mandarria; garabatea este oportunamente y durante unos segundos sostienen los dos atletas una lucha sorda de fuerzas enormes en la que resulta triunfante Mandarria.

A vengar al Capitán sale Emilio Rivero; Mandarria se ve acosado y no hace otra cosa que mantenerse a la defensiva causando esto algún disgusto en el público que esperaba algo más de la fama del luchador.

Esta lucha queda en suspenso.

Juan Reyes, por Tenerife, desafía y gana a uno de los Patamochos.

El mismo Juan Reyes derrota a Mandarria quien después de tocar tierra pretendió armar lucha y como los jueces con mucha justicia no accedieron se retiró disgustado, suspendiéndose el encuentro por no presentarse más luchadores de Gran Canaria.

Y no hay tiempo ni espacio para hacer comentarios.

La entrada, todo lo que podían desear las Empresas”.

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De la misma luchada hallamos, asimismo, la oportuna referencia en diario republicano El Progreso, que en igual fecha, página 2. Hagan ustedes, si les place, la oportuna comparación entre ambas crónicas:

“Con una entrada grande e intensa expectación se celebró ayer tarde, en la plaza de toros, la gran luchada entre los bandos de esta isla y Canaria.

Inauguró la luchada Manuel Mora, de este bando, que derribó a su rival después de bonita y limpísima lucha. En la siguiente es derribado el vencedor.

La tercera fué de dos encuentros, venciendo el de Canaria, aunque se creyó había quedado indecisa. En la cuarta y quinta vencen los canarios.

Sale el Sopo, que derriba al vencedor de las dos últimas luchas. Consecutivamente vence a otros dos luchadores. Su trabajo limpio y elegante, le valió grandes aplausos y muchísimas pesetas, que le arrojaron algunos aficionados, dejando la fama de que goza a envidiable altura. Hechas sus tres reglamentarias luchas, se retiró.

La novena y décima son ganadas por un canario, que luego es vencido por Celestino, quien a su vez es vencido por un canario, que en lucha consecutiva derriba otro del bando de Tenerife.

Las luchas catorce y quince, son ganadas por Tenerife y la dieciseis por Canaria.

En la diecisiete lucha a favor de Canaria un luchador de aquí, que no se le ha permitido hacerlo en el bando de esta isla. El hombre se enfada y la emprende con su contrincante, promoviéndose un gran escándalo. Trata de saltar al tendido para ir a dar con un espectador, deteniéndole un guardia. Se le deja en el ruedo hasta que promueve otro altercado, llevándosele detenido.

La dieciocho es ganada por Tenerife y la 19 y 20 por Canaria, siendo el vencedor derribado en la siguiente por uno de Tenerife, y éste, en la siguiente, por uno del bando contrario, que a su vez es vencido por Correa, y éste por uno de los hermanos Patamocha, que vence también en los tres encuentros siguientes, siendo, al fin, derribado en la consecutiva. En la otra derriba el canario a su rival.

A continuación se presentan Mandarria y Capitán. Este levanta a aquel, que garabatea al Capitán. Así se sostienen ambos, cayendo éste.

Emilio Ribero sale a vengar al Capitán. Mandarria solo se defiende, no venciendo ninguno. Se presenta Juan Reyes. En el primer encuentro Mandarria solo se defiende y el otro ataca, sin resultado positivo. Vuelven a agarrarse y es derribado Mandarria, quien ya en el suelo armó lucha y tiró a Reyes. Como los jueces dieron, con razón, por vencido a Mandarria, este se disgustó, negándose los canarios a continuar luchando, quedando los de Tenerife dueños del terrero.

El público se debe abstener de intervenir, en forma alguna, en las luchas, pues con sus excitaciones puede dar lugar a cualquier incidente lamentable.

Al terminar el espectáculo se deben abrir todas las puertas de la plaza. El jueves habrá lucha en la Laguna".

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A perdonar la extensión, pero creo que merecía la pena. El próximo lunes, más, porque queda mucho por descubrir.

jueves, 19 de agosto de 2021

109. En el Parque Recreativo

El santacrucero Parque Recreativo, comenzado a construir en 1905 (se inauguró al año siguiente), fue sede de numerosos acontecimientos, entre los que no quedó al margen la lucha canaria. Pero, sobre todo, fue conocido por sus famosos bailes (también de carnaval), de ahí que la maledicencia popular lo reconvirtiera en ‘Parque Restregativo’. En su lugar se edificó, a partir de 1973, la actual sede principal de CajaCanarias (ahora La Caixa), en la zona de Puerto Escondido.

Un botón de muestra lo encontramos en la Gaceta de Tenerife, diario católico de información, 12 de junio de 1916 (lunes), número 1773, año VII, página 2: En el Parque Recreativo. La lucha canaria. Del tenor literal siguiente:

“Se celebró ayer el segundo encuentro en esta Capital entre los partidos de Santa Cruz y La Laguna.

El público demostró asistiendo muy numeroso que no era solo novelería lo que le llevó el domingo anterior, sino amor por el deporte canario que ofrece indudables emociones y grandísima variedad cuando los adversarios son maestros en los recursos de la lucha.

Ahora por lo mismo es ocasión propicia de aprovechar el entusiasmo de todos y encauzarlo prudentemente para evitar que por culpa de algunas minucias degenere el expectáculo, sobrevenga el cansancio y haya que enterrar aquel de nuevo.

En general la lucha no agradó tanto como el domingo anterior.

Se celebraron antes de los desafíos unas 26 luchas. De estas, 14 fueron ganadas por Santa Cruz y 12 por la Laguna, siendo el último vencedor el joven Gregorio Correa, luchador de la Laguna que se ha ganado ya la admiración del público.

Entre las interesantes recordamos las efectuadas por Salvador Guerra que venció a cuatro contrincantes.

Entusiasmaron mucho las dos ganadas por Manuel El Indio luchador que sabe siempre presentar un juego elegante y de interés; fué después vencido en lucha inteligente por el afamado Manuel Valencia.

De los desafíos es más difícil precisar porque no se efectuaban por el orden del programa y se presentaron algunos que no estaban anunciados.

Recordamos el siguiente resultado de las anunciadas aunque no respondemos de que no suframos algún error.

Lucha de Ricardo Campos contra de Manuel Valencia; gana Ricardo Campos, de Santa Cruz.

Manuel El Indio es vencido, causando su derrota gran extrañeza, por Antonio Pérez.

En el encuentro, por cierto de los mejores, entre José (a) sopo y José chico, de la Laguna, venció el sopo.

Angelito sostiene titánica lucha con José Reyes de Santa Cruz, siendo este derrotado.

Y Gregorio Correa de la Laguna vence a Salvador Guerra.

Y terminamos aunque no nos faltan ganas de hacer algunas consideraciones.

El público correctamente tributaba sus aplausos a unos y otros luchadores, aunque reconocemos que se manifiesta con más calor en algunas ocasiones, cosa difícil pero que ojalá se evitara.

Y aunque la injusta protesta de uno de los luchadores de ayer no tuvo importancia, bueno sería que no se acostumbrasen y ya que el público responde al llamamiento de los luchadores, estos también deben transigir con el público si alguna vez, que no es probable, se equivoca en sus fallos”.

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Se observa que no constituye una novedad los llamados a la cordura ante los desmanes del público en los acontecimientos deportivos. Los hooligans han debido existir desde siempre. Aunque no se destaque este noble deporte nuestro por exaltados de tal calibre. Afortunadamente.

miércoles, 18 de agosto de 2021

108. Los canarios en la Argentina

Corresponde en el día de hoy dar cuenta de un comunicado de la colonia canaria en Argentina, del que se hizo eco La Prensa, diario republicano, el 28 de agosto de 1913 (jueves), número 953, año III, en sus páginas 1 y 2: En 2ª plana. El acto de ayer. Los canarios en la Argentina. No solo lo transcribimos, sino que nos hemos permitido la licencia de resaltar en negrita el último párrafo, donde se condensan los propósitos de la asociación y entre los que destaca el fomento de la lucha canaria, verdadero rasgo distintivo de nuestro pueblo.

“Suscrito por estimados paisanos residentes en la Argentina, hemos recibido un ejemplar del Manifiesto que han publicado y que tenemos mucho gusto en insertar en nuestras columnas.

Dice así:

Un movimiento espontáneo de Asociación se ha despertado brioso y entusiasta entre los hijos de esta tierra residentes en la Argentina. Ya era tiempo; vivir separados, aislados, desconociéndose y ocultándose los unos á los otros, como si las llanuras inmensas de esta tierra hospitalaria y noble nos hubiera hecho olvidar aquellas, montañas nuestras que se levantan en el Atlántico, como vigías cuidadosas de la paz encantadora de nuestros valles y de la dulce tranquilidad de nuestros caseríos blancos y alegres, donde viven los canarios como hermanos, en familia; vivir así lejos de la tierra nativa, haciendo girones el ajuar sagrado de la cuna que nos meció á todos, cual si se tratara de huérfanos infortunados, sin madre que nos inspire recuerdos ni afecciones ni cariños, vivir así, era imperdonable.

Una necesidad grande, imperiosa, nos llama á unirnos, nos obliga á formar una colectividad respetable, que se mueva á impulsos de sentimientos y aspiraciones comunes, no solo para avivar en el corazón el fuego del amor á la tierra lejana, sino para mejor incorporarnos á la labor intensa de este pueblo, que lucha afanosamente por su engrandecimiento y prosperidad.

Todas las regiones de los distintos pueblos que en la Argentina viven cuentan Sociedades de protección mutua y de instrucción y recreo. Todas menos nosotros los Canarios; que formamos en este sentido una triste y dolorosa excepción. Y no se explica en nosotros ese espíritu díscolo, rebeldes a tales movimientos colectivos. Somos nosotros los Canarios por carácter, por temperamento, por una suprema razón geográfica eminentemente regionalistas, enamorados de nuestro suelo, hermoso cual ninguno; apegados á nuestras costumbres, sanas y buenas; orgullosos de nuestras tradiciones, de nuestras virtudes, de nuestra historia. Donde quiera que se hallen los Canarios, viven unidos con lazos fraternales, como si las montañas que allá nos estrechan y los mares que nos rodean, nos rodeasen y nos estrechasen por donde quiera que vamos.

En Cuba, la Asociación Canaria sirve de modelo en esta clase de agrupaciones regionales. Nadie ignora la importancia y los prestigios de que goza el Centro allá formado por nuestros hermanos. Sabemos que aquí se ha intentado distintas veces hacer lo mismo, pero sin éxito. No pretendemos saber las causas, pero cualesquiera que ellas sean, nada dicen, ni nada pesan, para que en estos momentos dejemos, de una vez por todas, resuelto el problema. La Asociación Canaria en la Argentina es ya un hecho, una hermosa realidad.

El día seis de Julio, del año actual, y en los salones del diario La Prensa quedó definitivamente constituida, entre las aclamaciones de centenares de paisanos. En pocos días contamos ya con más de ochocientos socios. De todas partes recibimos adhesiones, cartas llenas de estímulos y de alientos. Nos proponemos agrupar á todos nuestros hermanos que en esta República viven. A todos llamamos, á todos nos dirigimos seguros de que habrán de responder con la voz del patriotismo á nuestro llamamiento, y seguro también de que está cercano el día en que quince mil  canarios en la República Argentina formaremos todos una colectividad grande y fuerte por la unión, poderosa y respetada por todos.

El programa de nuestra Asociación contiene las más justas y legítimas aspiraciones de la Colonia Canaria. Propónese, en primer lugar, prestar auxilio á los compatriotas necesitados. En sus enfermedades tendrán médico, farmacia y pensión en metálico. Más tarde, quizás pronto y es ese nuestro ideal, contaremos con un Sanatorio, que será nuestro, de todos los Canarios, donde una mano fraternal, la mano del compatriota, mitigue cariñosa las amarguras de la enfermedades, que agobian más y desconciertan más lejos de la tierra, ausentes del hogar.

Y si la que todo lo arrastra, y todo lo destruye llevase á descansar á alguno de los nuestros, ¡qué hermoso es tener un sitio reservado en la tierra santa, donde manos piadosas sembrarán flores y labios hermanos elevarán preces!

La emigración canaria aumenta cada día hacia estas orillas, y la necesidad de unirnos es por ello más imperiosa. Los que lleguen encontrarán aquí una casa que les espera, y brazos amables que se abrirán para recibirles. Conocemos el calvario que muchos de nuestros compatriotas recién venidos suelen recorrer, acudiendo aquí y allá, en busca de auxilio ú orientación; llamando á puertas privadas que no siempre se abren.

Nuestra Asociación, en adelante, se encargará de ellos, en la medida de sus fuerzas.

Haremos también, oportunamente, obra de Instrucción, creando escuelas, dando conferencias; y celebraremos fiestas de cultura en que domine la nota de nuestras costumbres y campee nuestra sana jovialidad; fiestas donde escucharemos nuestros cantares, nuestras Isas enérgicas, valientes, dulces y tiernas; nuestras Folias cadenciosas, rítmicas, subyugadoras; y sobre la arena, en el Terreno, nuestros atletas harán honor á la lucha Canaria, nuestro juego; tradicional, lleno de peripecias audaces, de valor, de nobleza; sobre todo de nobleza, que es el rasgo distintivo de nuestra raza. Y así disfrutaremos algunas horas abiertas como paréntesis en el diario bregar de la vida, disfrutaremos de lo nuestro; templando el espíritu con recuerdos y afecciones imborrables. Y ahora, Canarios, la casa está hecha, y abiertos quedan los anchos portales solariegos: entrad”.

martes, 17 de agosto de 2021

107. Desafío (y 2)

Del acontecer se hace eco, igualmente, El Progreso, diario republicano autonomista, 27 de febrero de 1913 (jueves), número 2262, año VIII, página 2: Notas  deportivas, luchas canarias.

“El luchador Celestino Hernández García se ha acercado a nuestra Redacción para rogarnos que hagamos público que se halla dispuesto a entablar un match de desafío con Miguel Cabrera (Mandarria), siempre que se le conceda un plazo de dos meses durante los cuales se ejercitará en la lucha, puesto que, según dice, hace algunos años que no practica este deporte de la lucha canaria.

Añade que en caso de que Miguel Cabrera acepte este desafío, cuya celebración no podrá ser antes de los referidos dos meses, será mediante apuesta de 1000 pesetas y correspondiendo el importe de las entradas al que resultare vencedor.

Enterado Mandarria de estas manifestaciones de su contrincante nos dice que se halla en absoluto dispuesto a todo. Pero como quiera que no puede perder el tiempo esperando aquí, lejos de su casa, esos dos meses, manifiesta que aquí con Celestino y con quien quiera luchará ahora en las condiciones que ya ha expuesto en los periódicos.

Y que dentro de los dos meses, si su contrincante persiste en el desafío, que vaya a Gran Canaria, en donde celebrará el match, no ya con mil, sino con dos mil pesetas de apuesta”.

No hallé constancia alguna de si el reiterado desafío tuvo lugar. Para un estudio más pormenorizado que estas pinceladas, me remito a los enlaces que al final te expongo.

Catorce meses más tarde, nuestro personaje sigue en el candelero. Así, en La Prensa, 14 de abril de 1914, página 1: Un desafío, luchas canarias y greco-romanas.

“De nuevo se encuentra entre nosotros el luchador de greco-romana Otto Van der Keert, el mismo que hace quince meses actuó en Novedades con gran éxito.

Otto regresa de Centro-América, en donde ha continuado practicando el arriesgado deporte á que se dedica, concertando sensacionales luchadas con afamados campeonatos y obteniendo señalados triunfos.

Hoy hemos recibido su visita, rogándonos que hagamos público el reto que lanza al famoso luchador canario Mandarrias, con quien dice que se halla dispuesto á concertar un encuentro en condiciones legales y tanto á lucha canaria como á la greco-romana que él practica.

Otto Van der Keert, que ha ído á Las Palmas con tal objeto, ha tenido que venir á esta isla por no encontrar allí teatro disponible para verificar el desafío.

Falta ahora la conformidad de Mandarrias, y en tal caso seremos espectadores de un interesantísimo match, pues además de la novedad que ofrece, ya hace algunos meses, antes de ausentarse el luchador boer, se habló aquí mucho de un encuentro entre ambos campeones”.

Y se confirma el enfrentamiento en Diario de Tenerife, 18 de abril de 1914, página 2:

“Mañana, á las 3 de la tarde, en el Salón Novedades, se verificará un sensasional desafío de luchas canarias y greco romanas entre el campeón boer Otto Van-derkeerk y Mandarria”.

También en La Prensa, del mismo día, página 2, se informa del acontecimiento. Hecho del que luego no existe constancia alguna en la prensa del entonces.

Por último, y para quienes deseen seguir ahondando, tal y como antes señalé, dejo estos enlaces a dos documentos (en formato PDF) de José Roque Falcón Falcón, titulados, respectivamente, Mandarria, prototipo de luchador canario y Mandarria, el “Pollo Reina” y su tiempo. Amén de otro a un artículo de Alfredo Ayala en su blog de etnografía y folclore:

https://mdc.ulpgc.es/utils/getdownloaditem/collection/MDC/id/72558/filename/109388.pdf/mapsto/pdf/type/singleitem

http://www.guiadegrancanaria.net/documentos/Mandarrias-El-Pollo-Reina.pdf

https://www.etnografiayfolclore.org/2015/08/luchadores-de-leyenda-miguel-cabrera.html

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Las ilustraciones de las entradas de ayer y hoy fueron tomadas del primero de los documentos anteriores. Y si a ustedes les parece bien, seguiremos mañana con más historias. Creo que nos daremos un salto hasta Argentina. Ya les contaré.

lunes, 16 de agosto de 2021

106. Desafío (1)

Creo haber dejado sentado que no es mi pretensión, con estas notas a vuelapluma, sentar cátedra al respecto. Existen suficientes entendidos en la materia (lucha canaria) que han escrito, mucho y bien, de nuestro noble deporte y de quienes a su práctica se dedican. Lo mío es mera curiosidad en el husmeo de periódicos de un pasado quizás no tan lejano.

Harto sabido es que en estos tiempos que corren, época que se caracteriza, con toda probabilidad, por un exceso informativo, cualquier asunto es eclipsado por otro de una manera sorprendente. Se relega al olvido un tema de rabiosa actualidad en menos que canta un gallo. Y observo que en las viejas planas de casi todas las cabeceras no se distaba mucho de lo que hoy sigue aconteciendo.

Algo de ello ocurrió con los pasajes que a continuación paso a relatar, y que versan de hechos relacionados con una leyenda del vernáculo deporte. Vamos allá:

En Diario de Tenerife, 20 de febrero de 1913, página 2: “El atleta canario Miguel Cabrera (a) Mandarria, ha aceptado el reto que ha hecho á los luchadores del país el campeón de lucha greco-romana Choni-Altona.

Ambos luchadores han convenido que el desafío consista en cinco luchas greco-romanas y otras cinco al estilo del país. Mandarria, además, aceptará luchas con otros atletas del país, que se presenten. Este espectáculo se efectuará el próximo domingo en el Salón Novedades.

Idéntica información en La Opinión del mismo día, página 2. Y en La Prensa, página 2. También en El Progreso, del 22 de febrero, página 1.

Con un recordatorio del acontecimiento tropezamos en La Opinión (22 de febrero, página 2) y en La Prensa (mismo día, página 2):

“Como tenemos anunciado, mañana por la tarde se celebrará en el Salón Novedades, el sensacional desafío que han concertado el campeón de lucha greco-romana Chony-Altona y nuestro afamado luchador Miguel Cabrera (a) Mandarria”.

Pero en La Región, diario conservador, del 24 de febrero, página 2, nuestro gozo en un pozo con esta escueta reseña:

“Se celebró ayer tarde, ante nutrida concurrencia, el campeonato de lucha entre Mandarria y Seracony Altona”.

Por lo que uno piensa que tanto bombo y platillo en los previos para un desenlace que te deja mal sabor de boca al no explicitarse el desenlace del tan cacareado desafío.

Aunque en el diario republicano La Prensa, el 26 de febrero de 1913, página 1, se inserta, bajo el titular de Entre luchadores, Un reto, la siguiente nota informativa, que, al menos, nos da cuenta del éxito del luchador galdense:

“El afamado luchador canario Miguel Cabrera Mandarria, triunfante el domingo en la lucha verificada en el Salón Novedades, se acercó ayer á esta Redacción para manifestarnos lo siguiente:

Que enterado de que el conocido luchador de esta Capital Celestino García, ha dicho públicamente que le vencería sin grandes esfuerzos, le desafía por conducto de este diario á la ventaja de cinco luchas para el próximo domingo, en Novedades.

Miguel Cabrera desea también que, en caso de ser aceptado su reto, se le conteste pronto, porque de lo contrario regresará á Las Palmas antes de dicho día.

Complacemos al interesado, haciendo públicos sus deseos”.

Y en el mismo diario, al siguiente día, en su página 1, se expone:

“Al reto lanzado por Miguel Cabrera Mandarria, ha contestado Celestino García aceptando el desafío, pero á condición de que los productos que se obtengan se destinen á las casas de Beneficencia de esta Capital.

Enterado de ello el retador, nos visitó ayer manifestándonos que él no puede aceptar lo propuesto por Celestino García, puesto que este está en su pueblo y tiene todo lo necesario para vivir y él está lejos de su familia, haciendo gastos de consideración, estando dispuesto únicamente á entregar á la Beneficencia lo que crea oportuno después de descontar los gastos que haya hecho.

Como las cosas se han puesto ya en un medio razonable, creemos que tendremos ocasión de ver á los dos afamados luchadores y que el día que se verifique el encuentro será un buen día para los aficionados”.

(concluirá mañana)

viernes, 13 de agosto de 2021

105. Un sport canario: la lucha (y 2)

En resumen, yo voto en absoluto por la lucha isleña, aunque no me cuente entre sus apasionados partidarios. Apenas sé lo que es un desvío, una agachadilla, una burra, un cango: sólo advierto y confirmo que los héroes de nuestra arena, aclamados por la multitud frenética, alzados sobre el pavés de los entusiasmos populares como triunfadores cívicos, como hijos beneméritos de la patria, representan el culto del hombre a sí mismo, á las cualidades que determinan su dominio sobre la naturaleza. La lucha canaria debería aprenderse en los gimnasios.

Hoy resurge después de un largo período en que estuvo olvidada por causas diversas.

Sus devotos la recordaban con ardiente simpatía, pero no pensaban en promover su restauración y ha sido preciso rehabilitarla en parte que se constituyera una falange de luchadores jóvenes, formados por los viejos maestros, quienes han conseguido infundirles su fé militante, debilitada con los años, mas no muerta.

La decadencia de las luchadas debíase principalmente al carácter mercantil, al bajo espíritu de lucro con que algunos las habían explotado degradándolas. Hablábase de conciertos previos para inclinar en un determinado sentido el resultado de las partidas, el éxito de las apuestas: insistíase en que no se jugaba limpio, en que se efectuaba acomodamientos venales á espalda de la autoridad y con escarnio de toda justicia. Algo y aún algos creo que hubo de esto, todavía se asegura que lo hay; pero ya se va en camino de regenerar el espectáculo convirtiéndolo en sistema educativo popular, en magna escuela de energía.

Las luchas forman hombres. La educación física desenvuelve la fuerza cooperadora de la inteligencia, resorte supremo invocado por las sectas materialistas modernas para vencer en los pugilatos del struggle for life. Sin aceptar esta exageración impía, reconocemos que es indispensable vigorizar á los individuos y dar temple titánico á los pueblos. La vida es lucha se ha repetido miles de veces y toda lucha tiene su aspecto físico.

Nuestro pueblo ha vuelto á tomar rumbo al circo, donde antaño había gozado tanto frente á la exhibición de soberbias siluetas masculinas, de espléndidos torsos, de cuerpos nervudos y aventajados que se enlazaban con flexibles movimientos serpentinos ó con feroces violencias, acusando en imponentes pugnas todo su vigor.

Bandos de atletas de la isla de Hierro y de esta isla de Gran Canaria renuevan el buen tiempo de las luchadas clásicas que conocieron nuestros padres. La pasión crece hasta una temperatura abrasadora, fomentada por incidentes imprevistos. Hace pocos días, en una función emocionante, un jovenzuelo de apariencia débil se dio el lujo de tirar sucesivamente á siete campeones herreños, y quedó el mismo proclamado campeón en una sola tarde. Aquello fué el delirio; el delirio tremendo de una muchedumbre que ruje su entusiasmo y patalea su alegría. Cada vez que sobreviene una sorpresa así, una peripecia inesperada y dramática, vacila el circo sobre sus cimientos, sacudido por las ovaciones tormentosas. Lo propio ocurre en la temporada de las riñas de gallos, el espectáculo que comparte con las luchas el favor de la gente canaria. A los luchadoras maestros también se les denomina gallos de primera.

Una nivelación plebeya confunde á todo el público en manifestaciones idénticas de regocijo ó de descontento... Se grita, se patea, se silba, se aplaude, se agitan manos y pies con un brío monstruoso, lo mismo que en las plazas de toros. La muchedumbre se torna soberana en el tumulto. El héroe triunfador y el atleta favorito suben á su pedestal adoptando gestos imperiales. Las cabezas se doblan como espigas á un viento huracanado que viene de las profundidades de la Historia.

La eterna Roma resucita”.

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Ignoro, obviamente, si alguno de ustedes –alcanzado este punto de la lectura– ha hecho lo que yo: volver al escrito del mismo autor que dejé reseñado al principio de la entrada de ayer, a saber, Francisco González Díaz. Pues esta segunda parte coincide íntegramente. Y cuyo enlace dejé consignado asimismo. Lo que viene a demostrar que lo del copia y pega no solo es achacable a los políticos actuales. La única diferencia entre ambos es que en aquella primera entrega, publicada en El Tiempo, 11 de diciembre de 1907, página 1 y Las Canarias, 9 de enero de 1908, páginas 1 y 2, el afamado escritor añadió lo siguiente:

“Coincide esta renovación de las luchas isleñas con la inauguración de otros sports novísimos, de otros espectáculos de fuerza, destreza y resistencia. Aquí un grupo de adolescentes ha fundado un Club gimnástico que practica las carreras humanas á la americana y hace cada vez mayores recorridos. En Santa Cruz cultívase el sport de las regatas marítimas en las cuales intervienen distinguidas señoritas de aquella sociedad en competencia con vigorosos y entusiastas. El Club Náutico Tinerfeño es además foco de grandísima cultura donde se centralizan las actividades sociales de Canarias.

Y allí sí que la Belleza le dá la mano á la Fuerza”.

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Hasta el próximo lunes. Porque los fines de semana descansamos. Pero no se preocupen. Guarden fuerzas (lectoras) que aún restan interesantes capítulos. En la labor seguimos.

jueves, 12 de agosto de 2021

104. Un sport canario: la lucha (1)

De Francisco González Díaz ya hicimos la reseña conveniente en nuestro artículo Resurgir de la lucha, del pasado 12 de julio, cuyo enlace te dejo por si te apetece el oportuno recordatorio: https://el-del-sombrero.blogspot.com/2021/07/97-resurgir-de-la-lucha.html.

Unos años después vuelve el citado escritor a sorprendernos con otro interesante relato, cuyo título es el que un servidor rescata para esta entrada de hoy, y que fue publicado en Las Canarias y nuestras posesiones africanas el 29 de octubre de 1911 (número 903, año XI) en sus páginas 2 y 3. Como siempre, vaya su transcripción literal:

“Vuelve á estar en auge la lucha canaria, una de las costumbres y ejercicios verdaderamente típicos de este país, que evoca ante nosotros, hombres físicamente degenerados, la visión de la atlética raza guanchesca que debió, por esto mismo ser inclinada á los deportes y aún á los abusos de la fuerza corporal. Los guanches fueron sobre todo gente de buenos puños, y de sólida, maciza, cuadrada envergadura. Cuando hoy contemplamos sus momias, conservadas en nuestros museos, muy bien mantenidas merced á un sistema de embalsamiento maravilloso; cuando miramos sus cráneos y sus osamentas hercúleas, reconocemos que la raza primitiva de Canarias tenía caracteres superiores en lo que atañe á la general conformación. Si aquellos aborígenes poseían, además de un cuerpo titánico un cerebro lleno de luz, no cabe duda que pertenecían á un tipo humano selecto. Y los variados vestigios que dejaron en pos de sí, prueban que alcanzaron á vislumbrar algunos elementos de cultura y que desarrollaron no pocos progresos civiles y militares.

Si, por otra parte, estos nuestros actuales luchadores no son descendientes de les colosos guanchinescos, merecerían serlo en razón del vigor y el empuje que les permite pujar gallardamente en Ia moderna palestra. Son mocetones formidables, capaces de derribar á un buey á puñetazos y capaces también de burlar con las estratagemas de la astucia las brutalidades de la fuerza.

Porque nuestra lucha es esto, que reproduce las eternas condiciones de las porfías sociales: habilidad contra violencia, ingenio contra bestialidad, cautela y mala intención contra acometividad impetuosa y bravía. Y porque es esto, interesa, y porque es esto, apasiona. Abunda en lances extraordinarios.

En ocasiones un pigmeo brega afanosamente con un gigante, y éste cae derribado y vencido porque aquél, siéndole muy inferior en recursos físicos, le aventaja en coraje y audacia, en una cualidad que los del oficio designan con una palabra sola: corazón. Las luchas más empeñadas, más movidas, más interesantes, resultan, como se comprenderá, aquellas que se desarrollan bajo tal desequilibrio aparente, resuelto en verdadera armonía. La fuerza prima sobre el derecho, según la frase bismarckiana; pero no prevalece, por lo común, en nuestros juegos atléticos sobre las sorpresas del ingenio, las osadías del valor y las fogosidades del instinto defensivo.

Tiene el gran sport isleño su especial terminología, su jerga, su vocabulario, que constituyen la característica profesional, como en la tauromaquia. Un torero, sin embargo, en nada se asemeja á un luchador; le es opuesto, contrario. El torero juega con el animal fiero y lo burla, pero desarrolla poco esfuerzo muscular; el luchador distiende sus músculos como tirantes cuerdas al mismo tiempo que pone en tortura su magín para esquivar, en una agarrada cuerpo á cuerpo, golpes y sorpresas del contrincante. El torero suele ser en lo corpóreo un tipo mezquino, desmedrado, pobre; el luchador es, por la inversa, un bello ejemplar de raza, rico en energías físicas. El torero practica un arte complicado y pintoresco á fin de domeñar la animalidad ciega de su adversario, el toro; el luchador compite con un semejante, con otro hombre, procurando igualar condiciones en una beligerancia noble y racional. Por último, la fiesta taurina es fiesta de sangre, y nuestra varonil fiesta canaria es gallarda competencia del poder humano sin resultados cruentos. El mayor deterioro de una luchada suele consistir en que un atleta caiga con poca fortuna y reciba un mal porrazo... La lucha, bien organizada, ennoblecida, mantenida á la altura de sus prestigios tradicionales, es un ejercicio educador y fortalecedor que recuerda, aunque de lejos, la altiva dignidad de los Juegos Olímpicos resucitados en nuestra época. No es helénico precisamente el empaque de los campeones de nuestro palenque, ni en nuestro circo se respira la atmósfera de Atenas; pero hay cierto sentido clásico en estas duras y viriles contiendas que exaltan la personalidad, que consagran á menudo la victoria de la inteligencia sobre la fuerza bruta.

Se me replicará objetándome que igual triunfo, y aún mayor, se logra en las lidias taurinas. Cierto; el torero hace brillar la razón, el entendimiento y el arrojo humanos contra la bestia enardecida á la cual reta y muchas veces vence; mas la partida resulta enormemente desproporcionada. El hombre no ha sido formado para luchar por gusto con la bestia, sino para luchar con su bestia propia, que dormita pero no muere. Hay algo que constituye una negación de la racionalidad en el desafío salvaje del toreador al toro. Nuestro espectáculo nacional cede en beneficio de los ganaderos, no de la ganadería; ni menos aún del pueblo español, que no se educa por tales medios, sino que se barbariza; ni, finalmente y mucho menos, de los lidiadores que para ganarse la vida desafían sin gloria á la muerte y se restan al trabajo de los oficios y profesiones donde podrían conquistar la honra individual y acrecer la general riqueza…

                                                                                                                                               (finaliza mañana)