La Federación Socialista Madrileña lleva muchísimos años sumida
en profunda crisis. Y mientras no se recomponga, no valen parches ni remiendos.
Las improvisaciones se pagan. Y los liderazgos no surgen por arte de magia. La
falta de militancia y compromiso es tónica dominante. De nada vale que los de
arriba saquen sus varitas e impongan aspirantes para determinados cargos. Los
edificios se sustentan, siempre, en bases sólidas. Y tal cuestión se ha perdido
en el PSOE. Basta dar un paseo por las agrupaciones locales de aquellos
municipios donde no se gobierna en los respectivos ayuntamientos. Languidecen
de manera alarmante. ¿Te pongo ejemplos?
Los electores hemos aprendido a diferenciar el voto. Si en
mi pueblo, mero ejemplo, el PSOE gana en elecciones autonómicas y generales,
algo, o mucho, deberán recapacitar los dirigentes para explicar qué ocurre
entonces en las de carácter local. Yo creo tenerlo claro. Con sedes que languidecen
y permanecen más cerradas que abiertas (y no me vengan con la cantinela de la
pandemia), donde la afiliación (la militancia es concepto de superior calibre)
se halla bajo mínimos –aunque tampoco se haga esfuerzo alguno para reconducir
la situación– y se espera de brazos cruzados a que los que gobiernan sufran una
gripe inesperada y nos sirvan en bandeja cualquier posibilidad de incremento,
pues eso, sigan en expectativa de destino.
Leo y entresaco: Una noche muy triste para los madrileños.
Crecimiento de la derecha trumpista. España no es solo Madrid. ¿Y? ¿Ya está?
Consolados y pelillos a la mar. ¿No se abogaba por una alta participación? Y
puesto de manifiesto que así realmente ocurrió, ¿no son válidas ahora las
papeletas depositadas en las urnas? ¿Se han percatado del abrumador teñido en
azul (el añil de las coladas) que muestra la Comunidad madrileña? ¿Todos
trumpistas? ¿Todos equivocados? ¿Todos ciegos, amén de tabernarios?
Sigan con chistes y memes a la espera de que las redes
sociales pongan el remedio a la enfermedad. Consolémonos con la marcha de Pablo
Iglesias. Quizás creamos que cuando cierre la puerta al salir, ya habremos
cortado la sangría. Al menos se ha dado cuenta de que no contribuye a sumar.
Con lo que Errejón podrá seguir bailando chotis.
“Desde ahora mismo el PSOE de Madrid empieza a trabajar para
conseguir alcanzar la confianza de la mayoría. Tenemos dos años por delante
para construir la alternativa progresista que Madrid necesita”. Son palabras de
José Luis Ábalos, secretario de organización federal. Ni más ni menos, lo mismo
de siempre. Discursos manidos y con una evidente falta de convicción. A no ser
que lo de la alternativa progresista incluya la adquisición de Mónica García. Ya se
sabe que Madrid (también en fútbol) es muy dado a los fichajes estrella.
Conozco casos de idénticas declaraciones una vez realizado
el escrutinio de otras convocatorias electorales. Con el agravante de que el
plazo era mayor: cuatro años. De los que han transcurrido dos sin pena ni
gloria. Es decir, perdidos irremisiblemente porque no se hace nada, no se mueve
un dedo. E insisto, con los niveles de afiliación (¿militancia?) actuales no
existe, ni puede haber, implicación social de ningún tipo. Ni se llega, ni se
transmite, ni se atisba posibilidad de calar con un mensaje que se ahoga en la
boca de más de uno, y que, a falta de amplificador, muere de inacción.
No, no hago leña del árbol caído –lo que habrá pensado alguno
de los que hayan alcanzado este punto del comentario sin ser capaces, al menos
de vez en cuando, de hacer actos de contrición, de reconocer cualquier culpa–
sino que constato hechos. Y si no estamos preparados para barrer la casa propia
sino para esperar que caiga el maná, cerremos el negocio y pongamos una venta
de chochos con vino de la tierra. Porque lamentos a posteriori y echar culpas a
quienes votaron, equivocadamente, por una díscola adolescente y redomada
incompetente, ni revierten el resultado electoral, ni, mucho menos, puede
servir de consuelo o de alivio a la pesadumbre. Urgen profundas reflexiones y
análisis concienzudos. Ya. Mañana es tarde.
Me vas a perdonar, Manolo, que no hayas sido tú hoy el
protagonista. No todos los días puede tocarte la lotería.
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