jueves, 6 de mayo de 2021

48. Para modelo: yo mismo

Este pasado domingo me emocioné –hasta cinco lágrimas saltaron al no poder contener el chute por el trastorno sufrido– cuando echando una visual a Diario de Avisos tropecé con una misiva a los tinerfeños del presidente insular del Partido Popular. Era sabedor de las altísimas cotas alcanzadas como modelo fotográfico cada tres por dos del señor Domínguez, pero reconozco que no estaba al tanto de su faceta escribidora. Pues si no tiene tiempo para atender sus múltiples ocupaciones, se nos hace harto complicado el pensar que aquello que leí con sumo deleite en el decano del periodismo impreso de Canarias era producto de cosecha propia. Cuando uno se acostumbra a los dictados de los gabinetes de prensa en cualquier institución, le resulta casi imposible el creerse la remota posibilidad de que encumbrados y egregios personajes políticos depositen sus posaderas delante de un ordenador para teclear siquiera un párrafo de apenas dos líneas. Aunque es mi deber, por supuesto, conceder el beneficio de la duda. A mi amigo Casimiro, por ejemplo, de manera perpetua.

Aquel ¡Adelante, Tenerife! me sonó a música celestial. Ni el Heliodoro en sus mejores momentos de la Primera División. Era un canto a la madre patria ¿o a la patria chica? que me transportó a la zona de Los Barros. Y comprendí entonces el porqué mi ayuntamiento había concedido honores a un director-editor-propietario de cierto medio de comunicación que dispuso una batería de cañones apuntando a una isla que le quedaba enfrente de su despacho. La de los cuatro secarrales.

Me dio, como casi siempre, por diseccionar: “No hay ningún cuerpo que pueda existir sin cabeza”. Qué arranque. Directo. A la yugular de los ineptos regidores insulares. Pandilla de durmientes, causantes de los atascos de tráfico (¿también los de mi pueblo?) y descerebrados de tomo y lomo. Amén de quejicas y buscadores de culpas en otras esferas. “Llorar por la leche derramada no aporta ninguna solución”. Insuperable. Sublime. Magistral. Tomen ejemplo del que maneja varios calderos y se mueve bien diligente y muy tieso entre fogones sin chamuscarse lo más mínimo.

Es que “anteponen la disciplina y la obediencia a sus jefes de Gran Canaria a la defensa de los intereses de Tenerife”. Ahí, don José; uy, perdón, que resucité al homenajeado. ¿Algo que declarar, doña Australia Navarro? ¡Ah!, por si acaso, y abre el ojo, o mejor los dos, que vas en pronunciado descenso y yo como cohete de la Nasa. Cómo vamos a comparar la altivez de nuestro Teide gigante con la mísera montaña de Gáldar (vale, la de Arucas).

“Ya está bien. La sociedad civil de Tenerife se tiene que despertar. Debe existir una respuesta enérgica con un mensaje inequívoco: defiendan los intereses de esta isla o váyanse de una vez”. Eso, váyase, señor Martín. Si no ha sido capaz de sacar adelante el puerto de Fonsalía, a ubicar en su pueblo, qué podemos esperar de usted para con nuestra querida isla. Tome ejemplo de mí. No ve, acaso, mi dedicación, en cuerpo y alma (veintiocho horas al día), a la salvaguarda de los derechos de mi pueblo. Hace años que no cruzo las fronteras por el Barranco de Ruiz o por La Higuerita. Estoy volcado.

En serio ahora. Menos mal que es un llamamiento a la sociedad civil. Aunque pudo haberlo extendido a otros estamentos (militares, verbigracia) desde la margen izquierda del Barranco de San Felipe o subiendo a La Corona. Ni el presidente de Fepeco con sus encíclicas. Resucitemos el pleito y propongamos a la Villa de Viera como capital de Canarias. No sería la primera vez. Y yo, que ya fui candidato para presidir el Cabildo de Tenerife (pero la gente no me quiso porque como siempre estoy volcado con mi pueblo, pensó que me lo iba a traer todo para La Histórica Villa y Ciudad Amiga de la Infancia), me hallo en condiciones de ir al frente de esta cruzada. Gritaré (cantaré, más bien) muy alto, estilo Ayuso: libertad, libertad sin ira, libertad… y si no la hay, sin duda la habrá.

Volviendo a lo de la cabeza. Cuánto peligro si es bastante grande pero aloja un cerebro de muy pocos gramos. A todos esos cristianos de golpe en pecho, amigos de persignarse hasta en el cuarto de baño, recordarles Lucas 6: 41-42: “¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y la viga que está en tu propio ojo no consideras? ¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, deja, echaré fuera la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en tu ojo? Hipócrita, echa primero fuera de tu ojo la viga, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano”.

¡Ay!, hombre de poca fe (yo), te vas a condenar. Que me quemen. A la pira con él. Como los fuegos del 3 de mayo.

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