martes, 11 de mayo de 2021

52. La piscina de La Guancha

Por razones que no vienen al caso –aclaro más pronto que tarde– suelo transitar con cierta frecuencia por este pueblo (el de El Teide, que se robó en su día La Orotava), al igual que por el vecino de San Juan de la Rambla. También por los altos de Icod de los Vinos, aunque en este caso debido a causas más agrícolas (o de jardinería). De calas (foniles, orejas de burro) y hortensias (flor de mundo) algo he aprendido, más que nada observando el devenir de la naturaleza.

He ido hoy con la intención de darme un baño en su flamante piscina. Había leído en Diario de Avisos que el ayuntamiento la había ‘recepcionado’ el 28 de febrero de 2019 en un acto, convocado a bombo y platillo por el entonces presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso (CC), y al que no acudió el alcalde guanchero, Antonio Hernández (PP), alegando que aún no estaba terminada. Antes de seguir con el asunto que nos concita, aclarar que el verbo recepcionar, al que recurrió el diario para señalar la aceptación de la obra por parte del ayuntamiento, solo es utilizado, según la RAE, en Argentina, Nicaragua, Perú y Uruguay, pero en el sentido de recibir ondas de transmisión de aparatos de radio y televisión. De ahí el entrecomillado.

A lo que íbamos. Denunciaba, y con toda la razón del mundo, el señor alcalde que todavía faltaba la urbanización exterior, el equipamiento de aquellas dependencias, barandillas de acceso e instalación eléctrica, amén de otras minucias que sí podrían entrar en el capítulo de gastos municipal. Por ello se negó a estar presente en el acto (preelectoral, para más inri) que se montó –digámoslo con la debida propiedad– el dirigente de CC, tan añorado ahora (a conejo ido…) por algún portuense que contribuyó a la debacle de esa formación política (se han quedado con una representación de dos concejales) en el edificio de El Penitente. Y que en la actualidad continúa, erre que erre, con cantinelas de piscinas, parques y puertos.

Declaraba Antonio Hernández en aquel entonces (más de dos años) que no podía prestarse al juego inaugural, pues al día siguiente sus vecinos le exigirían la apertura inmediata y ello no iba a ser posible con las carencias que aún presentaba la piscina. Así, sin  aspavientos, sin levantar la voz y sin llevar a cabo los espectáculos mediáticos (circenses) a los que sí estamos acostumbrados en mi pueblo por parte del fotogénico. Desgraciadamente.

Pero ya se sabe que los infortunios nunca vienen solos. Y hubo que añadir –ni que decir tiene que la piscina sigue cerrada a cal y canto– otra gravísima contrariedad debida a filtraciones por el rebosadero. ¿Qué ocurrió? Pues que al subir el nivel del líquido para comprobar la impermeabilización, el coladero no era normal y salió agua por otros espacios, incluso por la fachada. Me imagino que el ahora portavoz de la oposición en la institución insular entenderá que cuatro gotas. Hasta se cayó una parte del techo en la zona exterior. Como para haber estado abierta al público, señor Alonso.

Estos pequeños contratiempos significan apenas unos 600.000 euros, de los que 450.000 van a ser aportados con cargo a los presupuestos insulares, compromiso adquirido por su actual presidente, Pedro Martín (PSOE), a quien el alcalde agradece su intervención, esperando que en el transcurso de un año, aproximadamente, se puedan ver culminados estos trabajos y ponerse en funcionamiento de una vez, tanto el vaso principal como el destinado a las actividades terapéuticas.

Este es, lo añado yo, el mismo Cabildo que es puesto en solfa por los restos de CC portuenses en incierta tele. La que queda AHORA después de la espantada de unos de los socios por cuestiones de repartos de comisiones y otros guindas dinerarias. Dios los cría y ellos se disgregan. Lo malo es que los realejeros sensatos (no las ingenieras, economistas, arquitectas, filólogas, juristas… que llaman cada día para… déjalo que te conozco) debemos AHORA soportar el doble de embates. ¿Encriptado yo?

Qué diferencia en el modo de actuar de dos alcaldes del mismo partido y ambos de esta zona norteña. Menos mal que me queda el recurso de darme una vuelta (que no un baño, por AHORA, ¿vas a seguir?) de vez en cuando. Y si no bajo al Cantito. O me mando un arroz caldoso en Las Aguas.

¿Cómo? ¿Lo de la censura? La próxima semana.

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