lunes, 31 de mayo de 2021

66. Colaboración vecinal

Correcto me parece que la vecindad se preocupe de la mejora de su entorno. Si todos procediéramos de tal guisa, a buen seguro que los pueblos presentarían un mejor aspecto. Porque algo tan elemental como no ensuciar (digamos que hablamos de los dueños de los perros, verbigracia), utilizar la papeleras (que para algo están), reciclar (que contenedores al efecto existen bastantes), no vaciar los ceniceros de los coches en las vías públicas, no dejar plazas y rincones hechos un asco con las cáscaras de las dichosas pipas y el consabido etcétera, son muestras que pueden retratar dos caras bien diferentes de nuestro hábitat. Tampoco es posible poner un guardia detrás de cada persona ni que los cargos públicos puedan abarcar toda la problemática que en cualquier municipio se plantea en el quehacer cotidiano.

Manifestado lo cual –esa impresión me ronda desde ha bastante– denuncio, bien alto y claro, que las nuevas tecnologías (benditas sean) han venido a servir en bandeja el apoltronamiento de mucho político. Sirva de ejemplo la denominada Línea Verde, aplicación por la que los concejales se han adocenado tanto (acepción tercera del DRAE) que se limitan a esperar sentados a que seamos nosotros los que nos dediquemos a observar anomalías y les remitamos el mensaje, con foto y lugar exacto del deterioro o desperfecto. Así se las ponían a Felipe II (o a Fernando VII, más tarde; incluso los salmones que pescaba Franco) suele escucharse con frecuencia. Y ya que me subí al burro, del alumbrado en la Urbanización Los Príncipes, ni gobernantes ni oposición. Mutis por el foro. Y en tinieblas. Esta raya, como no es verde, parece no valer.

Vi, hace unas semanas, que el amigo Germán Rodríguez ponía de manifiesto en una red social el aparente mal estado de uno de los dos dragos de Realejo Bajo (los conocidos como dragos gemelos). Hecho del que, días más tarde, se hace eco El Día. En la información se da cuenta que fue otro vecino, Rubén Toste, quien había trasladado al ayuntamiento esta incidencia a través, precisamente, de la aplicación precitada.

Como nunca me he sentido satisfecho con quedarme en el ramaje e intento sumergirme en el trasfondo, me llama poderosamente la atención el que la gente del lugar manifieste que esta caída de las hojas del ejemplar botánico no es algo de hace unos días, sino que se viene constatando desde, como mínimo, un año atrás. No hice cruces, pero díjeme: manda aquello.

El ayuntamiento comienza, pues, a moverse y ya han acudido técnicos en la materia para los primeros estudios. Se plantean hipótesis al respecto, amén de las posibles soluciones para que no se nos pierda este joya botánica. Pero claro, surgen preguntas ante declaraciones y fotos de postureos.

Manuel Domínguez alega sentir un cariño especial por los dragos y se entristeció cuando conoció la noticia (¿dónde estaría?) de que uno podía estar enfermo. Menos mal que no acudió a darle dos besos y entregarle un ramo de flores. Que es lo habitual en él. Porque estas declaraciones solo vienen a poner de manifiesto la gravedad de sus ausencias. Alegar ignorancia cuando vive a unos cientos de metros, indica bien a las claras que sus preocupaciones orgánicas y parlamentarias eclipsan el principal quehacer en el que debería volcarse: la defensa a ultranza de la Villa de Viera, mi pueblo.

Adolfo González se alegra de que los ciudadanos tengan siempre presto el móvil. Y se regocija de que la Línea Verde siga batiendo récords. Así presumirán una vez más de números. Pero obviando el que cuanto más colaboremos nosotros, más cachetones les estaremos suministrando por su inutilidad. Porque, al final, con la cantidad de asuntos pendientes, y de suma importancia y trascendencia , que quedan pendientes en Los Realejos, tanta presencia en los medios solo deja patente que la venta de humo va a seguir siendo la tónica dominante. Muy triste balance. Se suceden demasiadas incongruencias. Cuentan, además, con la tremenda suerte de que el periodismo está como está. No en horas bajas, mucho más allá de los cero grados. Y disponen de todos los canales para proclamas tan vacuas como…

Hasta mañana. Y mis deseos más fervientes de que el drago se recupere. Y que haga oídos sordos a las sandeces que sueltan los que se van a sacar la foto junto a él. Que no le pase lo que a uno que hubo en La Gorvorana. Como otros tantos.

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