viernes, 8 de octubre de 2021

147. Tenerife versus Gran Canaria (4)

Gaceta de Tenerife, 24 de julio de 1917, página 1:

“Los tres hermanos Sosa admiten desafíos con tres luchadores del Fomento

Ayer por la mañana se acercaron a esta redacción los luchadores canarios Manuel, Laureano y José Sosa para manifestarnos que ellos estaban dispuestos a acceder al requerimiento del redactor deportivo de GACETA DE TENERIFE, aceptando desafíos con los luchadores de esta Isla que estuvieran dispuestos a medir sus fuerzas en encuentros de cinco luchas y agarrando cada uno a su mano”.

Y la prometida reseña de Diario de Tenerife, 24 de julio, de 1917, página 2:

“Fué la lucha del Domingo un encuentro muy interesante, una sorpresa y un triunfo para la sociedad Fomento de luchadores, de esta Capital.

Los éxitos que durante una temporada de casi un año ha tenido esta sociedad le ha proporcionado un cartel muy brillante, y el partido de Santa Cruz al pisar el terrero inspira la confianza de la gente acostumbrada a saborear el triunfo.

Lo del Domingo era, sin embargo, una osadía; la gente del Fomento está, decían muchos, algo engreída; todas las glorias, todos los aplausos y entusiasmos van a quedar oscurecidos por el tremendo ridículo.

Los que así opinaban hacían apuestas ventajosísimas que tímidamente los admiradores del Fomento... no aceptaban.

Lo que traía Mandarria, luchador viejo conocedor como pocos del paño, era de lo mejorcito que la fama pondera en la isla hermana.

¿Por qué no se había hecho una combinación con los buenos luchadores de La Laguna y pedido á Emilio Rivero cuatro ó cinco de los famosos é indiscutibles maestros de su partido?

Con estas impresiones y con un calor que ponía a prueba el entusiasmo, comienza al espectáculo:

1. Santa Cruz. Manuel Mora (Indio) sale a recordarnos su hermosísima faena del domingo anterior con la gente de Tegueste, y después de una defensa preciosa, vence a Juan Pino aprovechando el momento en que éste intenta una gachadilla.

2. Gran Canaria. Una magnífica levantada de Manuel Marrero, que se resiste a toda defensa, da en tierra con el simpático luchador Manuel Mora.

3. Santa Cruz. Ignacio González, un muchacho de los nuevos agarra con el poderoso Manuel Marrero y le vence con un oportunísimo cango al ser encaderado.

4. Gran Canaria. Cae Ignacio por medio de un garabato de Francisco Marrero.

5. Santa Cruz. Ganada por Santiago Cedrés contra Francisco Marrero.

6. Gran Canaria. Queda restablecido el equilibrio, por lucha ganada, con una burra por fuera, por José Mederos.

7. Santa Cruz. Nuestro famoso Mariano Cabrera juega con su adversario quedando trabado un peligroso cango que Mariano sortea maravillosamente consiguiendo la victoria.

8. Gran Canaria. Preséntase un magnífico tipo de luchador, Antonio Rodríguez. Vemos un bonito juego de caderas y cae Mariano.

9. Gran Canaria. Sustituye a Cabrera el notable Manuel García; levanta Antonio Rodríguez por su adversario sin dar tiempo a que García ejecute su característico juego de defensa de muslo.

10. 11 y 12. Santa Cruz. Hasta aquí la lucha ha sido movida, interesante, pero sin que se presentaran encuentros emocionantes. Estos nos lo proporcionó Juan A. Jorge, con unas burras que hubieran causado escalofríos de entusiasmo al mismísimo Guardia Brito, autor de tantas y tan buenas en la misma Plaza.

Venció Juan A. Jorge, con la misma lucha a tres adversarios fuertes: a Antonio Rodríguez, a Juan Ojeda y a José Beatriz.

La segunda, particularmente, fué de una gran sensación. Juan Ojeda un hombre corpulento pero admirablemente proporcionado intenta levantar a Jorge y queda trabado el famoso garabato, que dejan paralizados a los dos atletas en una trabazón inexplicable y curiosa. Pasan los segundos y el público aplaude el grupo escultórico, que forman los luchadores; el señor Sicilia impresiona una placa.

Aquellos hombres, como en la lucha que admirablemente describe Shenkiervicz entre Ursus y la fiera en el anfiteatro de Roma, parece que han echado raíces en la tierra.

Por fin Juan A. Jorge intenta los últimos esfuerzos y lentamente el cuerpo de Ojeda obedece a la presión prodigiosa del luchador tinerfeño hasta caer en tierra abrazado a su adversario.

(finalizamos mañana)

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