martes, 15 de febrero de 2022

246. Ferrocarril de circunvalación (6)

¿Queréis, lectores, convenceros de lo que os decimos? ¿Queréis disfrutar de las emocionantes delicias del contraste? Pues cruzad el Norte de Tenerife, tomad el tren en Icod; ¿qué decimos?, un coche; ¿qué decimos, una... ¡bestia!, y á horcajadas sobre el bruto, venid á recorrer el Sur de la Isla, que es donde lo que acabamos de exponer en mala pintura y á grandes rasgos tiene sus relieves más salientes; sus perfiles más atrevidos; su expresión más colorista. Pero es que á esta región no vienen del extranjero sino alguno que otro sabio en viaje de investigación científica y que, en aras de su amor á esta clase de estudios, arrostran todas las penalidades que trae en sí aparejadas el montar á caballo por vericuetos.

Conocido el deplorable estado de las comunicaciones en el Sur, y considerando que las del Norte no pueden llenar las necesidades de un movimiento enorme de pasajeros, causas de que esta isla no arribe el viajero en grandes masas. ¿Cuál es la obra indispensable, inmediata, que debemos acometer como medio de dar su mayor amplitud al desarrollo del turismo en nuestro país? Si la respuesta no holgara, diríamos que el tendido de una vía férrea de circunvalación. Esta, la construcción de algunas carreteras y las reformas de los caminos de herradura, nos darán completo el servicio de locomoción de que antes hablábamos.

Por fortuna, el patriótico pensamiento de dotar á la isla de un extenso ferrocarril que la circunde, no ha caído esta vez en el vacío, pues como ya hemos dicho en anteriores artículos, en Barcelona se estudia actualmente el magno proyecto.

A nadie se esconde la multitud de diligencias, la diversidad de trámites, que han de preceder á la realización de la obra: por lo tanto, es necesario, repetimos hoy, que todos los tinerfeños de valimiento pongan sus energías, sus actividades, su influjo, en favor del proyecto, haciendo que aquellas diligencias y tramitaciones, sean lo menos dilatorias posible, á fin de que, en breve plazo, mediante el establecimiento de esa extensa vía de hierro, entre Tenerife en una nueva era de esplendor, de grandeza y de enriquecimiento.

De nuevo, y ahora rodeada de todas las simpatías, de todas las seguridades de éxito que le presta el popular ó ilustrado campeón que la encauza, ha vuelto á agitarse la patriótica idea del fomento del turismo.

Nosotros, en el caso, no podemos aventurar una palabra, porque ignoramos cuanto trae en cartera aquel valiosísimo hijo de Santa Cruz, para hacer viable la realización de sus muy laudables deseos; pero teniendo en cuenta cuanto pueden sus energías, su inteligencia, su genio organizador... de todo lo que, por otra parte, ya dio altas muestras en días aciagos para la isla, tenemos la convicción, la seguridad de que, lo que en aquel sentido se propone, ha de obedecer á un plan vasto, completo, mediante el cual, los frutos del turismo lleguen en su día á todas partes; pues quien, como el hombre que nos ocupa, posee cualidades cívicas insuperables, no habrá de reducir su patria á determinada región, sino que la ha de abarcar en su mente y en su corazón, del mismo modo que la ciñen toda los mares en amoroso abrazo.

Por lo tanto; nosotros creemos que el Sr. D. Juan Marti y Dehesa habrá pensado en esta magna obra del ferrocarril de Tenerife, como base indispensable para encausar hacia nuestro país el turismo en su más amplio desenvolvimiento.

Ya hemos dicho que el turismo y la vía férrea de circunvalación, han de ser grandes veneros de riqueza para la isla, pero nos falta añadir que aquél, al par, ha de ser fuente de incalculables ingresos para el ferrocarril; y he aquí el por qué estos dos asuntos se hermanan, pues cada uno es complemento del otro.

Vamos á terminar, por creerlas un adecuado resumen de este trabajo, con las mismas palabras con que dimos fin al informe de este pueblo, uno de tantos de los que por nuestro conducto, y de lo cual ya tienen conocimiento los lectores, se han pedido desde Barcelona á varias localidades de la isla.

A pesar de lo que expuesto queda, y por lo que venimos en conocimiento de que el ferrocarril cuenta en toda la isla por anticipado con una gran suma de intereses creados que le auguran vida propia, consideramos que su más halagüeño porvenir, sus más amplios horizontes, están en el turismo ─ansioso de que se abran cómodas vías de comunicación en Tenerife, para visitarnos─ en toda clase de viajeros; porque no arribará nadie medianamente acomodado al puerto de Santa Cruz, que no circunvale la isla á los pies del coloso, del gigantesco Teide níveo, bruñido en invierno; desnudo, horrible como mito infernal en el verano, para admirar á través del viaje, entre el confuso torbellino en que se agita el paisaje al paro del tren, sus diversas facetas, su movilidad de ciclope, ora hundiéndose tras la profunda sima de los valles, ya surgiendo de las cubiertas cumbres para enseñorearse altivo de los cielos”.

No le podremos negar al tantas veces citado Manuel Álvarez que no deje detalle al albur en sus meticulosos artículos. Y seguiremos.

(continuará)

lunes, 14 de febrero de 2022

245. Ferrocarril de circunvalación (5)

Seguimos con la secuenciación histórica (cronológica) del interesante particular que nos concita. La publicación de los dos extensos artículos, que conformaron las entregas de la pasada semana (1 a 4), dio lugar a un sugerente movimiento periodístico: Así, en La Prensa, 30 de mayo de 1911, página 2:

“Noticia importante. Como resultado del artículo que vió la luz pública en estas mismas columnas, en 2 del actual, titulado «El Ferrocarril de circunvalación de Tenerife», debido á la pluma de nuestro estimado amigo y colaborador, de Guía de esta isla, Manuel Alvarez Hernández (M. Zalvela) ha recibido éste una carta de una distinguida personalidad de Barcelona, pidiéndole el mayor acopio de datos para el estudio del tendido de la vía férrea en Tenerife, estudio que ha de someter al criterio de importantes capitalistas de la opulenta ciudad catalana, deseosos de colocar su dinero en empresas de gran magnitud.

Cuando el expresado amigo reciba nueva carta de Barcelona, que espera dentro de algunos días se procederá á hacer la oportuna información conducente á tal fin en los pueblos de la isla, y para lo cual es de esperar que presten su concurso más decidido las personas amantes de este país”.

También en La Prensa, 17 de junio de 1911, página 2 (aclaro que, por supuesto, la negrita es mía):

En el artículo El observatorio del Teide, firmado por Eusebio Jiménez Lluesma, teniente coronel de ingenieros, se inicia con el siguiente párrafo: “Estudiaba yo el año 1.893 todo lo relativo a la isla de Tenerife, porque trabajaba en el proyecto de ferrocarril de Santa Cruz á la Orotava. Y al estudiar el desarrollo que podía tener la vida tinerfeña, no pude menos de fijarme en lo que el porvenir reservaba, en su aspecto científico, al interesante valle de la Orotava, que podrá sería primera estación biológica del mundo civilizado, y pensaba también en el gigantesco Pico de Teide, que reúne condiciones especiales para una estación meteorológica”.

Otro interesante y detallado artículo de Manuel Álvarez Hernández, a dos columnas, y titulado, en grandes caracteres, El turismo y el ferrocarril de circunvalación, lo publicó  La Prensa, el 6 de febrero de 1912, página 1. Que dos días más tarde (8 de febrero) dio lugar al comentario del periódico con el que se inició esta aventura (ver post número 241, que publiqué el pasado martes) en la que con sumo gusto me he embarcado y, convencido me hallo, que a más de uno de mis estimados lectores enganchará siquiera sea por comprobar cómo se dejan pasar oportunidades y cómo nos enfrascamos ahora en discusiones que hace más de un siglo fueron noticias de portada. Parece que no aprendemos. Porque de estas lecturas, conclusiones pueden extraerse bastantes. Lo transcribimos:

“En la actualidad, las energías isleñas se ejercitan casi exclusivamente en el cultivo de la tierra, lo que tiene por causa los elevados precios que obtienen nuestros productos en los mercados de Europa; pero nosotros entendemos que no toda la riqueza está en la fecundidad del suelo y que, cual corresponde á un país verdaderamente emprendedor, es ya hora de ir buscando nuevas orientaciones, entre ellas el fomento y desarrollo del turismo.

Claro está que esto no es obra de un año ni de dos; pero, ¿quién duda que á la postre habremos de encontrar justas y espléndidas compensaciones en la explotación de este nuevo é inagotable manantial de la riqueza isleña?

Distintas veces ha agitádose esta idea en el raquítico ambiente de las escasas actividades canarias, en pro del bien público y de los intereses colectivos, mas otras tantas la hemos visto caer lacia, infecunda, en el polvo de un estéril olvido.

Ahora bien, cuantas ocasiones se ha intentado afrontar el asunto se ha hecho sin una base, sin un concierto que obedeciera á un plan amplio y meditado, sino que todo se ha reducido á proponer la celebración de tal ó cual festejo, de tal ó cual sport en esta y otra época del año, como medio de atraer al extranjero, pero aun sin pensar que ese programa, aunque pequeño, había que rodearlo de todas las comodidades imaginables, sin las cuales, el turista que viaja á placer no había de aventurar un solo paso.

Para la realización de este pensamiento tenemos á nuestro favor la benignidad del clima, las bellezas naturales de la tierra y la admirable constitución volcánica del suelo de esta isla: el trabajo corresponde á las comodidades de que hablamos, y que consisten, principalmente, en las fáciles y rápidas comunicaciones: esto, que es lo esencial, requiere tiempo y preparación, lo demás, todo programa para festejar y distraer al turista, nos parece todavía prematuro, pues mientras no tengamos un completo y bien montado servicio de locomoción del que salga bien impresionado el viajero, creemos que no debe apelarse al anuncio mundial.

Por otra parte, parece ser creencia general que para atraer á los extranjeros basta con ofrecerles para campo de sus deportes el pequeño espacio que media entre Santa Cruz y la Orotava. ¿Porqué? Porque es allí donde se levantan nuestras más importantes poblaciones. Esta es una razón muy atendible por distintos conceptos, pero no la consideramos exclusiva del asunto.

Los viajeros, al poner rumbo á Tenerife, unos ya huyendo del hastío que produce la vida de las grandes urbes, ya para reparar fuerzas debilitadas en el gran mundo de los negocios, han de venir aquí á familiarizarse en campo abierto con la Naturaleza: á aspirar nuestras brisas ribereñas; á dormitar bajo la sombra de nuestros bosques; á bañarse en los rayos de un sol tibio y sabroso; á embriagar su olfato en los perfumes de la flora canaria; á recrear su vista en el polícromo atavío de nuestros valles... Otros, á curiosearlo todo: desde la nívea frente del Echeide gigante, hasta las menudas arenas que bañan dulcemente las playas rumorosas.

Grande es la belleza, aún no bastantemente ponderada, del valle de Orotava, pero no debemos de olvidar ni un momento que sólo aquél no basta para dar al viajero el complemento de la emoción estética, que está en el contraste, pródigo en nuestro país, en cambios bruscos y en alternativas brillantes. Es, pues, necesario que el turista, á través de toda la Isla, venga á admirar también estos hondos barrancos que abrieron en otros tiempos los grandes torrentes; estas enormes moles de piedra, unas sobre otras, que parecen haber bajado, sobre un lecho de fuego, rodando de las enhiestas cumbres; las huellas aún frescas, á través de los siglos, de violentas erupciones volcánicas, pero que traen á nuestra mente el recuerdo de otras edades, de épocas legendarias, y nos parece ver cómo otras generaciones y otras razas, animadas en nuestra fantasía, huyen despavoridas en presencia del dantesco fenómeno; nuestros terribles abismos, perdidos allá abajo, en lo ignoto, y que nos hablan de plutónicas leyendas; las rocas de la costa, evocadoras de la tradición, del cataclismo, del recuerdo de un continente hundido de súbito en el fondo de los mares...

(continuará)

viernes, 11 de febrero de 2022

244. Ferrocarril de circunvalación (4)

De todos modos existe un proyecto de ferrocarril de Santa Cruz á Garachico; lo que nos inclina á creer que realizado éste, ya no se tienda otra vía férrea, en el Norte, pues una sola bastaría á llenar las necesidades de aquella región, en el cual caso, quedaría destruido en parte lo que dejamos dicho. Dando por sentada esta resolución, ya sólo nos resta solicitar del Gobierno el camino de hierro de Santa Cruz á Icod por el Sur. Si se nos concede, á lo cual tenemos por distintas razones, derecho inaplazable, dejamos en pie lo anteriormente expuesto: es decir; que deben comenzarse los trabajos partiendo de Icod y de Fasnia; ó aún mejor: dividiendo la obra general en distintos trozos distantes entre sí y que se irían prolongando hasta tener efecto los naturales empalmes.

Sabemos que no es éste el sistema que se sigue en esta clase de obras, pues lo lógico es ir uniendo los pueblos á medida que se va avanzando, con lo cual entran desde luego en posesión del imponderable beneficio del ferrocarril; pero esto que en otras partes, donde existe una enorme masa de obreros, es de un resultado práctico é inmediato, en nuestro país, si habíamos de proponernos llevar el mayor impulso á los trabajos, no tiene ventajosa aplicación. Como es sabido, la clase obrera en Tenerife es muy reducida, y si además de esto se tiene en cuenta que nuestros jornaleros, ya sea por apego á la localidad donde viven, ya porque en ésta tengan pequeños intereses de otra índole, ya porque lo exiguo del jornal no les compense de los inconvenientes que representa abandonar su casa, ó por todos estos conceptos á la vez, lo que les impide salir, salvo contadas excepciones, de la esfera de acción que se han impuesto, tendremos que una obra de esta naturaleza en nuestro país, adoptando la práctica seguida en otras partes, había de ser muy lenta. En cambio; por el sistema de trozos de que hablamos, se le daría el mayor impulso, no sólo por la rapidez que habían de dar á los trabajos los jornaleros de los pueblos más inmediatos á los trozos respectivos, sino que también por la emulación que había de despertarse entre las poblaciones en el avance de sus trozos de línea vecinos; lo que, por otra parte, tiene además la ventaja de beneficiar á un tiempo á los trabajadores de todas las localidades de la isla sin necesidad de tener que alejarse de su casa á grandes distancias.

IV

Nace el prolijo artículo que hemos venido desarrollando al calor del levantado espíritu patriótico de estas localidades del Sur con motivo de la celebración de la última Asamblea, gran parte de su población, ansiosa, hasta la vehemencia, de concurrir en aquellos días á la Capital de Canarias; deseos malogrados, deseos muertos, por la falta de vías de comunicación rápidas, cómodas y baratas. ¡Oh! ¡Si hubiésemos tenido un ferrocarril! ¡Ah! entonces, no sólo media isla en un ir y venir activísimo de vagones atestados de gente, hubiera desfilado por Santa Cruz, prestándole el animado aspecto de las grandes urbes, para presenciar de cerca el patriótico acto de la celebración de la Asamblea, para conocer al Sr. Sol y Ortega, defensor esforzado de los derechos tinerfeños, sino que el dinero de una enorme masa de viajeros hubiese circulado con profusión por el país en beneficio del comercio y de la industria, tan necesitados del poderoso auxilio del ferrocarril, para su mayor desenvolvimiento.

Pero es que hay razones de otra índole, más poderosas si cabe que las expuestas, que obligarían á otros gobiernos que no fueran los españoles á obrar inmediatamente por sí solos, a quejas y peticiones del pueblo interesado.

¿Pues qué? ¿No es Tenerife, por su situación geográfica, paso obligado de la navegación mundial? Por su famosísimo volcán, ancho campo de investigación científica, ¿no es el punto de cita de los sabios de ambos mundos? ¿No es por sus condiciones climatológicas, bellezas naturales y otras causas, centro de atracción de enfermos y turistas de todos los países? Pues Tenerife no puede seguir bajo el peso de esa vergüenza nacional á que da origen su falta de vías de comunicación. Debíamos preferir mil veces, si el mal no se remedia, que la naturaleza nos hubiese colocado en el Golfo de Guinea para hacer menos visible la apatía de los gobiernos, secuela del lamentable atraso en que vivimos.

Pero no; no; los pueblos que, como el nuestro, luchan dentro de la legalidad por su regeneración política y social, no deben abandonarse á la inercia. Es, pues, necesario que las personas de valimiento de la isla, nuestros representantes en Cortes, la prensa de Tenerife, la de Madrid que nos es afecta y otras entidades, ejerciten una acción común decidida, ruda, tenaz, á fin de obtener en el más breve plazo posible, la concesión y tendido inmediato, completo, sin trámites dilatorios, de la vía férrea que ha de unir todos los pueblos de la isla: obra magna de la cual podíamos esperar bienes incalculables que culminarían en el mayor engrandecimiento de nuestro país.

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Buen arranque, ¿no? Puede que en estos momentos, tras la sosegada lectura, te preguntes, como lo hice yo después de pasar unas horas recapacitando, si en 2022, ciento once años después –que se dice pronto– se persiste en ir escapando y el que venga atrás que arree. Pero intentaré –porque queda mucha tela por cortar– que sigas enganchado. Reitero lo del inicio: si tienes algún amigo cargo público, invítalo a que lea un fisco. Un servidor lo ha hecho, aunque si te digo la verdad, con escaso éxito, porque viven en otro mundo, en una bola de cristal.

(continuará)

jueves, 10 de febrero de 2022

243. Ferrocarril de circunvalación (3)

En cambio, y como compensación fructífera, es raro el Obispo que ha pasado por esta Diócesis que no haya dado la vuelta á esta región; de lo que resulta ─y ya esto es algo─ que por acá todos estamos confirmados. De modo que el contingente con que estas localidades contribuyen para que el Estado cubra sus atenciones, entre las cuales está la de realización de obras públicas para beneficio de los pueblos, nos lo devuelve el Gobierno en bendiciones por conducto del señor Obispo; resarcimiento barato que no nos producirá bienes materiales, pero que nos pone en camino de las bienaventuranzas del Cielo; sin pararse á pensar el Gobierno que esas bendiciones sientan más en la meseta castellana que aquí, que por no tener un camino para descender á la llanura en solicitud del pan que nos falta para redondear nuestro alimento, estamos, por razón de la misma altura en que vivimos, más forzosamente en intimidad con Dios.

II

Que el paso frecuente de autoridades altas y prestigiosas por esta región había de ser muy fructífero, es indudable. El ya citado Sr. Bargés y Pombo, en su jornada militar de Sur á Norte alrededor de la isla, en vez de salvar la distancia entre Adeje y Guía por el camino que llamamos de arriba, que es quizás el más quebrado de Tenerife, nuestro amigo Fernando Jorge, vecino de aquel pueblo, que acompañó al General en el trayecto por esa inclinación nuestra de proporcionar las comodidades posibles á las personas distinguidas que nos visitan, como anteriormente decíamos, rasgo muy caballeroso, pero contraproducente al mejor efecto nos lo condujo por el camino de Aponte, donde mueren con más suavidad los despeñaderos y es menos profundo el cauce de los barrancos.

Los que á caballo tuvimos el honor de avanzar el camino para recibir á tan prestigioso militar, pudimos apreciar en su semblante la fatiga, el vértigo, esa especie de sobresalto que nos produce la vista de una naturaleza caótica, atrevida, soberbia, y al preguntarle qué impresiones traía de su jornada peñas arriba y risco abajo, lanzó una mirada hacia el terreno que tenía enfrente con la que parecía querer medir la enorme distancia que medía entre la altura de nuestras cumbres y la profundidad de los abismos, para contestarnos: Vengo asombrado. Jamás he recorrido un terreno tan accidentado, tan abrupto y apenas franqueable por un pésimo camino de herradura.

Estas impresiones se las llevó el General á Madrid; y he aquí el por qué desde la Capital de España primero, y desde la Capitanía general de Cataluña después, interesó al Gobierno vivamente sobre la necesidad de la construcción de carreteras en el Sur de Tenerife: plausible solicitud que quizás hubiera cristalizado en hechos si la muerte no hubiese tempranamente arrebatado á militar tan distinguido. Nosotros creemos, por otra parte, que la carretera de circunvalación no está terminada por dos causas que vamos á apuntar. Es una el empeño que hemos puesto al objeto de obtener pequeños trozos de carretera que unan á los pueblos con sus puertos respectivos, cuando en realidad lo que al país conviene es unir todas las poblaciones de la isla con el puerto de la Capital. Son pequeñas obras mendigadas, al Gobierno esporádicamente, pues no queremos enojarlo (¡!) pidiéndole la ejecución inmediata y activa de una obra de mayor magnitud: la terminación de la carretera general. Esto es sencillamente cándido, pues, por lo menos en España, los que están en el caso de dispensar mercedes, antes que al lado de los humildes inclinaron á su favor al de los soberbios. Es otra el ahínco, digno de mayor causa, puesto por personas influyentes ó caciquillos en solicitar, hasta obtenerlos, trozos de carretera nuevos ó rectificación de algún kilómetro de las antiguas, que no son de utilidad pública, sino para lujo, para comodidad de este ó el otro pueblo, de esta ó de la otra finca.

Si los trabajos realizados en estas carreteras parciales los hubiésemos invertido en la general, ésta tocaría en la actualidad á su término.

III

Las carreteras no llenan las exigencias de la vida contemporánea; por lo tanto, sería de una gran conveniencia abandonar por ahora pues no contaríamos con obreros suficientes para dar impulso y actividad á ambas obras á la vez la idea de continuar los trabajos de la expresada carretera, dando en su lugar acogida, de un modo apremiante, á la de un tendido de vía férrea general. Ahora bien; entendemos, por razones que iremos exponiendo, que estos trabajos deben de comenzar allí donde se encuentran detenidos los de la carretera de circunvalación por ambos puntos á la vez: es decir; en Icod, con dirección al Sur y en Fasnia no sabemos con precisión el lugar donde están suspendidos dichos trabajos por aquella parte de la isla con la misma dirección.

No se nos esconde que esta clase de obras debe comenzarse en todas partes partiendo de la Capital ó población más importante, porque así lo aconsejan, entre otras razones, las de índole comercial; pero en el caso nuestro resulta que todas las poblaciones que se sitúan desde Güimar á Garachico se hallan enlazadas por la carretera; ventaja de que carecen las muchas é importantes del Sur. Y lo que al país conviene, dejando á un lado egoísmos y vanidades mal entendidos, que pudieran surgir al alegar esta ó la otra población su mejor derecho á que en ella se dé principio á los trabajos, es enlazar en brevísimo tiempo todos los pueblos de Tenerife, siquiera sea en parte por ferrocarril, en parte por carretera la que se halla construida actualmente obtenido lo cual, debemos siempre proseguir, con el mayor ahínco, al objeto de llevar á su más rápida terminación las obras de la vía férrea general.

(continuará)

miércoles, 9 de febrero de 2022

242. Ferrocarril de circunvalación (2)

No es mi pretensión, en esta serie de rescates, poner de relieve un sesudo análisis de cómo se dejan pasar oportunidades. De cómo los políticos no ven más allá de los cuatro años del mandato. De cómo la planificación brilla por su ausencia. De cómo prima el voto de la inmediatez. Y transcurrido más de un siglo, vuelta a empezar. Dicen que es bueno conocer el pasado siquiera para no cometer los mismos errores. Me temo que solo vale el presente, el ahora, para el cargo público.

Iniciemos el virtual recorrido de un tren que pudo ser y nunca fue. Porque no creo valgan los lamentos en la vorágine de coches de ahora mismo. Ten presente, no obstante, que no se trata de un trabajo de investigación. Es, simplemente, mera curiosidad. La que me surgió, como ayer te señalé, tras las dudas planteadas cuando finalicé de transcribir el relato de 110 años atrás del que ayer se dejó constancia.

Vaya, pues, debidamente secuenciada, la narración de cuanto en La Prensa se publicó al respecto. Dejo constancia de que algo, o mucho, se pudo haber escapado. No es un tratado universitario, que requiere mayores y mejores mimbres académicos o que deba sujetarse a otros cánones más ortodoxos. Tómalo como una cosilla de andar por casa. Teniendo siempre como norte, eso sí, la perspectiva histórica. Y, además, si tienes la oportunidad de invitar a que, quienes nos representan en las diferentes instituciones, dediquen unos minutos a sumarse a la lectura, puede que alguno recapacite acerca de si se han perdido demasiadas oportunidades. Arrancamos:

En La Prensa (recordemos que es la única cabecera en la que hemos basado este repaso), 2 de mayo de 1911, páginas 1 y 2, se inicia el recorrido con un prolijo artículo (a dos columnas y expresando en grandes titulares: De interés general. El ferrocarril de circunvalación de Tenerife. Lo que piden los pueblos) firmado en Guía de Tenerife, el 27 de abril de ese mismo año por un tal M. Zalvela (que se verá luego –en ejemplar del 30 de mayo de ese mismo año– que se trata del ya mencionado Manuel Álvarez Hernández), y que es del tenor literal siguiente:

I

Es indudable que las mejoras públicas que se relacionan en los informes presentados á la última Asamblea, responden á una necesidad imperiosa, absoluta, hondamente sentida. Pero las de más capital interés, las de más grande utilidad pública, las que piden una realización inaplazable, son las del puerto de la Capital y el ferrocarril de circunvalación: mejora esta última la más equitativa, porque beneficia por igual á todos los Municipios de la isla.

Es altamente consolador para estos pueblos del Sur, preteridos, observar cómo á partir de la Asamblea de Mayo de 1908, se ha venido formando en las altas esferas donde vive y se agita la intelectualidad, la influencia y el valimiento isleños, un saludable movimiento de opinión á favor de todas las localidades sin distingos. Mas abrigamos, no obstante, nuestros temores, pues por dolorosa experiencia sabemos que, en la mayoría de los casos, las más nobles iniciativas, los más laudables deseos, solemos alimentarlos unos meses, cuando más algunos años, después mueren á manos de la atonía, del indiferentismo, con que singularizamos la idiosincrasia de la raza.

Es verdad que vencido, acorralado, casi muerto el caciquismo, el mayor de nuestros males, que unidos los partidos políticos tinerfeños con el plausible objeto de laborar en primer término en favor del país, el actual momento histórico parece presentársenos altamente propicio para un cambio de nuestra modalidad, de nuestras añejas, cuanto pésimas, costumbres públicas. Mas para que este resurgimiento, este despertar del país canario sea coronado por el éxito, es necesario cambiar de táctica, de procedimientos, sin descuidar hasta los más mínimos medios que son los que, sumados, proporciona, á veces, los resultados apetecidos. Porque entendemos que para hacer viable la realización de la obra que nos ocupa, no basta tener buena voluntad desde la capital de Canarias. Precisa además que las personas de influencia den una vuelta á esta región; que la prensa llame uno y otro día la atención de las autoridades que debiendo recorrer su demarcación parece repugnarles las aventuras de un viaje penosísimo que interrumpa la tranquilidad de su residencia, la confortable comodidad de su palacio; que á los candidatos para Diputados que se hayan de votar, ya sean de naturaleza canaria, ya peninsular, se les imponga la condición de hacer un viaje minucioso por toda la isla que van á representar. He aquí la manera de que esas clases directoras, que tanto pueden pesar en el ánimo de los Gobiernos, se compenetren de nuestras necesidades, de la injusta preterición en que se nos tiene, del vergonzoso abandono en que yace esta región en todos los órdenes, tan deseosa en ansias de vida mercantil, agrícola é industrial, de lanzarse al mar, á la frontera Norte; pero detenida por profundos barrancos, por hondos precipicios, por los mil abruptos accidentes del terreno que apenas salvan los caminos primitivos, estrechos, tortuosos, pésimos, inservibles para la vida de relación, de que depende la mayor riqueza de los pueblos modernos.

Cuando llega á Tenerife algún miembro del Gobierno central, algún alto personaje de gran relieve en la política española, algún Diputado ó Senador... todo se reduce á agasajarle en la Capital y á proporcionarle después una jira al incomparable valle de la Orotava, enseñándosele así á Tenerife por fuera, porque naturalmente, á individuos de esta calidad hay que proporcionarles comodidades y no desazones, cuando en realidad sería de una mayor utilidad para el país invitarle, aunque para ello hubiera que apelar al ruego, á que viniese á recorrer esta más extensa región del Sur, para que viesen en toda su magnitud la isla por dentro; por nuestro propio descuido y el del Gobierno central, envuelta en la mayor miseria, en el más grande atraso, en el más incalificable abandono.

El rey, los ministros y el alto personal palatino que le acompañaban en su viaje á este Archipiélago, no pasaron de la Orotava en Tenerife, al igual que en las islas pequeñas, apenas si se internaron más allá de los límites de los desembarcaderos. De modo que estuvieron en Canarias y apenas han visto á Canarias, porque lo que lo que estas islas tienen de típico, y que no se echa de ver tanto sino más allá de las zonas marítimas, es ese sello con que las marca el desamparo en que las han tenido á través de cinco siglos los Gobiernos nacionales.

Si exceptuamos al dignísimo ex-capitán general de Canarias, D. Enrique Bargés y Pombo, con sus correspondientes Ayudantes, á la Comisión topográfica que levantó el plano de Tenerife y á don Antonio Domínguez Alfonso por la circunstancia de ser hijo de Arona, ningún Diputado, ni Senador, ni Autoridad civil ni militar, ni persona alguna de influencia, como no sea el Sr. Ingeniero jefe de Montes, han recorrido, que sepamos, en toda su extensión, por lo menos en los últimos cincuenta años, el Sur de Tenerife. El Sr. Santos Ecay visitó á Granadilla, y no recordamos si á Vilaflor, exclusivamente; D. Manuel Luengo desembarcó en este puerto para hacer su ascensión á Chinyero en los días de la erupción volcánica y el Sr. Eulate, hasta la fecha, apenas ha hollado con sus plantas las arenas de la playa de San Juan. Ignoramos, aunque lo ponemos en duda, si el personal de Obras públicas que ha hecho distintos estudios de carreteras en el Sur, lo ha recorrido en toda su extensión.

(continuará)

martes, 8 de febrero de 2022

241. Ferrocarril de circunvalación (1)

Vaya sorpresa me llevé en la ración diaria del husmeo. En estos días que ha vuelto a ponerse sobre la mesa el asunto de los colapsos de tráfico en la isla, con posibles alternativas de otros medios de comunicación distintos a los actuales, viene a resultar que vislumbro en La Prensa, 8 de febrero de 1912 (110 años hoy, es decir, ayer, y tan vigente), página 1:

“Ferrocarril de circunvalación. La idea en marcha.

Acostumbrados en este país á derrochar las energías y consumir los desvelos en luchas políticas, en cosas pequeñas, muchas veces en contiendas personales que debilitan y perturban la vida de relación en el seno de la colectividad isleña, no solemos parar nuestra atención en las trascendentales cuestiones que afectan al desarrollo de nuestra riqueza, y cada vez nos preocupamos menos de estos problemas vitales, dejando que la rutina y la abulia sigan enseñoreándose del espíritu público.

No se explica de otra manera que haya en este país un asunto como este del Ferrocarril de circunvalación, que permanezca relegado al olvido, que no mueva todas las voluntades en una vigorosa acción popular para convertirlo en tema preferente de nuestros entusiasmos é iniciativas.

No nos seducen por lo visto otras empresas que aquellas que han de tener inmediata realización, que han de redundar en un interés positivo al alcance de nuestras manos. Y hoy los pueblos que se cuidan de su porvenir laboran para el mañana con tanto ó mayor ahínco que para las luchas del presente. Porque el ideal moderno es atrevimiento, exploración, fantasía si se quiere, pero afán constante de conquistar horizontes nuevos, de seguir los destinos de la humanidad que lleva en su espíritu un ansia inmoderable de caminar siempre hacia adelante, con mayores impulsos cuanto mayores son los obstáculos y más firmes las barreras que se le oponen en su marcha triunfal. Así se conquistaron los adelantos en todos los tiempos y así se obtuvieron los filones de riqueza en todos los pueblos emprendedores, celosos de su misión en el mundo civilizado.

Hace días que en este periódico se viene hablando del ferrocarril de circunvalación... ¡El ferrocarril de circunvalación! nos parece oir exclamar á muchas gentes apegadas a la rutina. ¡Sueños de periodistas, elucubraciones de alguna imaginación ociosa! Y la curiosidad pública y la frivolidad de esas buenas gentes pasan sobre las titulares de esos artículos con un gesto de indiferencia. ¡Bah, dígannos ustedes á qué precios se venden los tomates, á cuantos chelines se cotizan los plátanos, qué declaraciones han hecho Maura ó Canalejas sobre la crisis, si los conservadores están ó no próximos á subir al poder, y déjense de tontainas los periódicos! Y no faltará tampoco quien añada en tono sentencioso: ¡Qué ganas de perder el tiempo con insulseces y lirismos!

Pero, afortunadamente, existen hombres en este país que piensan de distinta manera. Entre ellos, como caso excepcional, debemos citar al autor de esos buenos artículos que estos días ha publicado nuestro diario, suscritos por un joven entusiasta, escritor culto y tinerfeño amantísimo de su tierra: Manuel Alvarez Hernández.

Al leer esos trabajos, inspirados en un acendrado patriotismo, hemos tenido la alegría de ver surgir entre los jóvenes, desde uno de los más apartados rincones de la Isla, un espíritu luchador que se sobrepone á la pasividad de sus compatriotas para romper lanzas, él solo, por un ideal de progreso que transformaría toda la vida de este país, llevando la ventura á todos sus pueblos, desparramando la riqueza por toda la Isla .

Manuel Alvarez ha hecho más todavía: ha conseguido asociar á ese ideal á acaudalados elementos de Cataluña, les ha interesado grandemente en su proyecto y ha abierto una información entre los pueblos del sur y del norte de la isla para enviar los datos y estadísticas que le piden de Barcelona.

Desvío é ingratitud grandes serían no alentar esos buenos propósitos y no tributar un aplauso caluroso al iniciador de esas gestiones que pueden ser de trascendentales resultados para el país.

Por de pronto se ha conseguido atraer la atención de importantes hombres de negocio sobre un problema que aquí teníamos completamente olvidado, y esto siempre será útil para Tenerife, porque va explorando el camino de una obra que venideras generaciones han de ver seguramente realizada. Y ya lo hemos dicho en párrafos anteriores: los pueblos modernos deben laborar por su porvenir, deben mirar tanto á lo venidero como á lo presente, porque si en lo uno está la realidad en lo otro se encierra la esperanza, norte y guía del espíritu.

Pero aún persigue nuestro joven amigo otro ideal grande y noble: sellar con el abrazo de hierro del ferrocarril, la hermandad de nuestros pueblos y sus comunes afanes de grandeza, de solidaridad, de vida intensa y fraternal. Sueña con el porvenir de su pueblo, con las humildes comarcas del Sur, abandonadas y pobres, y tiene para ellas las mejores galas de su pensamiento. Grande es dice la belleza, aún no bastantemente ponderada, del valle de Orotava , pero no debemos de olvidar ni un momento que sólo aquél no basta para dar al viajero el complemento de su emoción estética, que está en el contraste, pródigo en nuestro país, en cambios bruscos y en alternativas brillantes.

El articulista condesa felizmente en este párrafo uno de los aspectos de nuestra tierra que más interesan á los turistas. ¿Qué mejor apología de las ventajas del ferrocarril?

Pero son éstas de tal magnitud y naturaleza, que no necesita el autor de los artículos que comentamos, ponerlas de relieve. Ese ferrocarril, hágalo quien lo haga , sería el compendio de todos los bienes, adelantos y riquezas que este país podía apetecer. No se trata solamente de un ideal de progreso; se labora también por un ideal de fraternidad, por hacer un solo pueblo y una sola familia de todas las ciudades, villas y aldeas de Tenerife. ¡Cuánto más útil y más trascendental no es aportar un grano de arena á esta empresa, que dejar de acercarse por timidez á la montaña! Otras tan grandes como ella se elevaron á fuerza de voluntad, de constancia y de trabajo.

No desmayen los entusiastas ante la indiferencia ó el silencio que les rodeen. No faltarán jóvenes que abandonando las pequeñeces y miserias de nuestras luchas intestinas, cada vez más infecundas y más necias, procuren infundir en la conciencia de nuestro país estos redentores ideales: fe y esperanza en el porvenir. Y puestos en él los ojos sigamos á la idea en marcha...”.

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El asombro fue aún mayor cuando la lectura del texto que transcribí me condujo a profundizar en el meollo de la cuestión y vino a resultar que los escritos del precitado Manuel Álvarez dieron para mucho. Mañana te sigo contando.

(continuará)

lunes, 7 de febrero de 2022

240. Sucesos y abandono

Seguimos rescatando pasajes de hace unos cuantos años, un siglo como mínimo. Tal día como hoy, podría titularse asimismo. Comencemos la andadura con La Prensa, 7 de febrero de 1912, página 1:

“De La Victoria. Muerte de una joven.

Nuestro activo corresponsal en la Victoria nos comunica en carta, de ayer, la noticia de un doloroso y desgraciado suceso.

Una joven llamada Eugenia Hernández Padrón, natural de la Orotava, de unos 18 años de edad, hija de Sixta (a) Bebe-agua, la cual tiene su domicilio en la calle del Calvario, se arrojó desde la baranda del elevado puente de Barranco-hondo, al fondo del mismo, quedando en estado agónico.

En el lugar del suceso, situado entre la jurisdicción de la Victoria y Santa Ursula, se constituyeron á los pocos momentos los Juzgados municipales de ambos pueblos, haciéndose cargo el de la Victoria del cadáver de la infortunada Eugenia Hernández, pues ésta falleció á la media hora después de ocurrir el hecho.

Interrogada por el juez manifestó la víctima que se había matado por su gusto, no pudiendo hacer más manifestaciones, pues á los pocos minutos dejaba de existir.

En el lugar del suceso se reunió numeroso público, recordándose que en el mismo sitio habían ocurrido tres accidentes análogos y que solo una de las víctimas había podido salvarse.

Según referencias que recogió nuestro corresponsal entre las personas que conocían á la joven, ésta gozaba de buena reputación, no acertando á explicarse nadie el motivo de tan fatal desenlace.

Descanse en paz la joven Eugenia”.

En El Progreso, 7 de febrero de 1912, página 2:

“Desde Tegueste. La enseñanza abandonada.

Es deplorable el estado de abandono en que se encuentra la enseñanza en este pueblo. La Maestra de escuela no da sus clases desde hace tiempo, porque el Ayuntamiento no le facilita local aparente, á pesar de haberlo solicitado de esta Alcaldía; intentando ésta, y así se lo ha ordenado á la citada Maestra, que dé las clases en una casa que ni es propiedad del Ayuntamiento, ni éste la tiene arrendada á sus dueños.

La casa que en la actualidad se halla destinada para local escuela de niños, por la parte sur sólo la separan seis metros del Cementerio, y se halla medio derruida y amenazando desplomarse; carece en absoluto de condiciones higiénicas, y además se da la triste circunstancia de que el ruinoso y antiestético edificio, se utilizaba hasta hace pocos años como capilla mortuoria, por cuya razón, muchos padres dejan de mandar sus hijos ó la Escuela, movidos por la natural repulsión que aquel local les causa.

Nosotros como padres amantes de la educación de nuestros hijos, y de la instrucción en general, no podemos menos que censurar públicamente la manifiesta apatía de las autoridades locales encargadas de velar por este importante ramo, y suplicamos al General Eulate, Presidente nato de la Junta de Instrucción pública, ponga fin al estado de abandono en que se encuentra la enseñanza en este pueblo. Varios vecinos. Tegueste, 4 de Febrero de 1912.

Las personas que nos transmiten las líneas que anteceden merécennos entero crédito, y como si no fuera esto bastante, nosotros mismos en diferentes veces hemos tenido ocasión de comprobar algunas de las gravísimas denuncias que aquí se hacen.

Al Sr. Eulate, tan amante como es de la Enseñanza, que tantas veces lo ha repetido aun sin que la ocasión lo requiriera, que además ostenta el cargo de Presidente nato de la Junta Provincial de Instrucción Pública, encomendamos el asunto.

Confiamos ¡cómo no! que los abusos; quedarán inmediatamente suprimidos y castigados”.

Por último, tanto en La Prensa como en El Progreso, 7 de febrero de 1922, página 2:

“Niño despeñado.

En el pago de Icod el alto, y punto denominado Barranco Hondo, del término del Realejo bajo, se despeñó el sábado por la tarde, el menor, Domingo Reyes Tejera, de 12 años de edad, el cual cayó desde una altura de 30 metros, quedando muerto en el acto.

Según versiones, el hecho ocurrió á consecuencia de una piedra que le arrojó á la cabeza la vecina de dicho pago, Andrea Pérez Reyes.

El Juzgado Municipal del Realejo bajo se encuentra instruyendo diligencias sumariales”.

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Se me ocurren varios comentarios al respecto de las tres notas, pero me apetece, como siempre, dejar a tu consideración lo que creas menester. Por ejemplo, lo de matarse por su gusto. Y no es necesario que haya constancia por escrito, me conformo con tu lectura. Agradecido.

viernes, 4 de febrero de 2022

239. Ecos de un temporal

Ya que han caído generosas lluvias en estos pasados días, remontémonos al 4 de febrero de 1902, día en el que el periódico palmero (diario de la mañana) La Defensa (número 353, año III), dirigido por Pedro J. de las Casas Pestana, y en sus páginas 1 y 2, nos daba cuenta de un temporal de agua y viento a través de estas dos crónicas que reproduzco:

“Más de Puntagorda.

Sr. Director de La Defensa:

Mi estimado amigo: Pongo en su conocimiento por si creyera conveniente publicarlo en su ilustrado periódico, que el día 25 del actual se desencadenó sobre este pueblo la más horrorosa tempestad que los nacidos en el mismo recuerdan.

A las diez del referido día, la aterradora voz del trueno puso en guardia á los humildes habitantes de Puntagorda. Casi instantáneamente negros nubarrones ocultaron la clara luz del día; el rayo cruzaba el espacio en distintas direcciones haciendose su fatídica luz tan perceptible cual si fuera en tenebrosa noche.

A las 10 y media principió á caer una copiosa lluvia de granizo, cuyas dimensiones alcanzaban las de regulares avellanas: en tales términos, que á la una de la tarde este pintoresco y ameno pueblo se quedó convertido en una sábana, donde sólo se percibían las copas de los árboles y las diseminadas casas, cubiertos sus tejados de gruesa y compacta masa de nieve.

Trascurridos algunos minutos, la tempestad continuó su obra destructora, dejándose sentir nuevamente la potente voz del trueno, que apagaba con su aterrador estampido los lamentos de varias familias, que creían llegado el fin del mundo.

Finalmente, para que V. pueda formarse idea de lo ocurrido, bástele saber que en los terrenos dedicados al cultivo de cereales la nieve subió á unos sesenta centímetros de altura, dejando por algunas horas interceptados los caminos públicos. Á consecuencia de tan ruda tempestad, la cosecha de almendra ha quedado completamente destruida, y creemos que la de cereales no será muy abundante.

Desde ayer, el tiempo se muestra más benigno y la nieve ha dejado el paso libre á los afligidos habitantes de este pueblo que canzados de resar padre nuestros á su santo patrono, empiesan á creer que no es llegado aún el Juicio Final.

Sin otro particular por ahora, se repite suyo afectísimo amigo y S. S.

Q.B.S.M. El corresponsal. Puntagorda, Enero 28 de 1902”.

¡Ay!, la ortografía. Bien seguro que no achacable al corresponsal. Y cuando se le ocurre al tipógrafo colocar una tilde me cambia sabana por sábana. En fin.

Y en el apartado de información general:

“El temporal de anoche

La tempestad de anoche fué imponente. De sus efectos quedarán recuerdos luctuosos en todos los habitantes de esta Isla, porque los daños causados extiéndense á todos los pueblos de la misma, que guardarán de ellos la triste memoria que de los hechos desgraciados se conserva.

Desde las primeras horas de la noche empezó á caer abundante lluvia; pero lo que adquirió mayor intensidad fué el huracanado viento que de las 12 á las 2 de la mañana parecia un verdadero ciclón. A esa hora una palma que desde tiempos inmemoriales se levantaba orgullosa en un huerto de la calle del Espino, barrio de San Telmo, es derribada, cayendo con impetuosidad sobre una pequeña casa donde habitaban once individuos: y derribando parte de la misma sepultó en sus escombros á la desgraciada familia que la habitaba. A sus lamentos los vecinos acuden, contribuyendo á salvar á aquellos desgraciados, entre los cuales había dos pequeños niños padeciendo el sarampión. Por fortuna el arrojo de todos contribuyó á que no tuviéramos hoy que lamentar desgracias personales, y aquella infortunada familia ha sido socorrida por la generosidad del pueblo palmense que nunca deja de acudir á mitigar con su óbolo los dolores de sus compatriotas.

Además de ese sensible suceso hay que lamentar en otros edificios desperfectos de consideración, tanto en esta Ciudad como en los campos.

En uno de los almacenes construidos para las obras del Puerto el viento derribó una pared y ocasionó en el techo daños de importancia. La caceta que se hallaba en la Cumbre Nueva ha sido poco menos que destruida. Un candray de los que se hallaban amarrados en la bahía ha desaparecido, y en algunas plazas de esta Capital varios árboles han sido arrancados, lo mismo que gran número de los hermosos eucaliptus que se hallaban plantados en la Carretera de esta Ciudad á Candelaria, habiendo tenido tan sólo en Breña-alta en las primeras horas de hoy que cortar siete para poder pasar un coche, por hallarse obstruyendo por completo el paso.

Los desperfectos ocasionados en las fincas no se pueden enumerar y las pérdidas materiales incalculables.

Tales son á grandes rasgos trazados, los daños que el temporal reinante ha ocasionado hasta ahora.

El tiempo, aunque con menos intensidad, aún persiste”.

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Con las desgracias habidas en la reciente erupción volcánica, bien podríamos rescatar este pasaje: “La generosidad del pueblo palmense nunca deja de acudir a mitigar con su óbolo los dolores de sus compatriotas”.

Hasta el lunes.

jueves, 3 de febrero de 2022

238. ¡A la escuela! (y 2)

(Es continuación del relato de ayer)

La medida adoptada por el Sr. Gobernador, que consideramos digna de todo encomio, producirá sin duda alguna los mas satisfactorios resultados. Preciso es, cuando la ignorancia se revela contra el dominio de la ilustración, reducirla a la impotencia aun cuando para ello sea necesario emplear la fuerza y el castigo. La ley, benéfica y previsora, hace obligatoria la Educacion de la infancia con el doble objeto de formar ciudadanos probos, conocedores de sus múltiples deberes religiosos, individuales y sociales, y fundamentar sobre base segura y estable la felicidad doméstica. Cuando las masas hayan adquirido el grado de civilización que nuestros gobernantes vienen preparando desde largos años, la estadística criminal quedará ciertamente reducida á bien escasas dimensiones, pues preciso es confesar que la mayor parte de los delitos que se cometen no reconocen otro origen que la falta de educación.

Empéñense, pues, los Alcaldes, Juntas locales y Profesores, en que se lleve á cabo lo prescrito por la autoridad: convenzan á los padres sobre la utilidad que resultará á sus hijos, y tal vez ellos mismos, de enviarles á las escuelas; cuídese con todo esmero de remitir mensualmente, según esta prevenido, las listas nominales de asistencia a la Junta provincial á fin de que esta corporación, pueda adoptar con oportunidad las determinaciones que juzgue conveniente; desplegue, en fin, cada uno en el circulo de sus atribuciones un incansable celo en el cumplimiento de su deber, y la pública enseñanza alcanzará bien pronto en esta diseminada Provincia el grado de esplendor que ostenta en otras mas favorecidas por la fortuna”.

Y, en consonancia con lo argumentado anteriormente, la circular gubernamental:

“Encargado de velar constantemente por que se cumplan en todas sus partes las prescripciones de la ley de 9 de setiembre de 1857, á fin de que la Instruccion pública, elemento principal del bienestar de los pueblos, adquiera el desarrollo que su importancia reclama, faltaria á la sagrada mision que me está confiada si no procurase por cuantos medios se hallan a mi alcance, que este interesante ramo de la Administración pública produzca los satisfactorios resultados que el Gobierno de S M. tiene derecho á esperar. Resuelto me hallo, por lo tanto, á adoptar todas las medidas oportunas á fin de que la enseñanza de la juventud llegue á alcanzar entre nosotros el mayor grado de perfección para lo cual, sin ningún género de contemplaciones, abordaré de frente, apoyado en la ley, cuantas dificultades contrarien el objeto que me propongo. Una de las principales, según me ha informado la Junta provincial del ramo, es sin duda la escasa concurrencia á las escuelas primarias que se advierte en muchas localidades, cuya falta necesita ser prontamente reprimida, pues de otro modo el mal iría agravándose de dia en dia, ofreciendo, por consiguiente, mas dificultades su remedio. La mayor parte de los pueblos de esta Provincia cuentan ya con establecimientos públicos para la enseñanza de la niñez, y deber es de la autoridad el procurar que los beneficios que proporcionen correspondan á los sacrificios que para su sostenimiento se están haciendo.

Los padres de familia, primeros interesados en que sus hijos adquieran la conveniente educación á fin de que un dia puedan ocupar un honroso puesto en la sociedad, son los que en general, mas desatienden la sagrada obligación en que se encuentran de enviarlos á las Escuelas. Contra tan punible descuido, hijo de la mas crasa ignorancia, consigna la ley vigente en sus articulos 7º., 8º. y 9º. prescripciones, de cuya observancia serán responsables á este Gobierno los Alcaldes, Juntas locales, profesores de Instruccion primaria, padres de familia y tutores ó encargados; en la parte que á cada uno corresponda.

Los artículos á que me refiero, y que he dispuesto insertar en este periódico oficial, para que sean cumplimentados á la mayor brevedad posible, son los siguientes:

Art. 7º.  La primera enseñanza elemental es obligatoria para todos los españoles. Los padres y tutores ó encargados enviaran á las Escuelas públicas á sus hijos y pupilos desde la edad de 6 años hasta la de 9; á no ser que les proporcionen suficientemente esta clase de instrucción en sus casas ó en establecimiento particular.

Art. 8º. Los que no cumplieren con este deber, habiendo escuela en el pueblo ó á distancia tal que puedan los niños concurrir á ella cómodamente, serán amonestados y compelidos por la Autoridad, y castigados en su caso con la multa de 2 á 20 rs.

Art. 9º. La primera enseñanza elemental se dará gratuitamente en las Escuelas públicas á los niños cuyos padres, tutores ó encargados no puedan pagarla, mediante certificación expedida al efecto por el Cura párroco y visada por el Alcalde del pueblo.

Santa Cruz de Tenerife 21 de Enero de 1862.—Diego Vázquez”.

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Por mi parte, nada que añadir. Algo ha cambiado desde aquel entonces. Incluso en poner alguna tilde más. Cuánto costaba componer con tipos de plomo. Y se echa en falta un acuerdo –ay, políticos–, un pacto de estado (ya que tanto les gusta la denominación), para que la EDUCACIÓN sea algo más que una pelota de pimpón al albur del gobierno de turno.

miércoles, 2 de febrero de 2022

237. ¡A la escuela! (1)

Varios años después de la desaparición de El Instructor (1852-1856), surge El Auxiliar, periódico de instrucción primaria, dirigido en una de sus tres etapas, como ya aclaramos en anteriores entradas de este blog, por Juan de la Puerta Canseco, y puede definirse como pionero en su vocación de orientar, informar y contribuir a la formación de los maestros canarios, superando el aislamiento insular y la dispersión de los centros. Difundía asuntos de interés profesional (bibliografía de textos escolares, congresos y líneas del pensamiento pedagógico) y de carácter administrativo (vacantes, oposiciones, novedades legislativas, salarios, etc.), fomentando la difusión de ideas y el debate. Veía la luz los días 2, 12 y 22 de cada mes (decenal) y se maquetaba en la Imprenta de la viuda e hijos de don Vicente Bonnet.

Del ejemplar número 10 (año II), correspondiente al 2 de febrero de 1862 (solo 160 años atrás) nos ha parecido interesante reproducir dos pasajes de sus ocho páginas para que los estimados seguidores –que los hay, le pese a quien le pese– se puedan hacer una idea de cómo podría ser la escuela en aquella época en que la instrucción primaria se regía por la Ley de 9 de septiembre de 1857 (la denominada ley Moyano: Claudio Moyano y Samaniego, impulsada durante el Bienio Progresista por el Partido Moderado y que constituyó el fundamento del ordenamiento legislativo en el sistema educativo español durante más de cien años). Como ahora, vamos.

“Sección doctrinal. Importante es por muchos conceptos, y de trascendentales consecuencias para la Instrucción pública de esta Provincia, la circular inserta con el número 18 en el Boletín del 24 del mes último, cuya circular hemos trasladado llenos de satisfacción al lugar correspondiente de nuestro número de hoy. En ella, según verán nuestros lectores, el Sr. Gobernador civil, escitado por el deseo que le anima de dar á la enseñanza popular un desarrollo que esté en consonancia con las exigencias de la época que atravesamos, ordena de un modo preciso y terminante, se lleve á cabo por quien corresponda, y á la mayor brevedad posible, lo prevenido en los artículos 7º., 8º. y 9º. de la Ley de 9 de Setiembre de 1857. Mucha falta hacia que se adoptasen medidas enérgicas sobre este interesante particular, y mucho agradecemos también á nuestra autoridad superior y á la Junta provincial del ramo hayan fijado en él su atención, puesto que es el único medio de dar á la Instruccion de la niñez la amplitud necesaria para que surta los efectos apetecidos. Pocos son los pueblos de esta Provincia en donde no haya Escuelas primarias sostenidas por los municipios, siquiera sean incompletas en su mayor parte, y aun aquellos que carecen de tan útiles establecimientos procurando están con empeño su instalación, pues ya no se les esconden, por más que intereses mezquinos pongan a veces una tupida venda sobre sus ojos, que ha de proceder de ellos su bienestar futuro, el mejor porvenir á que puedan aspirar. Empero si todos reconocen las ventajas que la Instrucción reporta á la sociedad en general y á las familias y á los individuos en particular, sensible es que todavía haya padres de familia, desgraciadamente en considerable número, que dejándose dominar por un cálculo mal entendido, por vergonzosa apatia, ó por un punible abandono, descuiden el alimento intelectual de sus hijos, privándoles así quizás de alcanzar en el mundo una brillante posición desde la cual pudieran prestar inmensos servicios á su patria y conciudadanos. Toda censura es poca para tales padres: Dios, la naturaleza, el amor á sus familias les ha impuesto la sagrada obligación de velar incesantemente por aquellos que les deben el ser, y en vano intentarian faltar á ella de un modo absoluto sin que la conciencia se lo reprobase como el mas espantoso crimen. Y decimos de un modo absoluto, por que muchos padres creen cumplir la mision de tales con solo afanarse para proporcionar á sus hijos el diario sustento y un trage de mas ó menos abrigo, mas ó menos costoso y decente. Si á estos se propusiese el abandono de semejante obligacion, mirarian seguramente horrorizados al que tuviera la avilantez de aventurar tan inicua insinuacion.

Y sin embargo, aunque no debiera interesarles menos, ven con indiferencia crecer en la ignorancia y la estupidez, es decir, sin facilitarles la savia del alma, á las débiles plantas, tiernos pedazos de sus entrañas, que acaso son algunos desvelos por su parte, llegará un dia en que ademas de ostentarse árboles robustos y frondosos, enriquecieran al mundo con sus abundantes y sazonados frutos. ¡De cuántos males es causa tan lamentable error!

Repetidas veces nos hemos ocupado de este mismo asunto, y al estimular a los padres para que cumplan con la grandiosa, noble y santa misión que les está confiada, no nos ha guiado otra idea que la de cooperar con nuestras escasísimas fuerzas á la obra predilecta del siglo en que vivimos, á la regeneración social.

(finalizamos mañana)

martes, 1 de febrero de 2022

236. Triunfo socialista

(Es continuación del relato de ayer)

Funerales. A las nueve de la mañana de hoy se celebrarán en la Parroquia Matriz de este Puerto, solemne exequias fúnebres, con motivo del fallecimiento de S. S. el Papa Benedicto XV. Al acto han sido invitadas nuestras autoridades locales.

Federación Obrera. En el local social de dicha entidad, se celebró en la tarde del domingo una asamblea y mitin, en el cual tomaron parte los señores Mascareño, Palacios y Rodríguez-Figueroa, siendo todos ovacionados por los numerosos obreros que ocupaban por completo el local

Para el Hospital. Esta noche tendrá lugar en los salones de El Casino, de esta población el anunciado festival benéfico y del cual ya nos hemos ocupado en ediciones anteriores.

Con gran satisfacción hemos sabido que ha sido colocado el completo de localidades dispuestas para la venta.

Por anticipado enviamos a la respetable dama extranjera, organizadora de la repetida fiesta de caridad, así como a todas las distinguidas señoras y señoritas, lo mismo que a los caballeros que tomen parte en ella, nuestra sincera enhorabuena y felicitación”.

Y del particular electoral, se inserta en la misma primera página un articulo –Un triunfo de los socialistas–  bajo la firma del precitado Mascareño (Benigno) y que trascribo seguidamente:

“El triunfo absoluto de la Federación Obrera, del Puerto de la Cruz, que ganó el domingo siete puestos más en el Municipio de aquella localidad, copando asimismo las siete vacantes que había, es un triunfo que embriaga y conforta nuestros espíritus de rebeldes, como hecho excepcional que puede anotar la Federación Obrera, en su historial político.

La masa proletaria del Puerto de la Cruz, con su conducta del domingo, conducta cívica y de ciudadanos conscientes, prueba una vez más, el poder innegable de las razones que preconizan los hijos del trabajo en su derecho a la vida.

Los legítimos derechos de una clase que encarna un núcleo de opinión tan importante, necesitan estar garantizados en el Ayuntamiento por genuino representante de su propia convicción.

La defensa y emancipación de la clase trabajadora es obra de los mismos trabajadores.

En aquel bello Puerto se ha venido vejando y haciendo mofa por los elementos directivos de la clase burguesa, del poder de la Federación Obrera y por eso es más resonante, más emotivo el éxito que significa para aquellos obreros, el resultado de las elecciones.

Ha caído destrozado y aniquilado por las fuerzas ese poderío tiránico a que una clase dominante creíase asistido, escarneciendo sacratísimos derechos y aspiraciones de aquellos compañeros.

Hoy habrá quedado convencida para siempre la clase capitalista que había regido arbitrariamente los destinos del Puerto de la Cruz, que a la Federación Obrera del Valle no la compone una turba en vasallaje, sino hombres de honor, hombres que han despertado de su sueño, y no para acariciar una idea pérfida sino para abrazarse los hombres del mar y de la tierra, símbolo de dos civilizaciones en un fraternal abrazo que les hace gritar con uno de nuestros paladines de la Libertad: Vargas Vila:

Pueblo que sabe morir, no es nunca esclavo. Pueblo que sabe matar, es pueblo digno de vivir.

En todos los Ayuntamientos de España en que los socialistas tenemos intervención y mejor aún en aquellos otros donde triunfos sucesivos en elecciones, nos han llevado a la mayoría dentro del Municipio; demostradas han quedado, la honradez y laboriosidad aunque nuestros elementos han sacrificado todas sus energías en pro del engrandecimiento de los pueblos. Los derechos de todos han sido respetados y abolidas las injusticias con el lema que lleva nuestro programa: Igualdad entre los hombres.

Yo espero, pues, que el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz no sea menos que estos otros ejemplos que yo cito y como así lo espero, a los representantes elegidos debemos confiar la salvación económica de aquel Municipio.

No pueden por menos de atender el problema de la enseñanza primaria, tan necesario principalmente para los hijos de los trabajadores que, por no poseer cuantiosas fortunas que se exigen para la educación en colegios, tienen que conformarse con la enseñanza rudimentaria de nuestras escuelas.

Y otro asunto de vital importancia, y aquí en las Canarias muy desatendido, son las leyes de los derechos obreros; como accidente del trabajo, retiro obrero, jornada mercantil, etc.

Estas tres materias expuestas son las verdaderas cuestiones a que debe atenderse con todo celo y urgencia por un Ayuntamiento integrado por hombres libres y de ideas democráticas como son los que forman el futuro Municipio de aquel pueblo ribereño; que, como ribereño no habrá de olvidar que en él se encuentran las dos corrientes civilizadoras de la humanidad; la que viene de allende otras tierras surcando los mares, y la que revela y da coraje a los hombres de la tierra que con el sudor de su frente ganan el pan que la misma tierra produce.

Reciba la Federación Obrera del Puerto de la Cruz la felicitación sincera de un hombre que odia los grilletes de un caciquismo odioso y se postra en veneración a la santa libertad y fraternidad de los pueblos en contra de necias vanidades y miserables egoísmos”.

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Echar la vista atrás es bueno a veces, cantaba Karina. Añado que, asimismo, me pregunto con frecuencia si mucha novedad, o que se toma como tal, no está inventada desde ha la tira. El hurgar en periódicos viejos me lleva a semejante disquisición. Hasta mañana. ¿O descanso por ser festivo en Tenerife? Ya se verá.