“De La Victoria. Muerte de una joven.
Nuestro activo corresponsal en la Victoria nos comunica en
carta, de ayer, la noticia de un doloroso y desgraciado suceso.
Una joven llamada Eugenia Hernández Padrón, natural de la
Orotava, de unos 18 años de edad, hija de Sixta (a) Bebe-agua, la cual tiene su
domicilio en la calle del Calvario, se arrojó desde la baranda del elevado
puente de Barranco-hondo, al fondo del mismo, quedando en estado agónico.
En el lugar del suceso, situado entre la jurisdicción de la
Victoria y Santa Ursula, se constituyeron á los pocos momentos los Juzgados
municipales de ambos pueblos, haciéndose cargo el de la Victoria del cadáver de
la infortunada Eugenia Hernández, pues ésta falleció á la media hora después de
ocurrir el hecho.
Interrogada por el juez manifestó la víctima que se había
matado por su gusto, no pudiendo hacer más manifestaciones, pues á los pocos
minutos dejaba de existir.
En el lugar del suceso se reunió numeroso público,
recordándose que en el mismo sitio habían ocurrido tres accidentes análogos y
que solo una de las víctimas había podido salvarse.
Según referencias que recogió nuestro corresponsal entre las
personas que conocían á la joven, ésta gozaba de buena reputación, no acertando
á explicarse nadie el motivo de tan fatal desenlace.
Descanse en paz la joven Eugenia”.
En El Progreso, 7
de febrero de 1912, página 2:
“Desde Tegueste. La enseñanza abandonada.
Es deplorable el estado de abandono en que se encuentra la
enseñanza en este pueblo. La Maestra de escuela no da sus clases desde hace
tiempo, porque el Ayuntamiento no le facilita local aparente, á pesar de
haberlo solicitado de esta Alcaldía; intentando ésta, y así se lo ha ordenado á
la citada Maestra, que dé las clases en una casa que ni es propiedad del
Ayuntamiento, ni éste la tiene arrendada á sus dueños.
La casa que en la actualidad se halla destinada para local
escuela de niños, por la parte sur sólo la separan seis metros del Cementerio,
y se halla medio derruida y amenazando desplomarse; carece en absoluto de
condiciones higiénicas, y además se da la triste circunstancia de que el
ruinoso y antiestético edificio, se utilizaba hasta hace pocos años como
capilla mortuoria, por cuya razón, muchos padres dejan de mandar sus hijos ó la
Escuela, movidos por la natural repulsión que aquel local les causa.
Nosotros como padres amantes de la educación de nuestros
hijos, y de la instrucción en general, no podemos menos que censurar
públicamente la manifiesta apatía de las autoridades locales encargadas de
velar por este importante ramo, y suplicamos al General Eulate, Presidente nato
de la Junta de Instrucción pública, ponga fin al estado de abandono en que se
encuentra la enseñanza en este pueblo. Varios vecinos. Tegueste, 4 de Febrero
de 1912.
Las personas que nos transmiten las líneas que anteceden
merécennos entero crédito, y como si no fuera esto bastante, nosotros mismos en
diferentes veces hemos tenido ocasión de comprobar algunas de las gravísimas
denuncias que aquí se hacen.
Al Sr. Eulate, tan amante como es de la Enseñanza, que
tantas veces lo ha repetido aun sin que la ocasión lo requiriera, que además
ostenta el cargo de Presidente nato de la Junta Provincial de Instrucción
Pública, encomendamos el asunto.
Confiamos ─¡cómo
no!─ que los abusos; quedarán
inmediatamente suprimidos y castigados”.
Por último, tanto en La
Prensa como en El Progreso, 7 de
febrero de 1922, página 2:
“Niño despeñado.
En el pago de Icod el alto, y punto denominado Barranco
Hondo, del término del Realejo bajo, se despeñó el sábado por la tarde, el
menor, Domingo Reyes Tejera, de 12 años de edad, el cual cayó desde una altura
de 30 metros, quedando muerto en el acto.
Según versiones, el hecho ocurrió á consecuencia de una
piedra que le arrojó á la cabeza la vecina de dicho pago, Andrea Pérez Reyes.
El Juzgado Municipal del Realejo bajo se encuentra
instruyendo diligencias sumariales”.
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Se me ocurren varios comentarios al respecto de las tres
notas, pero me apetece, como siempre, dejar a tu consideración lo que creas
menester. Por ejemplo, lo de matarse por su gusto. Y no es necesario que haya
constancia por escrito, me conformo con tu lectura. Agradecido.
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