miércoles, 14 de julio de 2021

99. Observaciones y abusos

Se aludía al final del artículo reproducido en la entrada de ayer que iba a haber un desafío del mítico luchador herreño Ramón Méndez con quien quisiera retarle de esta isla. Y en este de hoy, publicado en El Tiempo, 1 de junio de 1908, página 1, bajo el titular de “Las luchas canarias”, y firmado por un aficionado, se relata que las expectativas despertadas quedaron en agua de borrajas. Lo transcribimos:

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No vamos á hacer reseña detallada del típico sport canario; primero porque no es preciso, y 2º porque no estamos tan sobrados de experiencia para ello. Solo sí hacemos algunas observaciones, con el fin de que no se repitan los abusos en la lucha que se efectuó el jueves en nuestra plaza de toros.

Esta no resultó lo emocionante que rezaba el programa, emoción que se esperaba de los atletas que en ella se disputaban el terrero. Aparte de los notables juegos de habilidad y destreza de que hicieron alarde Padrón y Justo, especialmente este último que es un fino luchador con una acometividad y brios que le hacen sobresaliente en el Arte, demostrando que la Lucha Canaria no es una brutalidad, como los ignorantes creen, sino un sport clásico, típico de la región Canaria, en que la agilidad y flexibilidad de músculos son su principal base; aparte de este periodo de la lucha, repetimos, lo demás, es decir, los desafios, fué una guasa de los luchadores que el público no debió consentir.

Precisamente en los desafíos estaba lo más emocionante, á juzgar por la fama de los atletas que los verificaban; pero fué el disloque. Agarrados el Capitán y el Guerra, al poco tiempo se separaron, para descansar, según decían, y están descansando aún.

Salieron Méndez y el Rosado. Expectación en el público que esperaba algo bueno. Puestos en guardia, Méndez acometió á su contrincante con el golpe de desvío que tan famoso le hizo; pero bien sea porque este luchador ya ha perdido la resistencia tan necesaria para este caso, o bien porque su adversario es un hércules de los de más fuerza del país no pudiendo doblarlo, Rosado le coje el talón y lo lanza al suelo.

Repetida la lucha, después de varios intentos de Méndez consigue tirarlo Rosado. Méndez se retira, sin verificar la 3ª lucha, y sin motivo para ello.

¿Quién le diría al Sr. Méndez que las tres restantes de las 5 del desafío, no pudieron ser suyas perdiendo el Rosado? Esto, por lo que á su fama respecta, que pudo dejarla bien sentada.

En cuanto á la Empresa, ¿cree esta que se puede anunciar un espectáculo con programa, para que los luchadores se retiren cuando les venga en gana?  

¿Porqué no hizo que Méndez luchara la 3ª?

¿Cree la Empresa que así se juega con el público?

¿No cree la Empresa que estos abusos la perjudican en sus intereses, á más de que matan la afición, porque otra vez no irá la gente, aún cuando sufriera contrariedad en sus aficiones teniendo un caso semejante?

¿Porqué no se cumplió el desafío del Vega con Hernández? 

Nuestro público no debe tolerar estos abusos, que concluirán, como hemos dicho, por matar la afición á un sport que hizo á nuestros antepasados fuertes y respetados. ¡Quién duda que la pusilanimidad de nuestra generación actual es debida, en gran parte, á la falta de energía corporal, siendo así que la Lucha Canaria es un ejercicio en que se ponen en juego todos los músculos haciéndolos fuertes y flexibles!

La resistencia de las corvas, la capacidad torácica, la flexibilidad de los brazos y caderas, el desarrollo físico en general ¿quien lo dá con más perfección que la Lucha Canaria?

Por eso los romanos no querían sólo hombres ilustrados, sino hombres que se ajustasen á aquel conocido aforismo: Mens sana in corpore sano.

Así fueron los primitivos Canarios.

Las empresas deben, pues, revestir este Arte de todo aquello que lo haga cada día más sujestivo, no dando lugar á censuras y ridiculas discusiones.

La idea de los pantalones de punto está muy bien. Además deben tener dos juegos de calzones y camisas de diferentes tamaños para que cada luchador lleve pantalón de brega arreglado ó proporcional á sus muslos, y evitar así desarreglos que cansan al público.

Creemos también que, á más de los jueces que pudiéramos llamar de Campo, haya un tercer tribunal de aficionados que sepa luchar y cuyas resoluciones sean inapelables, para no dar lugar á alborotos entre los luchadores y cuyos alborotos cansan y aburren al público.

Pudiéramos hacer algunas consideraciones más respecto de este Arte ó sport Canario que tiene grandes ventajas sobre otros y cuyas actitudes tienen más nobleza y elegancia que la Lucha Romana.

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Y mañana, el último. En el futuro no descartamos volver. Bueno, ya te daré norte.

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