lunes, 5 de julio de 2021

92. Crónica de una luchada

El Liberal de Tenerife, diario de la mañana, editado en Santa Cruz de Tenerife (Redacción en C/ San Francisco, nº 35 y Administración en C/ San Lucas, nº 9), y en su ejemplar (precio de venta: 10 céntimos, es decir, una perra gorda) de 30 de septiembre de 1891, año I, número 60, página 2, se inserta una prolija crónica, firmada por Ismael Ruester, de las fiestas celebradas en La Laguna durante los días 28 y 29 de septiembre de ese año (1891) en honor a San Miguel Arcángel, de la que transcribo literalmente la referencia a la luchada habida en la misma.

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La lucha

A pesar de que estaba anunciada en el programa de festejos para las 2 de la tarde del dia de hoy, la comisión encargada para organizarla no se cuidó de semejante cosa; dándose lo situación desairada de que viéramos á muchos aficionados de diferentes pueblos vagar por esas calles preguntando por el terrero, sin encontrar una persona que los sacara de dudas. Poco antes de las 3 circuló de pronto la noticia de que la lucha se verificaba en la plaza de toros, y allá nos encaminamos con los pocos que la supieron.

Desde nuestra llegada echamos de ver que la diversión favorita y legendaria de nuestro pueblo adolecía de todo lo improvisado á última hora; tal era el desconcierto y falta de dirección.

A las 3 y cuarto comenzó la lucha.

Los bandos: el Norte contra el Sur.

Jueces de campo: Por el Norte, Domingo Rodríguez; por el Sur, Manuel Figueredo.

1ª luchada.

Saltaron al terrero Domingo Alvarez (del bando Norte) y Segundo Padrón, herreño.

Aunque jovenes pegaron con alma, cayendo derribado el del Sur por una contralevantada.

El vencedor y Manuel Medina, del Llano del Moro.

Después de varias suertes sin importancia, consiguió el Medina tumbar á su contrario por un desvío bajo, dejándolo tendido de barriga.

Salió por caída con el que quedó en el terrero Francisco Correa, de la Cantera; hombre de pulso y de empuje. Apenas se agarraron, cayó el del Sur por un desvío con palmada por dentro.

El vencedor y Feliciano de la Rosa, de Geneto, tumbado con poca defensa por una media cadera.

El que tenía el terrero con Martin Hernández, del Hierro, famoso luchador. Es de estatura regular, rejechudo y bien formado.

Varias veces se desagarraron, hasta que después de mucho armarse el uno al otro cayó el del Norte por un violento cango por fuera.

Al vencedor le arrojaron algunas pesetas.

Salió al terrero Ezequiel Diaz, de las Mercedes, que fué al instante volteado por una palmada por dentro.

Brincó á la arena José Rodríguez (Pepe el de la Cortada), mozo de grandes fuerzas y propio pá parar.

Los retiraron por no conseguir tumbarse.

Domingo Alfonso (por los del Sur) y Félix González de la Cantera.

El primero al ir á echar una agachadilla se quedó sentado.

Salió con el vencedor un tal David, de Sta. Cruz, que consiguió derribar al del Norte por una burra en contra.

10ª

Se tiró al terrero el joven Juan del Castillo, muy amoroso y vivo, anulándose dos luchadas dudosas por agachadilla llamada con mano á la espalda que le echó el David, y cayendo éste á la tercera, por una palmada metida adentro.

11ª

En defensa del Sur apareció Francisco Padrón, herreño, que midió el suelo por una destorcida atravesada con mano atrás.

12ª

Se presentó Patricio Pérez, del Hierro que lo tumbaron por mano al tobillo y retorcida.

13ª


Por caída salió Ángel Arteaga, también herreño, derribado por mano al tobillo con chascona baja á la izquierda.

14ª

Voluntariamente retirado Castillo, sostuvo la palestra por el Norte Marcos Rojas, de las Mercedes, y por el Sur Antonio Pérez, de la Esperanza.

No se pudieron tumbar.

15ª

Sustituyeron á los anteriores Eusebio Rojas, de las Mercedes y Juan Bello, buen luchador, del Sobradillo. Cayó el primero por un remolino encaderado.

16ª

Se echó al terrero por los del Norte José Felipe del Castillo, de las Mercedes, que tumbó á su contrario por una rápida palmada para atras.

El caído protestó porque al tenderse, su rival le armó antes de haberle tirado la mano á la espalda.

Los Jueses dieron por buena la luchada.

17ª

Salió por los del Sur Juan Pérez Bacallao, de la Esperanza, que fué tumbado por un garabato por dentro.

18ª

Al momento se presentó Antonio Pérez, joven esperancero, que echó debajo al del Norte por mano á las bocas piernas.

19ª

En el acto acudió Manuel Felipe del Castillo, de las Mercedes, que no consiguiendo derribar ni ser derribado, fueron despedidos.

20ª

Salió por los del Norte Juan Galban, del Rodeo alto, hombre de gran fibra, y por el Sur Miguel Bacallao, de la Esperanza.

No bien se agarraron, le echó el Galban al Bacallao tan terrible levantada, que lo sacó por la espalda; cayendo el vencido con tan mala fortuna que se fracturó el brazo izquierdo por el tercio inferior.

Este accidente ─que hace unos 30 años ocurrió otro igual tal dia como hoy en la plaza de Santo Domingo─ impresionó desagradablemente al público, que abandonó la plaza.

Sin contar esta sensible desgracia, podemos asegurar que pocas veces hemos tenido ocasión de asistir á una lucha tan deslucida bajo todos conceptos.

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La crónica concluye con un detallado análisis del paseo en la Plaza del Adelantado, del que, valga para finalizar el recuerdo de años idos, este fragmento:

“Nada diremos, por consiguiente, de la selecta concurrencia que circulaba por el paseo propiamente dicho, ni de los animados y pintorescos grupos de magos, unos bailando y cantando, otros en parrandas y entonando canciones al son de rústicos instrumentos, y muchos acercándose á los improvisados ventorrillos, que circundaban la plaza”. 

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